Los dos momentos más violentos de las últimas dos décadas se empatan con la desmovilización de los dos grupos armados más grandes de los últimos años: las Auc y las Farc.
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Para la primera década de este siglo, se conoció cómo los disidentes de los paramilitares rearmaron el mapa de Colombia de acuerdo a los intereses aliados al narcotráfico. Así, se dio el nacimiento de múltiples estructuras criminales que han sido denominadas bacrim.
En el caso de las Farc, las disidencias o grupos residuales hasta ahora se configuran. Pero la desmovilización de más de 13.000 combatientes terminó ocasionando el fortalecimiento de otras guerrillas como el Eln y el Epl, que se surtieron de los exFarc que no adhirieron al proceso de paz de 2016.
Actualmente, la guerra por el territorio es la mayor amenaza para la población civil. Ariel Ávila de Pares Colombia aseguró que los grupos armados son pequeñas estructuras que están en búsqueda del poder territorial y de las economías ilegales y son quienes causan las masacres.
Los grupos
“Existe un fortalecimiento de Grupos Armados Organizados (GAO) en Colombia principalmente del Eln, el Clan del Golfo, los Grupos Armados PostFarc y los Caparrapos expresado principalmente en expansión a municipios dejados por las Farc-Ep, aumento de la regulación territorial como declaración de toques de queda o diversos tipos de restricción a la movilidad y violencia focalizada”, señala el informe Seguridad en tiempos de pandemia: legados de guerra y crimen organizado en Colombia, de Pares Colombia.
Las herencias paramilitares han desatado la múltiple acción de GAO en varias regiones. Así, las estructuras que son pequeñas terminan por enfrentarse, garantizando grandes conflictos.
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“Tumaco sigue teniendo 11 organizaciones criminales, y entonces, cuando ninguna organización criminal es capaz de ganarle a la otra ellos la emprenden con la población civil para ganarse su adhesión. Por ejemplo, en Zaragoza, llega un bloque de Virgilio Peralta o Los Caparrapos, reúne a un grupo de pobladores de un corregimiento y dicen: ‘ustedes son del Clan del Golfo’ y los matan”, dijo Ávila.
Las disidencias de las Farc, que Ávila dice que son 28, estarían articuladas en tres grandes grupos: las de Gentil Duarte que tendría 14 grupos, las de Nueva Marquetalia que solo serían cuatro y con muy pocos hombres y el resto que estarían regados en el país.
“El asesino renuncia a la clandestinidad porque no existe el estado de derecho. Esto solo aparece en países en donde no hay presencia del Estado. Este gobierno no está y dio vía libre a las masacres, también es culpable”, enmarcó Roy Barreras, miembro de la Comisión de Paz del Senado.
El Estado también es culpable
“Yo explico el fenómeno de las masacres desde tres puntos. El primero es que cuando un gobierno deslegitima a las cortes y al aparato judicial, se envía un mensaje de ‘aquí no hay justicia, hagan lo que quieran’”, aseveró Barreras.
“El segundo punto es que volvimos a la doctrina del enemigo interno y es que en los estados autoritarios, cualquier persona que opine diferente es un adversario. Así, el Gobierno legitima las masacres de líderes sociales, de campesinos porque los ve como un nido de enemigos”, continuó Barreras.
El tercer punto y el más crítico, apunta a la connivencia del Gobierno con el narcotráfico. “El narcotráfico que todo lo pudre, que todo lo penetra ha sido legitimado desde el día uno cuando invitaron al ‘Ñeñe’ Hernández a la posesión presidencial, o las sociedades de ‘Memo Fantasma’ con la familia de la vicepresidenta, o la proliferación de los actores narcopolíticos”.
El grupo armado muchas veces solo es el sicario, el que dispara, pero detrás de esto hay intereses económicos, políticos sobre los territorios”, Leonardo González, Indepaz.
Pero hay más. Para Ávila, el problema es el abandono estatal. “Es que el Gobierno de Duque no tiene rumbo, no hay claridad conceptual, le echan la culpa todavía a Juan Manuel Santos, al proceso de paz y además no ocupan los territorios”. Esto mismo opina González, “los territorios de las Farc no fueron tomados por el Estado y esto llevó a un desgobierno. Esto se resuelve con el Estado haciendo presencia”, certificó.
PUBLIMETRO consultó a la Fiscalía General, que está próxima a entregar datos y cifras sobre el esclarecimiento de masacres en el país. Además, establecimos comunicación son el alto comisionado para la paz, Miguel Ceballos, pero desde su oficina de prensa nos indicaron que “el comisionado tiene, por estos días, una agenda reservada, y se demora”. También nos dijeron que nos avisará cuándo esté disponible el vocero, pero esperamos que no se configuren más masacres hasta ese día.
La próxima semana espere la segunda entrega de este especial, en donde le contaremos por qué las masacres son crónicas de muertes anunciadas.
La violencia con más violencia
¿Cómo explicar que los territorios más blindados por más fuerza pública sean los más violentos? Para González, de Indepaz, la razón es que tratar el tema de violencia con más violencia, es un error.
“Se trata un poco es de cómo quieren lograr la paz. Cuando llenan de fuerza pública los territorios se presenta más violencia. Es paradójico, porque por ejemplo en el Cauca hay 7500 efectivos entre Policía y Ejército… En Tumaco hay un batallón y hasta naval y es otra de las zonas más violentas. Esto indica que por ahí no es”, dijo.
Para Ávila, el gran problema no es la acción de la fuerza pública, sino todo lo contrario. “Yo enmarco una frase: es extraña la inacción del Ejército y las fuerzas armadas en los territorios. Yo no veo que hay una gran ofensiva, sino todo lo contrario una inacción que es muy rara”.