Pese a que el país ha mostrado avances en políticas públicas para cerrar la brecha de género, Colombia sigue siendo un país desigual para las mujeres.
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Todavía se hacen evidentes las desigualdades entre hombres y mujeres, además de las precariedades que rezagan la participación de las mujeres en el campo educativo y laboral.
Estas son las conclusiones a las que llega el informe presentado ayer por la ONU Mujeres, en alianza con la Consejería Presidencial para la Mujer y el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), que busca identificar los avances y atrasos en perspectiva de derechos humanos y alertar sobre riesgos de retrocesos en el camino hacia la igualdad de género.
Colombia sigue siendo un país desigual para las mujeres
“Mujeres y hombres: brechas de género en Colombia” se titula la publicación que describe y analiza la situación actual de mujeres y hombres en distintos aspectos.
Estas son algunas de las cifras que demuestran la desigualdad que enfrentan las 22,6 millones de mujeres colombianas:
En Colombia la mayoría del trabajo doméstico y de cuidados se realiza en los hogares de manera no remunerada: 8 de cada 10 horas que se invierten en cuidar las realizan las mujeres.
Además, en promedio en una semana las mujeres destinan 50 horas y 38 minutos, esto es el doble de los hombres (23 horas y 55 minutos).
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Si bien ha aumentado la inserción de las mujeres al mercado laboral, ellas, además de trabajar una doble jornada, el ingreso laboral promedio mensual de las mujeres cuidadoras y que trabajan es 27% menor que los hombres que también realizan ambas actividades, además de que en promedio trabajan 2 horas con 10 minutos más que los hombres.
Brecha salarial
Aunque la Tasa Global de Participación (TGP) de las mujeres creció 6,7 puntos de 2008 a 2019, pasando del 46,4 % al 53,1 %, la brecha con relación a los hombres es todavía de 20,8 puntos (73,9 % de ellos son parte de la fuerza laboral), según el estudio.
La tasa de participación económica de las mujeres también es inferior a la de los hombres en el campo educativo y las brechas más grandes entre ambos sexos se presentan en los niveles educativos más bajos, pues la probabilidad para un hombre sin escolaridad de ser parte de la fuerza laboral es el doble que la de una mujer con el mismo nivel educativo (69,2 % y 33,5 %, respectivamente).
«Esto lleva a que tengamos un contexto social y político en donde se enfrentan unas brechas de participación política, en el ejercicio de la salud sexual y reproductiva (…) y en la violencia contra las mujeres», dijo el director del DANE, Juan Daniel Oviedo.
