Aunque exista una Política Nacional para la Gestión Integral del Recurso Hídrico, que promueve la conservación de ecosistemas, la caracterización y optimización de la demanda de agua, el desarrollo de gestión integral de los riesgos y disponibilidad del agua, además de la generación, consolidación y fortalecimiento de la gestión integral del recurso hídrico, hay una gran debilidad y conjunto de riesgos en el país que aún no garantizan el aprovechamiento eficiente del agua y el manejo del recurso por parte de las comunidades.
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Sin embargo, ha surgido una respuesta al reto de fortalecer la seguridad hídrica desde una visión enfocada en aspectos de conservación y protección de las cuencas en Norte de Santander y Santander, desarrollada por el Fondo de Agua de Norte de Santander: la Alianza BioCuenca.
Su trabajo es generar estrategias innovadoras que permitan motivar e incrementar el compromiso ambiental de las instituciones públicas y privadas, para que aporten al mejoramiento de la seguridad hídrica, la estabilidad de la gobernanza del agua y la gestión estratégica de recursos, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las comunidades de la región y ser instrumento de la gestión integral del recurso.
“Una hectárea de bosque de alta montaña con aproximadamente 1100 árboles y en buen estado de conservación es capaz de regular entre 500 – 1000 m3 de agua por año. Una familia de 5 personas que al año necesita para su dotación un volumen aproximado de 350 m3 de agua, requiere cerca de 300 árboles. Por esta razón, debemos realizar acciones de conservación, restauración y apoyo a la producción en este ecosistema vital para la producción de agua para más de dos millones de personas”, así lo afirma Andrea Yáñez, gerente de Alianza BioCuenca.