Para muchos colombianos es familiar el nombre de Radio Sutatenza, esa emisora que nació alrededor de los años 50, de manera rudimentaria, con la finalidad de educar a los campesinos en Boyacá y Cundinamarca a través de escuelas radiofónicas, estrategia que luego fue replicada en otras zonas del país. La educación digital, clave para despertar el liderazgo campesino.
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Tras el éxito de esta iniciativa hecha por el entonces recién ordenado sacerdote José Joaquín Salcedo Guarín, en 1947, las Escuelas Radiofónicas se convirtieron el tesoro de Acción Cultural Popular (Acpo), fundación creada y dirigida por este clérigo, que llegó a ser Monseñor, mediante la cual muchos campesinos colombianos aprendieron a leer y escribir, entre otras habilidades.
Con el paso del tiempo estas Escuelas Radiofónicas se han transformado en un robusto proyecto de Escuelas Digitales Campesinas (2012) que por ejemplo, en el último año, ha impactado a más de 55.000 campesinos de 52 municipios, dentro de una coyuntura atípica por la pandemia, donde resulta aún más importante enfocar esfuerzos para garantizar derechos básicos como la educación y la participación, brindando una formación integral que responde a necesidades actuales del contexto rural: alfabetización digital, cambio climático, asociación y emprendimiento, comunicación y periodismo rural, conflictos ambientales, derechos humanos, liderazgo, paz y convivencia, valores cívicos y democráticos, entre muchos otros.
Teniendo en cuenta que el acceso a la Internet y otras tecnologías aún es precario en las zonas rurales, Acpo se ha enfocado en una estrategia en la que enseña a los campesinos a potenciar sus capacidades de liderazgo con las herramientas que tienen a la mano.
“Las barreras son duras, la brecha digital en el campo tiene que ver con el acceso a infraestructura, pero también con la educación en su uso. Pero Escuelas Digitales campesinas no solo depende del computador y la Internet, trabajamos con una estrategia de Convergencia de Medios que implementa distintas herramientas que incluyen elementos del entorno como espacios en escuelas, grupos de whatsapp, etc, en realidad es muy flexible, nos adaptamos al contexto y estilo de aprendizaje de las personas”, explica Mariana Córdoba, directora de Acpo.
Cabe resaltar que el modelo de educación popular creado por Acpo fue ensayado e implementado en 24 países y ha llegado a más de 1.000 municipios de Colombia.
La educación digital, clave para despertar el liderazgo campesino
Para Liliana del Pilar Soriano, hacer parte de Acpo desde hace cinco años ha cambiado su vida de forma radical. Esta mujer de 41 años de edad es madre cabeza de familia y ha vivido en el municipio de Manta, Cundinamarca, desde hace 22 años.
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Actualmente es emprendedora y estudiante de Fabricación y Procesamiento de Alimentos en el SENA. Se ha enfocado en elaborar salchichas criollas (a base de gallina), y otros embutidos.
“La gallina es un alimento que siempre se sirve completo, si una persona quiere una parte de gallina tiene que llevar a toda la familia”, dice Liliana, situación que la llevó a crear su emprendimiento. Ahora muchos llevan a su mesa estas ricas salchichas que ya son conocidas en el pueblo.
Como este es un proyecto que requiere equipos costosos, Liliana también ha desarrollado otros productos como la picada que, según cuenta, prepara de manera más “tecnificada” pero sin perder el sabor y valor cultural de este plato típico. Con ello costear la inversión del emprendimiento de las salchichas.
“El liderazgo y todo lo que he trabajado con la fundación, como el poder comunicarme con las otras personas y el manejo de plataformas web, me ha generado mayor facilidad de entendimiento en la parte educativa ahora que también estoy estudiando en el SENA”, dice Liliana.
“He aprendido a ser tolerante, a escuchar, a proponer, a no imponer, a tener en cuenta las necesidades de mi alrededor, aprender de otras personas y enfocarme más en mis propias ideas y proyectos. Ahora se a quién dirigirme, a quién pedirle colaboración, ha sido muy chévere poder dirigirme a las personas sin miedo, con plena confianza y convicción de lo que estoy diciendo”, comenta Liliana.
Para ella, pensar en Acpo solo trae buenos recuerdos a su mente. “La fundación nació no muy lejos de acá y es impresionante la cantidad de anécdotas que existen en nuestro municipio” – dice Liliana – “Muchos de nuestros abuelos aprendieron a leer con Radio Sutatenza. Entonces encontrarnos con las Escuelas Digitales y ver que Acpo sigue con la misma misión de educar al campesino es algo muy lindo”.
La fundación siempre se ha preocupado por llegar a quienes más lo necesitan. Algunos ejemplos de ello son proyectos como Amazonía Joven, que brinda acompañamiento a emprendimientos ligados a la construcción del proyecto de vida de jóvenes, mujeres y hombres en Caquetá; Pescado para el desarrollo, que promueve procesos productivos a través de la pesca responsable y ecológica; Maripanela, proyecto en Maripí (Boyacá) en el que jóvenes y productores crean oportunidades de crecimiento económico y empleo para su región; y MIA, que busca potencializar el desarrollo y el bienestar de mujeres afrodescendientes, mestizas e indígenas localizadas en los ETCR del Chocó y Caquetá.
Acpo
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