Werner Zitzmann, director ejecutivo de la Asociación Colombiana de Medios de Información (AMI), nos habló del estado de la industria en tiempos de croronavirus y crisis económica.
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¿En medio de la crisis por la COVID-19, qué destacaría de la labor de los medios durante estas semanas?
Estas semanas han sido una oportunidad maravillosa para la renovación del periodismo, de sus valores y misión.
De origen, la actividad periodística nació como un servicio público, el de informar a la gente para ilustrarla, orientarla, representarla e interpretarla. Y la fuerza de su papel empezó a hacer de la prensa un instrumento poderoso, precisamente porque se volvió el contrapeso de los poderes. Y eso es lo que vemos hoy.
El despliegue de esfuerzos para cubrir todos los frentes de información relevante, para procesarla y presentarla de manera clara, pedagógica, para entregarla con la verdad, para que sea confiable y útil. Es que los medios de información no deben hacer parte del poder, sino ser la contraparte del poder para sus audiencias.
Pero a los medios se ha llegado incluso a llamarlos el cuarto poder…
La mayor parte de los medios informativos como los conocemos hoy, nacieron como periódicos, y la inmensa mayoría de ellos lo hizo con una ideología política o intelectual, por lo que se proponían estimular la reflexión y la discusión de temas trascendentales en el momento histórico que estaban viviendo. Y eso, históricamente, los acercó al poder y les dio un papel preponderante entre las élites.
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Y la capacidad de influir masiva y decisivamente en las personas es algo que termina convirtiéndose en una tentación muy grande y de lo cual se puede llegar a abusar, ambiente en el cual se gestan además con facilidad egos de protagonistas que llegan a confundir la trascendencia de su responsabilidad con la grandeza de su propio yo. Esas definitivamente son malas prácticas.
El que tome o lleve ese camino se tiene que detener y devolver al que es. Hoy no solo las audiencias eso ya no lo soportan ni lo perdonan, sino que en circunstancias como las que vivimos, es absolutamente evidente que sobra, que no tiene presentación ni objeto, y que niega los valores y la misión que el buen periodismo sí está patentando.
En coyunturas como la de la pandemia, la gente se cansa de tantas malas noticias y de informaciones que generan angustia e incertidumbre. ¿Cómo equilibrar esa ecuación por la salud mental de las personas?
Es que esa es parte de la responsabilidad: el equilibrio.
La información refleja la realidad, y esta no siempre es solo una cosa u otra. Siempre van en paralelo las calamidades y las malas noticias, con historias aleccionantes e inspiradoras, así como también hay temáticas ligeras que son no solo necesarias, sino de gran interés porque precisamente desconectan a la gente de las realidades duras, las ayudan a soñar o a darles rienda suelta a sus gustos y aficiones.
Y todo eso es lo que el buen periodismo debe entregar a sus audiencias, un balance adecuado para enriquecer sus vidas.
¿Hay buenas noticias en el sector de los medios?
Hoy tenemos la dicha y el orgullo de ver medios que en medio de esta situación tan compleja de la salud pública, social y de tanta incertidumbre económica, la cual compromete en primer lugar la viabilidad económica de los mismos medios como lo hemos venido compartiendo en tantos foros estos días, están cumpliendo 90, 70 años, periódicos transformando sus formatos, innovando, completando 35.000 ediciones, ofreciendo desde sus plataformas digitales contenidos diferentes dirigidos a todo tipo de audiencias en distintos lenguajes, buscando la mejor forma de comunicar para cada segmento de sus múltiples audiencias tan segmentadas.
¿Qué les depara el futuro a los medios?
Muchos años más de vida, salud y buen periodismo. En todo caso, los motivos de celebración en estas circunstancias se nos empañan con las noticias sobre medios impresos que dejan de circular en calle o los que cierran definitivamente, mientras los llamados tempranos hechos al Gobierno para que tomara oportunamente las medidas que habrían evitado estas situaciones siguen sin tomarse.
Y esto es algo respecto de lo cual a los colombianos se nos debe más de una explicación, porque los medios de información no son otro sector de la economía de los muchos afectados como tanto nos lo repiten, son un baluarte para la vida en sociedad y para el funcionamiento transparente de una democracia.