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Coronavirus: una pandemia que ha desatado más de una problemática

La COVID-19 llegó sin previo aviso, no respeta orígenes geográficos, ni mucho menos clases sociales. Sin embargo, el miedo al contagio ha generado casos de agresión, exclusión y segregación.

El mundo está enfrentando el brote de un virus que ha cobrado la vida de más de 90.000 personas y dejado infectadas a cerca de 1,5 millones, según cifras de la Organización Mundial para la Salud. En Colombia, los casos confirmados han sido de más de 3.000 infectados y 130 muertos, desde su primera aparición el pasado 6 de marzo.

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Sin duda alguna, lo que sucede hoy con la COVID-19 está superando cualquier previsión, pues la rapidez y facilidad con la que se propaga el virus ha llevado a tomar medidas tan drásticas, pero necesarias, como el confinamiento.

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Inicialmente, la comunidad china, país donde se originó el brote, empezó a hacer campañas a través de redes sociales con etiquetas como #NoSoyUnVirus o #ImNotAVirus, que acumularon miles de mensajes pidiendo el fin de las reacciones racistas que se podían ver en Internet como consecuencia de la expansión de la enfermedad.

En su momento, la ONU se pronunció con el fin de contrarrestar estos gestos: “Es comprensible alarmarse por el coronavirus, pero ningún miedo puede excusar los prejuicios y la discriminación contra las personas de ascendencia asiática. Luchemos contra el racismo, desafiemos al odio y apoyémonos mutuamente en este momento de una emergencia de salud pública”, aseguró la entidad.

En Colombia, el panorama no ha sido distinto y por ese mismo miedo al contagio se han visto casos preocupantes de discriminación, en los que los trabajadores de la salud son rechazados en el transporte público, agredidos verbalmente en los supermercados y hasta señalados en sus propios conjuntos residenciales y edificios.

A esto, se le suma otra gran preocupación y es el racismo y la xenofobia. Pero, ¿por qué se presentan estos fenómenos justo en medio de una pandemia que ataca a todos por igual, sin importar la nacionalidad, raza o estrato socioeconómico?

Juan Camilo Cajigas, director académico de la Maestría en Estudios Sociales y Culturales de la Universidad El Bosque, explicó en diálogo con PUBLIMETRO por qué en medio de una pandemia se presentaron casos como el del barrio Santa Fé, en Bogotá, donde un número considerable de ciudadanos venezolanos fueron desalojados de las residencias que habitaban.

“Colombia es un país que recientemente ha tenido que afrontar la migración masiva de ciudadanos provenientes de otros países, especialmente de Venezuela. Casualmente, la xenofobia no se presenta contra venezolanos de clase alta. Más que xenofobia (miedo al extranjero), lo que estamos viendo es más un caso de aporafobia (miedo a la pobreza). En el marco de la pandemia podríamos hacer un llamado a la empatía, a la capacidad de sentir el dolor del otro y obrar en consecuencia. ¿Qué país queremos ser? Un país que expulsa al inmigrante como nos han expulsado a nosotros los colombianos en algunos países extranjeros. Y sí, somos un país pobre; pero también somos uno de los países latinoamericanos más desiguales”, afirmó.

Según cifras de la ONU, un cuarto de los casi cinco millones de venezolanos que han emigrado, están en Colombia, pero el 90 % de ellos viven de empleos informales y son los más perjudicados por la cuarentena, razón por la que cerca de 2.000 personas se han visto en la obligación de regresar a su país durante el aislamiento.

La lucha contra el racismo y la garantía de una vida digna

Si hablamos de racismo, entendido como un sistema estructural que genera desigualdad, en Colombia, históricamente, las poblaciones indígenas, afrodescendientes, entre otras, han sido ubicadas en posiciones de inferioridad.

Según lo explica Cajigas, el racismo, al igual que el clasismo, definen, lamentablemente, la sociedad en la que vivimos y más allá de los tiempos de coronavirus. Esta inequidad estructural se manifiesta en el deterioro de la infraestructura de salud en territorios indígenas, como también en sectores populares en todas las ciudades.

Estos factores agravan la pandemia del coronavirus en regiones afectadas por la guerra silenciosa contra los líderes étnicos y sociales. “En este caso, se hacen necesarias medidas como el salario básico universal, la mejora de la infraestructura de salud y medidas de inmovilidad social (cero despidos, cero desalojos). En últimas, el Estado debe operar como Estado, garantizando la vida digna de los ciudadanos y extranjeros”, agregó Cajigas.

La COVID-19 ha obligado al mundo a cambiar sus rutinas y estamos en un punto en el que todos dependemos de todos. Ser colombianos, chinos, europeos o venezolanos no es garantía de no ser infectados, pues en estos momentos no es un tema de nacionalidad. Solidaridad y cuidado son los comportamientos que demanda la situación coyuntural en la que vivimos.

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