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Jóvenes talentos del oriente de Cali están a un paso del fútbol profesional

Algunos han pisado la divisiones menores de reconocidos equipos. Para el entrenador, sin embargo, los logros deportivos no valen tanto como las vidas que ha podido cambiar.

Cuando Jhojan Camilo Torres esté acumulando victorias en el fútbol europeo, quizá recuerde que la cancha en la que comenzó ese sueño quedaba justo detrás de su casa en el barrio Potrero Grande, uno de los sectores más vulnerables y violentos de Santiago de Cali.

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Hace cinco años, cuando tenía 12, descubrió a un grupo de muchachos que se reunían cada tarde sobre un pasto casi seco y marcaban la felicidad en un arco sin malla, culpable de que el balón terminara en los techos vecinos. “Me fui a asomar y me quedé viendo el entreno. Me gustó mucho. Le conté a mi mamá para que me metiera”, recuerda.

De la cancha del barrio pasó a las divisiones menores del Club Independiente Santa Fe gracias a la gestión del entrenador y al esfuerzo de su familia. Ahora, a tres meses de cumplir la mayoría de edad, Jhojan está a la espera de que su representante concrete su paso a un equipo en Europa en el que ya tiene una propuesta.

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“Mi sueño siempre ha sido llegar a un equipo profesional. Al principio no sabía cómo, pero ya lo veo más cerca”, asegura. El cómplice en gran parte de esta hazaña ha sido el ‘profe’ Jhon Jaider Biojó. El hombre, apasionado por el fútbol, creyó un día de 2011 que sería buena idea armar un equipo con los chicos del barrio para evitar que el ocio les desviara el camino. Lo llamó Talentos Fútbol Club.

El profe Biojó (izq.) lidera el equipo desde 2011.

De esos jóvenes del oriente de Cali, que entrenaban cada día a pesar de las precariedades que intentaban apagarles la ilusión, hay algunos que han llegado bien lejos. Sebastián Mina, por ejemplo, logró jugar en equipos profesionales de Brasil y de Paraguay; Byron Carabalí estuvo en el Club Deportivo Fortaleza e hizo ciclos con la Selección Colombia.

“Los logros deportivos son importantes, pero los mejores logros son los comportamientos que he logrado cambiar. Eso es lo que me llena. Yo les enseño a que jueguen bien, pero también a que sean honestos, tolerantes, que compartan, que respeten al otro y que sean buenas personas”, cuenta el profe Biojó.

Desde hace varias semanas, los 40 niños y jóvenes que actualmente conforman el club retomaron los entrenamientos suspendidos por la pandemia. Uno de ellos es Yeremi Daniel Mairongo, que tal vez ingrese pronto a las divisiones menores del Deportivo Cali gracias a un milagro hermoso que puso en contacto al profe con las directivas del equipo.

Yeremi llegó a Potrero Grande porque su familia vivía en una zona de invasión y fue reasentada en este barrio por un proyecto de la Alcaldía. A los nueve años empezó a entrenar con Biojó. “Desde pequeño me gustó el fútbol. Antes jugaba sin zapatos, en la calle. Con el profe empecé el proceso en serio”, dice.

Tiene 16 años que le han alcanzado para entrenar en Cali y probar suerte en dos clubes deportivos de Bogotá, de donde regresó hace poco. “¿Mi aspiración? Mi aspiración también es jugar en Europa. A mí el fútbol es lo que más me gusta”, afirma.

En un barrio en el que las dinámicas de la ilegalidad suelen convertirse en una oferta atractiva para varios jóvenes, Talentos Fútbol Club ha sido un faro que les ilumina otro camino. “Finalmente, el balón es una excusa para llamar la atención de los muchachos. Yo todos los días creo nuevas estrategias y me preparo para poder educarlos y cambiarles la mentalidad”, dice el profe Biojó.

¿Quiere apoyar este proyecto?

Como a los jóvenes no se les cobra mensualidad por pertenecer al equipo, el entrenador también se encarga de gestionar los recursos para que los procesos no se interrumpan. Cada mes, por ejemplo, debe pagar el arrendamiento y los servicios públicos del local que usan como sede.

También debe comprar dotación deportiva, pagar las inscripciones a torneos, solventar el transporte, gestionar la hidratación y cubrir otros gastos que, sin duda, no se comparan con la magia que logra con sus muchachos. En este momento tiene en marcha un ‘plan padrino’.

“Con $1000 diarios, o sea $30.000 mensuales, una persona puede apadrinar a uno de los jugadores y así nos apoya. Para que todo esté clarito, cada mes le enviamos un informe detallado con las actividades en las que se invirtieron los recursos”, explica Biojó.

Los aportes se pueden hacer a la cuenta de ahorros número 06113944348, de Bancolombia. El teléfono del profe es 3234704834.

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