Como tallados y esculpidos en la más fina madera de ébano, así son los rostros de los danzantes del grupo ‘Fuerza Negra’, ganadores de seis Congos de Oro del Carnaval de Barranquilla.
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Uno de estos rostros, enmarcado con un colorido turbante es el Luz Mary Herrera, una de las alumnas más aventajadas del grupo, natural del barrio La Manga, en el suroccidente de la ciudad. “Con el mapalé he podido explorar mi negritud, mi identidad y a rendir tributo a mis ancestros”, sonríe iluminándolo todo con su expresión. Ella, además de ser bailarina, es Ingeniera Ambiental de la Universidad de la Costa y también fue ganadora de la Beca Martin Luther King Jr. del Centro Colombo Americano.
Sin embargo, no todos los amaneceres fueron despejados para Luz Mary. Siendo muy joven tuvo que librar una lucha interna en busca de su aceptación. “Lo muy pocos admiten con nuestra raza es que a veces sufrimos de un conflicto de personalidad y a través de la danza comencé a amarme como una mujer negra y hermosa que soy. La danza es hoy el motivo por el cual me acepto como soy”.
En la actualidad ‘Fuerza Negra’, con ocho años de trayectoria en el Carnaval, cuenta con 150 integrantes liderados por licenciado en Arte Dramático de la Universidad del Atlántico y egresado de la EDA, Nair Antonio Núñez, quien a sus 34 años le ha dado un vuelco innovador a las coreografías y vestuario de esta danza ancestral en el Carnaval.
“El grupo comenzó con poquitos integrantes, después fue recogiendo a más personas. No queríamos estar en las calles. Los pelaítos se peleaban en las pandillas y por eso ‘Fuerza Negra’ ha recogido vidas. Para que no se pierdan”, dijo Núñez a PUBLIMETRO.
Otro Palenque en Barranquilla
Como muchos de los hijos nacidos en la Barranquilla afro, los ancestros de Nair provienen del primer pueblo libre de América. Su madre es de Palenque, Bolívar y su padre es de un corregimiento del Magdalena llamado Real del Obispo cerca de Plato. Su madre es vendedora ambulante de bollos de mazorca, de queso, de angelito, de yuca y también de dulces típicos afrocolombianos. “Mi desayuno es un bollo de mazorca con queso con agua de maíz”, detalló con un gesto de deleite.
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Además de la gastronomía de Palenque, en estas comunidades urbanas todavía se practica el lumbalú o el velorio, con su ritual fúnebre de las nueve noches, que se le canta a una persona cuando falleció. Esta ceremonia es una de las tradiciones que mantienen a la comunidad unida. “La comida solo se da en la novena noche, pero se hacen los rezos y se levanta el paño al difunto”, describe el coreógrafo.
Hace ocho años, entre límites de los barrios La Manga y Me Quejo, el profe Nair, como sus alumnos le dicen, iba de fiesta en fiesta recolectando talento. “Muchos le copiaban y otro no, pero él insistía y perseveraba para que fuéramos a los ensayos”, recordó Yulitza Pérez de 17 años.
“El profe nos puso el ojo. Nair nos fue conociendo de allí y nos fue invitando porque iba a crear un grupo de danza y así nos fue recogiendo a varias”. Las primeras bailarinas de mapalé fueron diez.
Con el paso del tiempo ‘Fuerza Negra’ nació como una iniciativa propia del docente Nair. “Quería que los niños y jóvenes de mi comunidad pudieran aprovechar su tiempo libre en cosas productivas y encontré en la danza esa estrategia para atraparlos y mantenerlos ocupados”.
Fronteras invisibles
Más allá del brillo, los flecos, el contoneo y el repique de tambores, también los jóvenes escuchaban el lamento de las madres por aquellos que se perdieron en las calles y en las esquinas víctimas del microtráfico y la pobreza.
“Ellos estaban expuestos a muchos factores que impedían su desarrollo como son los embarazos a temprana edad, la drogadicción y las pandillas”, lamentó Nair.
Los jóvenes se ven enfrentados a cruzar las llamadas fronteras invisibles. Las autoridades en Barranquilla han identificado más de 6 fronteras invisibles en los sectores de suroccidente y suroriente. El caso de los barrios de la Chinita y La Luz se genera por una guerra entre las pandillas los Calabazos, del barrio La Luz, y los Papalópez, de sector de La Chinita. También en el barrio El Bosque se han registrado casos, así como en el sector de Las Gardenias, donde las pandillas protagonizan los famosos enfrentamientos por territorio bajo la lluvia.
