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La virtualidad, una utopía para la educación rural

Reto: La educación en tiempos de la pandemia se convirtió en el mayor desafío para los maestros de las zonas rurales.

En muchos lugares del país, los más pequeños tuvieron que dejar sus aulas escolares, que algunas veces no son más que un kiosco sin ventiladores o pequeños salones con paredes de tablas, para refugiarse en sus casas y evitar que se esparciera el coronavirus.

Otros dejaron de recorrer kilómetros a pie, en el lomo de una mula o dejaron de atravesar ríos en canoas para poder llegar a sus escuelas.

No pudieron volver a darle un abrazo a su profesor o jugar con sus amigos en el descanso. Pero tampoco pudieron continuar con sus clases en casa, de forma virtual, así como públicamente dijo el Gobierno que sucedería.

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La virtualidad llegó solo a una porción de la población estudiantil del país y quienes viven en la ruralidad se quedaron con la ilusión de pasar a la era digital.

Por fortuna, los maestros dedicados y apasionados por su labor se las ingeniaron nuevamente para llegar de muchas maneras a las casas de cada uno de sus alumnos.

Exactamente eso fue lo que sucedió en la Institución Tomás Herrera Cantillo, un colegio departamental que alberga a 814 estudiantes desde prescolar hasta grado once.

Este colegio, el primero del país en brindar una educación ecológica pensando en la cotidianidad de la población campesina, está ubicado en Peñoncito, uno de los 10 corregimientos de San Zenón, del departamento de Magdalena.

Un viaje interrumpido por un virus

Durante más de 30 años, el profesor Juan Herrera Cantillo ha viajado diariamente desde Mompox hasta Peñoncito, ubicado al otro lado del río que divide a los departamentos de Bolívar y Magdalena.

Pero hace seis meses, hubo una ruptura en su cotidianidad y la de su esposa, la ‘seño’ Alix, y ambos se vieron obligados a quedarse en casa y pensar juntos cómo harían para poder seguir llevando sus enseñanzas a esos más de 800 niños que esperaban una respuesta.

“Inicialmente iba a ser un receso de dos semanas, en el que la Secretaría de Educación del Magdalena iba a organizar la metodología de las clases”, contó a PUBLIMETRO el profesor Juan Herrera, rector de la institución.

Pero el receso de dos semanas se fue ampliando poco a poco y la posibilidad de volver a las aulas se alejaba cada vez más.

“A raíz de esa situación, el Ministerio de Educación implementó la metodología de educación virtual o trabajo en casa –explicó el rector–. Entonces, ahí decidimos reunirnos y hacer un plan de acción y empezamos a hacer los talleres y guías de trabajo impreso, buscamos otras alternativas que pudieran impactar a los estudiantes”.

Fue así como cada profesor propuso crear grupos de WhatsApp con los padres que contaran con un teléfono inteligente. También abrieron grupos de Facebook y hasta se dieron a la tarea de crear una emisora.

Una emisora para aprender

La emisora llegó a este corregimiento “como una consecuencia de una necesidad urgente”, manifestó el profesor Herrera. Entonces, se adecuó un aula y ahí se montó la emisora que ahora transmite programas diarios como La hora del profesor o Cinco minutos con la ciencia.

Así surgió Tohecan Estéreo, que todavía está con licencia en trámite, pero funciona con una baja cobertura que alcanza para que la señal llegue a los hogares.

Para los niños y adolescentes esta es una experiencia incomparable, ya que ahora tienen la oportunidad de participar en los programas y ser escuchados en toda la población.

“Es bastante bacano, porque uno participa, lee poesía, cuentos y también aprendemos de la producción radial”, contó a este medio Melissa Fernández, una de las jóvenes de grado once.

Guías a falta de internet

Sin embargo, la experiencia de los niños con internet no es igual de satisfactoria que con la emisora. “Peñoncito es un lugar muy apartado y, pese a que hay operadores de internet, no funcionan de forma óptima, debido a que el municipio no cuenta con antenas, por lo que la conectividad es insuficiente”, señaló el rector.

Así que, a falta de internet y equipos, los 35 maestros empezaron a trabajar en guías personalizadas, pensando en que muchos niños no cuentan con la ayuda de sus padres, quienes trabajan en el campo o en la pesca.

“Con internet, cada uno se defiende como puede, porque a veces necesitamos contactar de forma virtual al profesor para que nos explique y resuelva nuestras dudas, pero la mayoría de los que están en el curso de once no tiene internet”, dijo Jesús Navarro, quien también contó que fue muy raro terminar su último año de clases sin haber asistido al colegio.

Por ejemplo, Melissa Campo, también de último grado, reconoce que la compañía de los maestros es vital para un aprendizaje óptimo. “Uno quiere aprender más, pero los profesores hacen falta pese a que ellos están haciendo lo posible por estar disponibles para uno en todo momento”, indicó.

Por eso, además de las guías y de la emisora, se creó también una estrategia que incluía el deporte y el énfasis agropecuario de este colegio, que es el que le permite a los estudiantes de las zonas rurales y de padres campesinos, que en su mayoría son pescadores artesanales y agricultores, vivir de lo que produce la naturaleza de la región.

Por ejemplo, la profesora practicante Nataly Porto, de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, de Tunja, fue clave en estos meses de crisis por la pandemia.

Ella se encargó de un proyecto de enseñanza de ciencias sociales a través de la práctica del deporte, donde participaron varios de los estudiantes de los últimos grados de la institución.

Otro de los proyectos que se ha seguido implementando es el de la piscicultura, en el que se trabaja en la reproducción del pescado coroncoro, la cría de tilapia rosada y bocachico. Así, “se le puede enseñar a los estudiantes la producción de biomasa, como alternativa a la producción de alimentos en tiempos de pandemia y se aspira a que sea replicada en varias fincas para que impacte en la seguridad alimentaria de la zona”, recordó el profesor Juan Herrera.

Regreso a clases

Pese a que las restricciones por la cuarentena ya se levantaron en la mayoría del país y que el Gobierno nacional se prepara para reabrir los colegios, aún son más los temores y dudas que existen entre la comunidad educativa.

A raíz de la propuesta del Ministerio de Educación de entrar en un proceso de alternancia, se intentaron organizar cuatro aulas de clase en el colegio Tomás Herrera Cantillo para poder recibir a los estudiantes de grados décimo y once, sin embargo, “la Secretaría de Educación y la Gobernación del Magdalena concluyeron que no están dadas las condiciones mínimas para garantizar este sistema, ya que hay una gran responsabilidad de quien proceda a convocar a estudiantes y se corre el riesgo de que el padre de familia u otro actor demanden en caso de alguna afectación por el coronavirus”, recalcó el rector de la institución.

Con este panorama, los profesores creen que aún faltan muchas garantías para que en el corto plazo los estudiantes puedan reencontrarse con sus maestros en las aulas.

Mientras que ese día llega, ellos seguirán apostándole a seguir llevando educación por todos los medios que les sea posible.

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