Nubes grises sobre Bogotá. Durante este martes y miércoles, una inversión térmica causó mala calidad del aire en Bogotá.
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Antes de que empeore. El Distrito hace un llamado en la reactivación económica para evitar más muertes por la contaminación ambiental.
Durante seis meses, el medio ambiente de Bogotá tuvo un respiro provocado por la cuarentena. Desde febrero, con la alarma ambiental tras una temporada seca que causó gruesas capas de contaminación con la ciudad, y hasta el pasado martes, la ciudad tuvo restricciones en su movilidad o en la operación industrial. El reinicio de operaciones ha causado un aumento en la contaminación que se hizo palpable este mismo martes.
Así lo destacó la propia Secretaría de Ambiente, que mostró cómo la estación Carvajal-Sevillana de medición de ambiente tuvo resultados negativos. Este martes, la estación volvió a marcar valores de contaminación moderada en el índice IBOCA de la Alcaldía. El resultado es que los habitantes de las localidades de Kennedy, Tunjuelito, Bosa y Ciudad Bolívar respiraron aire altamente contaminado.
La contaminación se vio agravada por un fenómeno de inversión térmica que atrapó material particulado a baja altura. «En algunos puntos de la ciudad, vimos algunas capas grises en el cielo, aunque en la mayor parte de Bogotá tuvimos condiciones de calidad del aire moderadas y favorables según nuestro IBOCA”, explicó la secretaria de Ambiente, Carolina Urrutia.
Ante esta situación, la Alcaldía pidió a los habitantes de las localidades del suroccidente de Bogotá tratar de salir al mínimo a actividades exteriores para contrarrestar la mala calidad del aire en Bogotá. Esta restricción es destinada, en especial, a niños y adultos mayores. Se prevé que el pico máximo sea en las primeras horas del día.
Cambios de modalidad
La Alcaldía de Bogotá ha sido muy insistente en la necesidad de una reactivación ambientalmente sostenible. «No podemos volver a contaminar todo, porque esto nos podría estar causando unas 2000 muertes al año», aseguró la alcaldesa Claudia López el pasado lunes, al anunciar el regreso de la restricción de Pico y Placa.
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Para Greenpeace, la situación es más grave que lo que reconoce la Alcaldía. «La polución atmosférica le ha costado a la ciudad aproximadamente $4 billones, y fue responsable de la pérdida estimada de 3900 vidas en lo que va del año», según la ONG.
En este proceso, el principal problema está en las modalidades de transporte. Urrutia destacó que la operación industrial y el transporte de carga son los mayores causantes de contaminación en el corredor de la Autopista Sur.
«Bogotá se sabe mover y por eso los invito a hacerlo en transporte sostenible como la bicicleta, patineta, a pie o con vehículo compartido. Si van a usar el automóvil particular compártanlo, conduzcan de manera tranquila, sin acelerones ni frenones, y revisen las condiciones mecánicas de su vehículo, para que tengan un viaje seguro y con el menor impacto posible sobre la calidad del aire», aseguró la secretaria de Ambiente.
Por su parte, Greenpeace resaltó la necesidad de sacar vehículos, incluso de servicio público, de las vías y reemplazarlos por mecanismos alternativos. Las bicicletas, para la entidad, serían una mejor solución que el aumento de parque de motos e, incluso, que los buses nuevos de TransMilenio con sistemas Euro VI de contaminación.
«Pese a ser la capital latinoamericana con más ciclovías, el porcentaje de ciclistas no es lo suficientemente alto. Debemos exigirle a la ciudad ciclovías más seguras y el fomento de la bicicleta como medio masivo de transporte, ya que no genera emisiones a la atmósfera y ayuda a mejorar la calidad del aire que respiramos», exigió Tatiana Céspedes, vocera de Greenpeace.
Las cifras
3900
personas mueren por la contaminación ambiental al año en Bogotá, según Greenpeace.