El canibalismo es una práctica poco común entre los animales mamíferos, en especial los de gran tamaño. Pero, en algunas ocasiones las ansias de sobrevivir y mantener la especie lleva a algunos a comerse entre sí mismo. Este es el caso que ahora se están observando entre los osos polares que habitan en la Antártida.
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El experto y científico ruso de osos polares, Ilya Mordvintsev, esta semana levantó las alarmas en una conferencia en la ciudad de San Petersburgo y quién, además, llamó a la comunidad internacional a prestar atención al “canibalismo” de la especie que podría llegar a la extinción en pocos años.
Calentamiento global y destrucción de hábitat los lleva al canibalismo
“El canibalismo entre los osos polares es un hecho establecido desde hace tiempo, pero estamos preocupados porque estos casos que solían producirse rara vez, ahora son bastante frecuentes”, explicó Mordvintsev, citado por la agencia de noticias Interfax.
“Podemos decir que el canibalismo entre los osos polares está aumentado”, agregó Mordvintsev, quien también es docente en el Instituto Severtsov para Problemas de Ecología y Evolución de Moscú.
Cambio de hábitat y calentamiento
Para el científico son múltiples los factores que están llevando a los osos polares a la práctica del canibalismo.
Indicó que las causas principales se deben al “derretimiento del hielo y la actividad humana que destruye su hábitat”.
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Como tercer punto agregó que el “comportamiento puede deberse a la falta de alimentos en su ecosistema”.
“En algunas estaciones no hay suficientes alimentos y los osos atacan a las osas con oseznos para sobrevivir. Esto pone en serio peligro la continuidad de la especie en el futuro”, dijo.
Los datos científicos apuntan a que el peso ideal de un oso polar debe oscilar entre los 400 y 700 kilos aproximadamente. Pero, se han localizado osos con pesos por debajo de los 250 kilos y con altos niveles de desnutrición.
Apuntó que el cambio y modificaciones en el hábitat también traen serias consecuencias en los mamíferos. Aseguró que la zona del Golfo de Obi al mar de Barents donde los osos polares solían cazar, es ahora “una ruta concurrida de barcos cargados de gas licuado (GNL) y que producen la destrucción del hielo” en la zona.
Los datos revelan que en los últimos 20 años, la población de osos polares ha disminuido más del 55%. Igualmente, el nivel de hielo al final del verano ártico se ha reducido un 40% por el calentamiento mundial.
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