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Desidia institucional y desobediencia civil, los otros virus de Leticia

Los habitantes aseguran que el gobierno local ha tomado decisiones tardías. Ante la poca capacidad de reacción, la pandemia va ganando terreno.

El jueves 30 de abril, el Ministerio de Salud Nacional despachó hacia la capital del Amazonas una máquina de procesamiento de pruebas para detectar COVID-19. Guillermo Plata, el gerente de la estrategia contra el coronavirus, aseguró que el objetivo era que las pruebas no tuvieran que ser enviadas a Bogotá para su análisis. En promedio, los resultados estaban tardando diez días: un lapso poco beneficioso durante una emergencia sanitaria.

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Una semana después, la máquina o termociclador aún no ha iniciado su funcionamiento en el Laboratorio de Salud Pública del Amazonas. Por lo pronto, las muestras siguen viajando hasta el Instituto Nacional de Salud. A su regreso, los resultados continúan inflando a destiempo la cifra de contagiados en el departamento.

Según un profesional del Laboratorio de Salud, quien pidió reserva de identidad, en Leticia no había personal capacitado para manejar el termociclador. Dos personas debieron instruirse en Bogotá y ahora, de nuevo en Leticia, están en periodo de aislamiento para descartar la presencia del virus.

Sin embargo, una fuente del Gobierno nacional le aseguró a este medio que el aparato no funciona por otros motivos: “Es necesario que se termine una obra civil que garantiza las condiciones de bioseguridad del Laboratorio. Llevamos varios días solicitando eso. También hubo demoras en la Secretaría de Salud departamental para firmar el comodato que permitió recibir el termociclador”, explicó el funcionario.

Acciones tardías

Cinco de cada 1000 habitantes tienen coronavirus en Leticia de acuerdo con el informe más reciente del Ministerio de Salud. Desde la semana pasada, el alto número de casos positivos ha ubicado al Amazonas en el primer lugar de la tasa de contagios a nivel nacional, por encima de las grandes urbes con millones de habitantes.

«Los primeros casos en Leticia se dieron por el contacto con personas de Brasil»: Yenica Acosta, representante a la Cámara.

Aunque Leticia está lejos de los grandes centros poblados de Colombia, su posición geográfica le traza una cercanía con ciudades de Brasil y Perú. Así, el virus pudo ser una especie de producto de importación: “El flujo de personas entre Leticia, Tabatinga y Santa Rosa es continuo porque dependemos comercialmente. Los primeros casos en Leticia se dieron por el contacto con personas de Brasil”, dice Yenica Acosta, representante a la Cámara por Amazonas.  

Los leticianos aseguran que ha habido desidia institucional en el manejo de la pandemia. “Tuvieron más de 30 días para definir de un plan de acción, pero no lo hicieron. El cierre de fronteras no fue efectivo. Ordenaron toque de queda solo porque iba a venir el ministro de Salud. Estamos desesperados. La gente con síntomas llama a las líneas de atención y nunca les contestan”, cuenta Jussan Fuker, habitante de Leticia.

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El hospital que no ha podido ser

Cuando aparecieron los primeros contagios en la capital del Amazonas se supo que el único hospital público de la ciudad no tenía cómo atender las emergencias. No contaba con Unidad de Cuidados Intensivos y, mucho menos, con una zona de aislamiento para pacientes COVID-19, como lo exigen los protocolos nacionales.

Esta sería la zona de aislamiento y cuidados de pacientes COVID-19.

Para leticianos como Sebastián Zuluaga, administrador de un hotel, el hospital San Rafael siempre ha sido un símbolo de la corrupción. “Las Unidades de Cuidados Intensivos se iban a adecuar en el Sena. De un momento dijeron que ya no. En un lote que hacía parte del parqueadero del hospital vaciaron una placa de concreto e instalaron unas carpas del Ejército para atender a los pacientes más graves. Fue un contrato de más de 800 millones”, cuenta Zuluaga.

«El hospital parece una morgue. Está en tan malas condiciones que uno se enferma y prefiere quedarse en la casa»: Sebastián Zuluaga, habitante de Leticia.

Ese mismo hospital se dio a conocer a nivel nacional el pasado 20 de abril, cuando los médicos y otros profesionales de la salud hicieron una renuncia masiva como respuesta a la falta de garantías para su trabajo en tiempos de pandemia. Al día siguiente decidieron regresar a sus labores, después de haber llegado a acuerdos con la Gobernación y la Alcaldía que se han cumplido de manera parcial.

“El hospital parece una morgue. Está en tan malas condiciones que uno se enferma y prefiere quedarse en la casa. La gente que se ha recuperado de coronavirus es porque no llega a fases graves”, agrega Sebastián. Una intervención de la Superintendencia Nacional de Salud descubrió que el San Rafael tenía fallas de tipo jurídico, administrativo, financiero y asistencial.

PUBLIMETRO intentó hablar con el alcalde de Leticia para contrastar las versiones de los ciudadanos, pero el mandatario no tuvo disponibilidad para atender una llamada.

Desobediencia

El estado de emergencia que hoy vive Leticia no ha sido solo responsabilidad de la administración pública. Varios leticianos coinciden en que a la gente le ha faltado consciencia para mantener el aislamiento preventivo, no solo en los momentos en los que el virus aún parecía ser algo controlable sino ahora, cuando ha cobrado al menos 13 vidas en el departamento.

«Como el pueblo no sabía, se lo tomó de una manera muy relajada y siguió en la calle»: Jussan Fuker, habitante de Leticia.

“La norma no se cumplió. Faltó concientización, no hubo un modelo educativo que explicara la magnitud y las consecuencias de la pandemia. Como el pueblo no sabía, se lo tomó de una manera muy relajada y siguió en la calle”, comenta Jussan. Aunque la Alcaldía decretó restricciones de salida para los ciudadanos desde que el Gobierno anunció la cuarentena nacional, los días en la capital del Amazonas transcurrían casi como en cualquier otro momento.

La economía en Leticia se mueve por el turismo, la agricultura y el comercio fronterizo, tres sectores que de ninguna manera podrían adaptarse a los modelos de teletrabajo que han calado en otros lugares del país y del mundo. De ahí deriva otro problema, que se repite en varios rincones de Colombia: la pugna entre el temor y el hambre. “Si eres cabeza de familia y no te garantizan el mínimo vital, sales como sea a conseguir la comida. No importa si estás contagiado o si te pueden contagiar”, añade Sebastián.

La hora cero

El día que llegó la máquina para procesar las pruebas también llegaron cuatro ventiladores mecánicos y 26 personas entre las que había cuatro médicos y tres enfermeras que estarán a cargo del área COVID del hospital. En constante comunicación con este medio, uno de los médicos enviados en ese grupo ha confirmado que la situación en Leticia es crítica en materia de salud.

Justo antes del cierre de esta edición, un mensaje suyo a través de WhatsApp anunció lo indeseado: “Tenemos 40 pacientes hospitalizados por COVID-19. Cuando lleguemos a 60, el hospital entra en fase de guerra: tendremos que decidir a quienes salvar”, dijo el médico.


  1. 230 casos de coronavirus en Amazonas confirmó el Ministerio de Salud hasta el 5 de mayo.
  2. 13 muertes por el virus se han registrado en el departamento.
  3. 862 millones costó la adecuación de las instalaciones del Hospital San Rafael.

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