La joya de la corona. La estrategia de la marca japonesa convirtió a la Mazda CX-30 en uno de los mayores éxitos de ventas del 2020.
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Apuntando alto. Con opciones de motorización 2.0 y 2.5 litros, la SUV abre muchas posibilidades en la gama más competida del mercado.
Mazda presentó su última SUV, la CX-30, en febrero de este año, destacando un espectacular diseño y sus ya típicos motores Skyactiv. A pesar de la pandemia, la marca japonesa logró vender un gran número de estas camionetas compactas. Hoy en día, la Mazda CX-30 es una de las principales respuestas a la pregunta «¿qué camioneta nueva podría comprar a menos de $100 millones?», el centro mismo del mercado automotor colombiano. ¿Por qué este éxito?
Gracias al apoyo de Mazda Motor Colombia, PUBLIMETRO pudo probar con días de diferencia las dos versiones de la SUV. La diferencia son los motores: la más básica Touring cuenta con el motor Skyactiv 2.0 y la otra, la sumamente equipada Grand Touring, con motor 2.5 litros y la misma tecnología. Esto nos permitió probar una gama bastante amplia que cubre rivales desde la Ford Ecosport hasta la BMW X1.
En concepto, la Mazda CX-30 se asemeja muchísimo a un Mazda 3 hatchback con suspensiones más altas. Las líneas son muy similares, con un corte sorpresivamente bajo para una SUV y una línea trasera inclinada. A pesar de esto, la altura al suelo es razonable y la condición de manejo es muy clara. No se siente una sensación «flotante» característica de automóviles con suspensiones elevadas y se ve el trabajo para rediseñar la plataforma ante este nuevo desempeño.
Estas líneas exteriores, sobre todo en el rojo metálico característico de la marca japonesa, exhiben una elegancia superior. Lo mismo se siente en el interior: incluso en la versión Touring 2.0, el cuero sintético y los materiales blandos rodean la cabina con mucha elegancia. La Grand Touring 2.5 tiene cuero Nappa, excepcionalmente cómodo y que ofrece una imagen de lujo digna de carro británico.
¿Qué diferencia hace un motor?
Los motores Skyactiv de Mazda fueron diseñados para privilegiar economía de combustible a cambio de potencia. La tecnología ofrece algunas ventajas de los diesel, pero manteniendo el encendido con bujías y el consumo de gasolina. PUBLIMETRO decidió probar mano a mano en el mismo recorrido las dos SUV para determinar sus diferencias de consumo y rendimiento.
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El recorrido de 57 kilómetros por la Sabana de Bogotá tuvo autopista, carreteras trabadas, varios kilómetros de destapado y los típicos trancones de la calle 80. En consumo, la respuesta fue envidiable: la Touring indicó 58 kilómetros por galón y la Grand Touring, 46. Este consumo es propio de motores mucho más pequeños, pero la respuesta en la carretera no fue tan interesante.
A pesar de que la transmisión automática de 6 velocidades está muy bien relacionada, la Mazda CX-30 2.0 era lenta. Los 153 caballos y 200 Nm (a 4000 revoluciones) denotan una curva de torque abrupta, y el arranque es perezoso. En maniobras a baja velocidad esto implica que hay que tomarse sí o sí las cosas con calma, o jugar con el modo secuencial para mantener una relación baja y castigar el consumo.
El motor 2.5 es mucho más brioso: mover el mismo peso con un motor de 186 caballos y 252 Nm de torque se hace más sencillo. A pesar de esto, sufre del mismo problema de torque en bajas revoluciones, que ha hecho que los Mazda sean considerados «lentos». Esa percepción se pierde en carretera, en especial a velocidades de autopista, con un rendimiento espléndido al momento de hacer sobrepasos.
Otro tema a considerar es la tracción: la única versión con tracción a las cuatro ruedas es la más equipada de todas. Si su interés es un carro para destapado (de verdad, no la gravilla en un parqueadero de la Sabana), probablemente haya otras opciones. Pero la carretera es su hábitat natural.
Con lujo de detalles
Como cabe en una gama tan variada, la Mazda CX-30 tiene una amplia variedad de opciones de asistencias. Va desde una línea extremadamente básica, con a duras penas sensores de parqueo y luces LED, hasta la Grand Touring que cuenta con control de crucero adaptativo y cámara de 360 grados. Eso sí, todas comparten la misma pantalla de infoentretenimiento de 8,8 pulgadas y siete airbags, que le marcan 5 estrellas Ncap.
El sistema de infoentretenimiento de Mazda cuenta con Apple Carplay y Android Auto, pero es engorroso de manejar y no cuenta con pantalla táctil; en su lugar hay una perilla para seleccionar sus opciones. Otros elementos como el aire acondicionado bizona son mucho más intuitivos.
Como decía al principio, la Mazda CX-30 siempre aparece en la lista de los vehículos a comprar en la gama de SUV compactas. La distribución de precios, desde 80 hasta 112 millones de pesos, abre una competencia muy intensa. Tanto, que en muchas marcas se duplica la oferta: por ejemplo, Ford cuenta con Ecosport y Escape; Chevrolet, con Tracker, Captiva y Equinox; Nissan, con Kicks y Qashqai, y Kia, con Sportage y Niro.
En esta gama, el estilo de la CX-30 es brillante y no hay otra forma de describirlo. La sensación mecánica no lo es tanto, en especial comparado con opciones turbocargadas como la Peugeot 2008 o las Chevrolet. Y no tiene tanta tecnología como para ganar de «gallos». Pero Mazda se ha convertido en una marca de éxito rotundo en el mercado colombiano, y un vehículo con la calidad de esta SUV es muy difícil de encontrar.
El carro en un minuto
Modelo: Mazda CX-30 Grand Touring LX 2.5 2021
Motor: 2.5 litros, cuatro cilindros, Skyactiv. 153 caballos de potencia, 252 Nm de torque.
Transmisión: Automática de seis velocidades con levas en el timón.
Tracción: Delantera con tres modos de manejo
Pro: Estilo, lujo y desempeño en carretera en una marca ya reconocida.
Contra: Sonsa en ciudad, enredada para el entretenimiento.
Precio: desde $80’600.000. Versión en prueba: $108’900.000