Durante la jornada del Festival de la Cuchara, que se llevó a cabo durante uno de los útimos mercados campesino en la localidad de Fontibón, en Bogotá, les preguntamos a los campesinos y asistentes por qué vale la pena celebrar el alimento campesino. Estas fueron algunas de las lecciones que nos dejaron sus respuestas. Tres lecciones de trabajadores del campo sobre el cultivo de los alimentos sanos.
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Cadas 15 días llegan al mercado campesino de Fontibón 43 toneladas de alimentos frescos desde desde Cundinamarca, Boyacá, Tolima y Meta. Este sábado puede disfrutar de este o buscar el mercado campesino más cercano, que seguro hay en todas las ciudades y municipios de Colombia.
Comprarle al campesino es la única manera de apoyarlo
Como parte de un ejercicio pedagógico, algunos asistentes al Festival de la Cuchara respondieron cuál era su principal razón para comprar en mercados campesinos, étnicos y agroecológicos. La mayoría respondió que lo hace por apoyar la economía campesina y, en segundo lugar, por reducir su huella ambiental. Sin embargo, hay otros beneficios como la variedad de productos, los precios y la frescura de los alimentos.
“Vengo a los mercados porque si no apoyamos la economía local y los productos locales, no vamos a lograr sostener nuestras actividades y nuestra alimentación”, explicó Camilo Moncada, comprador y miembro del Comité Salsa, una red que trabaja por la soberanía y autonomía alimentaria.
De esto también está convencida Maria Lucelly Torres, una de las organizadoras del mercado campesino de Fontibón y otras localidades: “Con el simple hecho de que vengan y les compren los productos a los campesinos estamos evitando el intermediario; el dinero que le quita el intermediario a los pequeños productores queda para el campesino y el consumidor. Esa es la manera de decirle a los campesinos que son la parte más importante de la economía de este país”.
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Todos tenemos un origen campesino
Muchos de los compradores de los mercados campesinos experimentan cada sábado la nostalgia de recordar los olores y sabores del campo donde crecieron. Esto le ocurre a Maria Isabel de López, clienta del mercado de Fontibón desde hace 3 años: “Venir aquí me recuerda a mi mamita vendiendo sus productos en la plaza de Garagoa (Boyacá). Yo hago de cuenta que mi mamá está acá y digo ‘voy a hacerle el gasto a la vecina que es como si fuera mi mamá’”.
Maria Isabel cuenta que su mamá nunca tuvo la oportunidad de vender en mercados campesinos y, a sus 81 años, todavía lucha consiguiendo una flota para ir a vender sus huevos en el pueblo vecino. Los beneficios de comprar sin intermediarios también son una motivación para Luz Estupiñán, quien asiste al mercado con su nieta: “Soy de una familia campesina en Santander. Allá se daba de todo (mora, arracacha, zanahoria, cebolla, cilantro) pero tocaba sacarlo al centro del pueblo y el que ganaba era el revendedor”.
“Los feos somos más” o el valor de recuperar productos nativos
Mientras disfrutaban al son de la carranga, los asistentes al Festival de la Cuchara degustaron un cocido boyacense preparado por los chefs del restaurante Clandestino, quienes se han dado a conocer por adaptar su menú a los alimentos locales de temporada.
Con los cubios, las chuguas, la arveja, la papa y demás alimentos del mercado campesino, los cocineros hicieron un homenaje a los productos nativos, que en ocasiones quedan relegados por cuenta de los ultraprocesados o las comidas rápidas. “Empezamos a usar estos tubérculos que la gente discrimina por feos pero los feitos somos más. Queremos acabar con el prejuicio que viene con la comida supuestamente ‘linda’ y recordar que estos alimentos cuentan nuestra historia”, cuenta Paola Solano, una de las creadoras de Clandestino.
Si está interesado en visitar los mercados campesinos de Bogotá, consulte fechas y lugares en las redes sociales de Agrocomunal: Twitter y Facebook.
*Este contenido hace parte de la campaña Llevo el Campo, una iniciativa de la Red Nacional de Agricultura Familiar, a la que Dejusticia se une en 2019 para promover los mercados campesinos, étnicos y agroecológicos.