“Lo peor son las barreras invisibles que existen en mi sector entre los barrios La Manga, Nueva Colombia, Bajo Valle y San Felipe y quería aportar para que esto se acabara en mi comunidad”, afirmó el profe.
Para ello, con sus alumnos, comenzó a trabajar en la creación de un proyecto de vida para cada uno de sus integrantes. El plan incluyó la siembra de huertas productivas con cultivos de pancoger, jornadas de limpieza en La Manga, en frontera con el sector de la Virgencita en Me quejo.
En sus charlas, Nair comenzó a inculcarles el valor de su identidad étnica, cultural y afropalenquera, así como la importancia de rescatar sus peinados ancestrales y sus atuendos inspirados en la madre África.
“La tasa de natalidad de mi grupo se ha reducido considerablemente. Desde que tengo la danza, de 110 mujeres, anualmente pueden quedar dos chicas en estado de embarazo, pero si ellas no estuvieran con la disciplina de la danza, fueran 40 jóvenes embarazadas que entregaríamos a la sociedad para continuar con el ciclo de pobreza”, subrayó el docente.
Muchas de ellas están estudiando danza en la EDA Escuela Distrital de Arte y otras en la Universidad del Atlántico, que ha sido uno de los mayores logros de Nair con su grupo. “Es una gran satisfacción verlas crecer en su arte”.
En la Coronación de la Reina del Carnaval 2020 ‘Fuerza Negra’ fue uno de las danzas seleccionados para interpretar con sus cuerpos un número de mapalé y otro de sexteto en la gran tarima del Estadio Romelio Martínez. “A nosotros nos reconocen por nuestro baile de mapalé. El secreto para bailar mapalé es darse duro. Esa es la clave”, agregó Yulitza.
Cuando se le pregunta a los jóvenes que sienten al interpretar esta danza, muy pocos pueden describirlo con palabras, pero todos sonríen. “Es una conexión mística cuando se baila mapalé. Es algo que no se puede explicar porque la sangre hierve y tú sientes que estás volando cuando estás bailando mapalé”, dice Luz Mary.
Reivindicación de lo afro
Durante el Carnaval 2020 ‘Fuerza Negra’ bailó como invitado especial en los municipios de Puerto Colombia, Palmar de Varela, en el Carnaval del Suroccidente, en Santo Tomás y en la Vía 40 durante dos días de desfile donde recorrieron más de 4.2 kilómetros.
Los alumnos están inmersos en la apropiación cultural de sus raíces, muchos de ellos revisan páginas y redes sociales con contenidos africanos para lucir de acuerdo a la moda, pero a la usanza de lo urbano. Llevan sus peinados en trenzas y afros gigantes mezclados con ropa deportiva y tenis de marcas juveniles.
“Cada año Nair cambia de peinado para el grupo. Nuestro director los escoge en Instagram y le gustó porque era muy creativo y le encantó. Dijo “este es el peinado que vamos a llevar al Carnaval” y así fue”, explicó Taliana Cabarcas de 18 años.
“Sobre los peinados es un tema que siempre que he trabajado mucho con mis estudiantes para las fiestas y los quinceañeros. Hemos reducido ese afán de quererse alisar el cabello con químicos y en sus quinceañeros y grados usan sus peinados afro con mucho orgullo y amor”, destacó Nair.
Ahora el próximo proyecto de Nair con su grupo es recuperar la lengua palenquera para mantenerla viva en el tiempo con el montaje de una obra de danza teatro con sus estudiantes.
“Somos del barrio y Nair ha sido nuestro profesor, nuestro pariente, nuestro hermano y todo para nosotros. Él nos vio bailando y formó el grupo de danzas. Más que un grupo somos una familia porque tenemos muchas cosas en común”, concluyó Luz Mary.
La cifra: 150 integrantes hacen parte de ‘Fuerza Negra’
La frase: “Es una conexión mística cuando se baila mapalé. Es algo que no se puede explicar porque la sangre hierve y tú sientes que estás volando cuando estás bailando mapalé”, el docente Nair Antonio Núñez.