Federico Espinosa estaba con dos compañeros del medio alternativo LocoSAPIENs cubriendo una protesta en Sibaté, pueblo cercano a Bogotá, cuando intervino el Esmad y les disparó con perdigones, pese a que gritaron que eran prensa y estaban identificados como tales.
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«La agresión fue un disparo a quemarropa de una de estas armas que disparan balines de goma, no letales, pero sin embargo el protocolo del accionamiento del arma fue indebido», cuenta a Efe Camilo Rojas, que estaba con Espinosa cuando ocurrió el ataque.
Espinosa recibió varios perdigones en su cuerpo de los que ya se recuperó.
La agresión sucedió en la madrugada del 6 de mayo en una carretera que conecta al casco municipal con el barrio Pablo Neruda, una zona rural donde hay poca luz y en donde se realizaba un bloqueo como parte de las protestas contra el Gobierno colombiano.
La Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) ha documentado que durante las manifestaciones 49 periodistas han sido víctimas de agresiones por parte de la Policía y señaló que los ataques más frecuentes son los disparos directos y las agresiones físicas como golpes con escudos o bolillos, patadas y puñetazos.
Las protestas en el país, que comenzaron el pasado 28 de abril contra la ya retirada reforma fiscal, dejan ya al menos 42 víctimas mortales, según lo reportado a la Defensoría del Pueblo.
UN ATAQUE EVITABLE
Rojas relata que tres días antes de la agresión, los manifestantes del barrio Pablo Neruda fueron dispersados por el Esmad y que por esa razón fueron invitados al plantón nocturno en el que fueron atacados.
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«Era una toma cultural, nosotros estábamos proyectando unas imágenes y justo en ese momento, cuando también había una transmisión en vivo, llega el Esmad y un kilómetro antes del barrio empieza a oler a gas», dice.
Agrega: «Nos ponemos los cascos (de protección) (…) y empezamos a organizar cómo cubrirnos bien porque estábamos dentro de los manifestantes en una parte muy oscura, en una carretera departamental».
«El disparo lo hacen y le pegan al compañero que estaba transmitiendo (en vivo por las redes sociales) y yo, que estaba haciendo fotorreportería, estaba metro y medio más atrás. Nos identificamos, mostramos los carnés y se retiraron», afirma.
Por este caso, la Procuraduría (Ministerio Público) abrió una investigación preliminar para verificar si la fuerza pública «actuó contra periodistas con uso indebido de la fuerza y desconociendo protocolos».
VIOLENCIA CONTRA LA PRENSA
El director de la FLIP, Jonathan Bock, aseguró a Efe que durante las manifestaciones hay patrones que evidencian que «no solamente se trata del uso excesivo de la fuerza por parte de la Policía contra periodistas, sino que también hay una animadversión e intención de no dar las garantías necesarias para que la prensa pueda hacer el cubrimiento».
«Esto se refleja no solo en el altísimo número de periodistas que han sido agredidos, que por parte de la fuerza pública han sido al menos 50 casos, sino que también en los mensajes que se envía por parte de la Policía que señala a la prensa de enemigo y como si hiciera parte de esa mala imagen que tiene la institución», dice.
También manifestó su preocupación porque «no se hacen las investigaciones» que deben realizarse contra la Policía, lo que «genera un ambiente de permisividad que va a repetir estos ciclos de violencia contra la prensa».
«Lo vimos en 2019 cuando a pesar de que había un número alto de casos en el que estaban identificados los policías, donde había evidencias suficientes, esas investigaciones no han avanzado después de dos años», expresó sobre la abusos de la Policía durante las protestas contra la política económica y social del presidente Iván Duque que se realizaron en noviembre de ese año.
Bock aseguró que tanto las plataformas independientes como medios tradicionales, entre ellos la revista Semana y el Canal RCN, han sido atacados por manifestantes en estas protestas.
«Creo que sí se puede mandar un mensaje de rechazo a la línea editorial de los medios de comunicación, pero esto sobrepasa por supuesto el escenario de la crítica y querer amedrentar o amenazar a estos medios de comunicación es también una manera, por supuesto, de limitar la libertad de expresión», dice el director de la FLIP.
ROL DE LA PRENSA INDEPENDIENTE Y DIGITAL
Durante las protestas, la prensa independiente y digital ha jugado un papel fundamental porque, como es el caso de LocoSAPIENs, utiliza las redes sociales para mostrar lo que ha pasado en las protestas.
Para Bock, estos medios también son vulnerables porque funcionarios -entre los que mencionó al ministro de Defensa, Diego Molano, y al alcalde de Medellín, Daniel Quintero- buscan «desprestigiar» o incluso «criminalizar» su trabajo.
«Además hay una sensación de que hay varios funcionarios que preferirían controlar los mensajes que circulan en redes sociales en una actitud antidemocrática», asegura el director de la FLIP.
También criticó la postura de algunas autoridades por querer «controlar la narrativa para que sea la información institucional la que termine predominando».
«Querer limitar a la prensa internacional como a los medios digitales e independientes en Colombia, es una actitud antidemocrática y que pone en riesgo la pluralidad y el ejercicio de libertad de expresión que está bajo un momento de mucha tensión», concluyó.
POSICIÓN DE LAS AUTORIDADES
El comandante de las Fuerzas Militares, general Luis Fernando Navarro, aseguró a Efe que para las autoridades es una «regla de oro» el respeto por «la prensa, por la libertad de prensa, por la libertad de expresión, por el ejercicio del periodismo».
«Es más, dentro de las órdenes presidenciales y los planes de protección a población en especial riesgo o vulnerabilidad están los periodistas. Los periodistas son un grupo de especial protección por parte del Estado colombiano y como tal debemos nosotros también garantizarlo», dijo el oficial.