Una profesional del área de la salud interpuso una tutela en Pensilvania, Caldas, contra la Parroquia Nuestra Señora de los Dolores.
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En sus argumentos explicó que el ruido de las campanas cada 30 minutos para anunciar la hora no la dejaba dormir por las noches y madrugadas, además de agudizar su problema de migraña.
¿Tenía razón? Su solicitud fue acogida por el juez, quien a través del fallo ordenó que las campanas debían dejar de sonar entre las 9:01 p.m. y las 7:00 a.m.
La decisión considera que en ese horario «el ruido de fondo disminuye, y en este periodo las personas están descansando».
Ahora, las campanas podrán sonar de día pero de manera programada, es decir, exclusivamente para llamar a los fieles a la celebración de las eucaristías.
Ante este mandato, la comunidad se pregunta si el reloj terminará dañándose si se interviene cada día, ya que se trata de un aparato mecánico.
Todavía, sin embargo, no se puede cantar absoluta victoria: la iglesia anunció que apelará la decisión y el caso pasará a segunda instancia.
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Mujer entuteló a una parroquia porque las campanas no la dejaban dormir
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