La denuncia de la violación de una niña indígena por un grupo de soldados colombianos provocó este miércoles el repudio unánime de la sociedad a los agresores, en momentos en que la conducta de miembros del Ejército es cuestionada en diversos frentes.
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La menor de 12 años, perteneciente al pueblo embera katío, supuestamente fue secuestrada y violada el lunes pasado en el caserío de Santa Cecilia en el departamento de Risaralda (centro) por siete uniformados del Batallón San Mateo, según los detalles que aparecieron miércoles en medios locales.
Ante la gravedad de la denuncia, el presidente colombiano, Iván Duque, aseguró que su Gobierno va a «enfrentar a los violadores y asesinos de niños en este país con toda la contundencia», y agregó que si toca «inaugurar la cadena perpetua» aprobada la semana pasada en el Congreso con este caso, se hará.
Sin embargo, fue por el siguiente mensaje que tildan a Duque de indolente, quizás por una desafortunada elección en las palabras.
El presidente aseguró que le duele que se señale al Ejército como violadores, más no la violación de la menor que está muy afectada por los sucesos. Este es el mensaje.
«A mí me duele que se señale a miembros de la fuerza pública de haber cometido una violación de una niña indígena, pero vamos a ir hasta el fondo de las investigaciones. Y si nos toca estrenar con ellos la cadena perpetua, la vamos a estrenar con ellos y con cualquiera que quiera pisotear la dignidad de un niño», enfatizó Duque.
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