El viernes pasado, Valeria, como llamaremos a la joven que habló con PUBLIMETRO pero que por temor prefiere mantener su identidad oculta, salió para realizar diligencias en el centro de Medellín. Cuando terminó debía trasladarse hasta El Poblado, en el sur de la ciudad, por lo que le preguntó a un joven para que le ayudara a coger el bus que la llevaría a su destino.
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“Ese joven me ayudó a tomar el bus y le di las monedas del cambio en agradecimiento. Cuando me subí noté que había dos hombres hablando muy duro. Ellos comenzaron a mencionar calles de Envigado en las que ellos podrían bajarse para “hacerse las monedas”. En ese momento me empecé a sentir muy nerviosa, porque deducía que eran personas que no iban a pedirle monedas a la gente”, contó Valeria.
La joven se encontraba sentada en las sillas del lado izquierdo del bus, muy cerca del conductor. Los hombres en la fila contraria en la parte de atrás. Sin embargo, el bus estaba casi vacío y recuerda que de un momento a otro uno de ellos se movió hacia adelante para acercársele.
“Yo lo podía ver sin mirarlo directamente. En el bus solo iban dos adultos mayores en la parte de atrás. Me empezó a llamar: “mona… mona… mona”. En ese momento decido ignorarlo, porque no quiero cruzar palabras con ellos. Pero, llegó a tal punto que se disgustó tanto que gritó muy duro ¡Mona! A lo cual me veo obliga a voltearlo a mirar”, relató.
La amenaza
El hombre que se había movido hacia la parte de adelante, le pidió monedas. Ella le dijo que no tenía porque se las había dado al que le ayudó a subirse al bus. Entonces, le dijo que era “solo para una miradita”.
“Se enojó y empezó a decir: “¡Ni que yo fuera feo! ¡Yo no soy feo! ¡No me considero feo! Esta se ganó unas puñaladas por ser tan creída y tan picada”, recuerda textualmente que el sujeto gritaba.
En ese instante la Valeria la invadió el miedo, pensaba que no podía bajarse del bus porque no conocía ese sector del centro de Medellín y podría ser peor.
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“Cuando escuché lo de las puñaladas volteé a verlo y estaba de pie. Vi cómo se llevó las manos a la cintura para sacar el puñal. Pero, el compañero lo vio tan decidido que le dijo: “por favor cálmate. Ella es una creída, no vale la pena. No vas a hacer nada que esta zona la manejan las bacrim y no quiero problemas con ellos”. Pero, el otro le contestó: “¡Ni que fuera el más feo!”, reveló.
La transmisión en vivo
Para Valeria todo sucedió porque no les siguió el juego del coqueteo y aunque les habló respetuosamente para exigirles respeto, solo conseguía que se enojara más. El miedo que sentía crecía tanto que la hizo analizar todas las posibilidades.
“Primero pensé que si me bajaba del bus sería en pleno centro de Medellín y no conozco a nadie. Ellos me podían seguir y hacerme daño, que era lo que querían. Si me voy más adelante del bus, también pueden agredirme. Así que logré escanear el bus y vi que había una cámara al frente mío y eso me dio la seguridad para poder hacer el en vivo”, comentó.
En el video lo primero que empezó a grabar Valeria fue el suelo, para lograr que se escuchara lo que estaba sucediendo y lo que le estaban gritando.
“Pensé que tenía que hacer algo, porque ya estaba resignada a que ellos me iban a agredir y que al menos quedara en video, porque no quería ser una mujer desaparecida y que mi mamá y mi papá me estén buscando o que quede herida y no pueda hacer nada. Al menos quería que quedaran en video sus rostros y no que fuera un caso más de una mujer violentada. Eso fue lo que me impulsó a hacer un en vivo, porque si grababa solo un video se podía desaparecer con todo. Por eso mismo les decía a ellos vean todas las personas que los están viendo y en ese instante pararon las amenazas”, reveló.
Valeria decidió seguir grabando hasta que estos dos hombres se bajaron del bus. Cuando ya llegó a su destino se encontró con dos policías a los que les mostró el video, pero ante los hechos, la respuesta que le dieron fue desconsoladora: “No se puede hacer nada”.
La joven reveló que ha sido víctima de acoso callejero con mucha frecuencia y en diferentes espacios, pero nunca había sentido que por esa razón su vida estaría en peligro. “Quiero decirle a las mujeres que lastimosamente debemos salir preparadas para podernos defender porque no sabremos si podremos volver y que al menos nuestra familia sepa qué pasó y en dónde estábamos”, puntualizó.
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Lo que dice la Secretaría de la Mujer
Juliana Martínez Londoño, secretaria de la Mujer de Medellín le dijo a PUBLIMETRO que: “El problema de inseguridad y de violencias contra las mujeres se presenta en todos los espacios en los que nosotras participamos y eso implica que la solución que se planteé pueda modificar cimientos culturales que justifican erróneamente la violencia contra las mujeres”.
Además, aclaró que el acoso callejero es una forma de violencia, “en esta las mujeres no dan su consentimiento y por el contrario reciben y son objeto de coerción que tiene implicaciones en su derecho a la ciudad, en la realización de sus actividades y en esa medida, desde el 2015 la ciudad hacer parte de Ciudades seguras para las mujeres y las niñas de la ONU”.
“La desaparición de mujeres y niñas en la ciudad de Medellín es un tema que nos hemos ocupado en el Consejo de Seguridad, en donde se creó una mesa de desapariciones con enfoque de género, donde estamos buscando una única ruta y mejorar la información disponible para abordar la conexión que existe entre la desaparición y otros delitos de los que somos víctimas las mujeres”, agregó.
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La ruta
La secretaria indicó que se debe derribar el mito de las 72 horas que se debe esperar para reportar a una persona como desaparecida y se debe actuar de inmediato. “La línea 123 agencia mujer tiene la capacidad para activar las líneas de atención con Fiscalía y con la Secretaría de Inclusión cuando se trata de niñas. Las mujeres que estén en riesgo o sean víctimas de violencia pueden comunicarse a la línea nacional 155”.
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La frase
“Lo único que quería era no ser una N.N, quería que si perdía la vida supieran que no era por estar de rumba, ni con amigos sino que era por el hecho de no seguir un coqueteo que me iban a violentar”, Valeria, joven acosada en un bus de transporte público.
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