Unos 400.000 niños venezolanos no van a la escuela en Brasil, Colombia y Ecuador y el 48 % no lo hace porque las aulas de las poblaciones de acogida están superpobladas, informó este viernes el Consejo Noruego para Refugiados (NRC, por sus siglas en inglés).
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Según una encuesta que el NRC llevó a cabo en 2018 en zonas fronterizas de los tres países y su experiencia en el terreno, en Colombia por ejemplo, el 58 % de los niños venezolanos en edad escolar no asistían a la escuela ni estaban inscritos.
PROBLEMA MULTICAUSAL
El director del NRC, Christian Visnes, explicó en declaraciones a Efe que algunas de las principales barreras para la escolarización de los menores es que muchas de sus familias llegan «en una situación de extrema pobreza, sin información y en zonas del país donde ya hay un problema de cobertura escolar».
Visnes también observó que el porcentaje de niños sin escolarizar es mayor en Colombia, sobre todo porque es el país que recibe a más migrantes venezolanos, y en cambio, en Ecuador el tipo de migración es diferente, porque las familias venezolanas allí «están de paso» y por eso no les «urge tanto escolarizar a sus pequeños».
Un total de 4,6 millones de venezolanos, de los cuales un 25 % son niños, han salido de su país por la crisis y de ellos más de 1,4 millones se han establecido en Colombia.
FACTOR DE RIESGO
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Visnes advirtió que Colombia tiene un «factor de riesgo adicional», que es la existencia «del conflicto armado», y por eso en algunas zonas fronterizas con Venezuela, como el Catatumbo, en el departamento de Norte de Santander (noreste), «los niños venezolanos sin escolarizar se exponen al reclutamiento de menores de los actores armados y de grupos criminales».
«En estas zonas la necesidad de que el Estado colombiano proteja a los niños es mayor, y una de las formas más efectivas es a través del sistema educativo y de la escolarización, para que no sean víctimas de la trata o del crimen organizado», reiteró el director del NRC.
La encuesta del NRC también señaló que el 35 % de las familias venezolanas no podían pagar los costos asociados con la educación, mientras que un 8 % de los niños dijo que pasaba su tiempo trabajando para ayudar a mantener a sus familias.
En este sentido, Visnes aseveró que hay familias que no pueden permitirse «ni comprar el uniforme obligatorio de la escuela», y agregó que la escolarización «puede ser el primer paso para que las familias empiecen a establecerse y a encontrar un sustento».