Una alemana llegó a Cali de vacaciones y terminó en la Primera Línea, la historia de Rebecca Sprößer.
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Se trata de una alemana de 34 años que llegó con el sueño de conocer la ciudad, la cultura y la gente, pero sus planes cambiaron radicalmente.
La alemana que se unió a los manifestantes
Una ingeniera industrial alemana llegó al país el pasado 15 de marzo para estar por dos semanas en la ciudad de Cali y luego, devolverse. Mientras hacía planes para conocer la ciudad, Colombia estaba a puertas de un estallido social sin precedentes.
Primero, entró a la escuela de baile Arrebato Caleño donde le darían trabajo manejando las redes sociales, allí aprovechó para tomar clases de salsa. Por otra parte, el país recrudeció las medidas por la pandemia, además, en Cali empezó a implementarse el toque de queda nocturno y los fines de semana. Esto llevó a la escuela a una situación insostenible en la que tuvo que cerrar sus puertas pues, no pudo seguir brindando clases.
Esta situación, hizo que Rebecca utilizara su tiempo para apoyar a los manifestantes que se estaban articulando para salir a protestar contra el gobierno nacional. Cuando empezaron las marchas en Cali, esta alemana empezó a grabar todo lo que pasaba en las calles de la ciudad. Presenció en varios puntos del Valle del Cauca cómo manifestantes organizaba bloqueos y quemaban un CAI. Para ella, quienes realizan estas acciones «tienen mucha rabia y están desesperados por todo lo que pasa en el país y querían desahogarse de esa situación».
Se mudó a Puerto Resistencia
Una semana después de iniciadas las marchas en Cali, empezó a ser reconocida por el punto de concentración conocido como «Puerto Resistencia». Uno donde se vivieron los enfrentamientos más intensos durante el Paro Nacional. Luego, el 3 de mayo una fundación le pidió ayuda para recolectar alimentos, medicamentos y otros implementos para llevarlos hasta allá. Según dice al periódico EL TIEMPO «desde ese día estuve allá, prácticamente me mudé a puerto resistencia y estuve día y noche allá».
La alemana cuenta que ese día debió quedarse debido a que no había transporte por cuenta de los bloqueos. «Yo estaba sola, no conocía a nadie, pero ellos me estaban cuidando y así conocí a la primera línea», fue ahí donde se unió a ellos.
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Conforme pasaron los días, esta alemana empezó a ver ese punto como un refugio y de resistencia. Conoció la violencia de primera mano y hasta amenazas de muerte le llegaron.
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