A los K- Popers se les ha estigmatizado por su apoyo incondicional hacia nada más ni nada menos que los artistas de una maquinaria, reconvertida en fenómeno cultural que ha conquistado el mundo desde hace una década: el K-Pop, o pop coreano. Ese mismo que se ha tomado occidente con pasos de gigante en los últimos años y que con su innovación musical y estética ha conquistado todo, y obviamente, las redes sociales, su más grande arma de difusión en Occidente.
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No es para menos: según el informe de Twitter del año pasado, el género como tal (K-Pop) fue mencionado 6,7 mil millones de veces. Y todo se lo deben a sus fans de más allá de su país de origen: mientras en Corea del Sur es un fenómeno apolítico, millones de sus adoradores en el resto del mundo, acostumbrados a seguirlos por redes y a visibilizarlos a través de hashtags mundiales, ahora usan todo este conocimiento adquirido en más de 10 años para el activismo político.
Esto se pudo ver ya en cómo se atribuyeron el boicoteo del mitin de Trump en Tulsa (junio de 2020), y también cómo evitaron los abusos policiales en mayo del año pasado, cuando el Departamento de Policía de Dallas hizo un llamado en Twitter para que la gente denunciara “actividades ilegales” de las protestas desencadenadas por el asesinato de George Floyd. Esto, a través de su app iWatch Dallas. Los K-Popers enviaron spam a la aplicación con fancams e inactivaron la app. En esa misma coyuntura dedicaron toda su fuerza a apoyar los hashtags de #BlackLivesMatter y recaudaron un millón de dólares, afirmaron, para apoyar la causa.
Y en cuanto al resurgimiento del partido Vox, en España, o las protestas en Perú en noviembre con los hashtags, #PeruvianLivesMatter y #PeruLivesMatter fueron tendencia mundial gracias a ellos. Estos, ahora, en el Paro Nacional de Colombia, han echado abajo todas las tendencias progobiernistas a favor del presidente Iván Duque y su partido, comandado por el expresidente Álvaro Uribe, al que se le acusa de ordenar varias masacres, además de 6402 ejecuciones extrajudiciales. Y las últimas protestas han dejado cientos de desaparecidos y más de 50 manifestantes muertos. Pero, ¿por qué hacen esto los K-Popers?
Evitando el odio del que son objeto
“Muchas de las canciones de los idols de K-Pop hablan del amor propio, de la lucha en momentos de injusticia. Por eso, los hashtags que incitan al odio se llenan de estas imágenes nada relacionadas, que son convertidas en spam. Así cambia el algoritmo y empiezan siendo de política para terminar siendo de música. Así se denuncian y dejan de ser tendencia”, le explica a PUBLIMETRO la K-Poper mexicana Cynthia OsCor.
Por otro lado, surgen de manera espontánea. “No decimos ‘vamos a tumbar este hashtag’. Solo nos sumamos a la tendencia para ayudar. Ahora, nuestros idols son asiáticos, nosotres, occidentales. Y estamos en contra de todas las expresiones de odio que hemos vivido por nuestro amor a ellos. ‘Pero parecen mujeres, esos ‘chinos’ se ven iguales, son ‘mariquitas’, nos dicen. Hemos vivido ese racismo hacia los asiáticos y el estigma de ser personas ‘locas’ por amarlos tanto. Y por eso los K-Popers somos tan afines a los movimientos sociales, porque hemos sido blanco de críticas de racismo, homofobia y misoginia, entre otros”, le explica a PUBLIMETRO la productora de audio colombiana Ángela Serrano y fan del K-Pop.
“Ahora bien, como el K-Pop viene de Asia, nuestra forma de engancharnos e interactuar con ellos ha sido por sus redes. Los votos para que sean visibles se hacen en Twitter. Y como resonamos con lo que está pasando, y con nuestro conocimiento de redes, hemos encontrado una forma de protestar online. Además, cuando vemos un hashtag que promulga el odio, lo llenamos de fancams y se reporta. Igual, hay K-Popers racistas y supremacistas, aunque no entiendo cómo se puede ser así cuando hemos vivido en carne propia todas las discriminaciones posibles”, agrega Serrano. Y con ese activismo luchan contra muchos estigmas en el siglo XXI.
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Subestimando al fándom más poderoso del planeta
BTS, los “Beatles” contemporáneos (sus ganancias el año pasado fueron de 716.7 millones de dólares), es el grupo que más ha conquistado espacios en Occidente. Lo siguen de cerca bandas como BLACKPINK y EXO, entre otras. Sus fans se llaman “Army” y muchas, a pesar de lo que pueda pensar el común de la gente, no son “niñitas locas”, término bastante misógino para subestimarlas. Hay desde adolescentes con enorme conciencia política, pasando por universitarios, hasta profesionales mayores de 30 años, entre hombres, mujeres, y otros géneros u orientaciones.
Sea por sus letras, su belleza, su rompedora propuesta estética (sobre todo en los terrenos de la masculinidad) o su plasticidad, muchos de estos fans han creado fuertes terrenos de identificación con sus artistas. “A la gente le produce risa que yo diga que me gusta el K-Pop, pero siempre he tenido un gusto muy ecléctico en música. Mi masculinidad es bastante fuerte, al igual que mi feminidad, así que nadie me molesta”, le cuenta a PUBLIMETRO el K-Poper Alejandro Fonseca, de Bogotá, quien también derriba hashtags para tumbar las tendencias ultraderechistas en Twitter. “Me llena de impotencia ver cómo los medios masivos manipulan a la gente que no tiene tanta educación, así que usé mis redes para difundir información y sentir que ayudaba con algo”, afirma con convicción. “Y me parece genial ver cómo ese imaginario de un género tan ‘rosado’ en Occidente contrasta con esa violencia que algunos expresan. Así mostramos de paso a los viejos el poder que tenemos los jóvenes”.
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