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¿Qué les saca la ‘piedra’ a los conductores en las calles de Bogotá?

Un estudio realizado desde distintos ámbitos profesionales, analizó la relación entre la predisposición a la ira y las maneras de manejar de los conductores profesionales bogotanos.

Según datos arrojados por INRIX Global Traffic Scorecard a principios de 2019, que analizó el tráfico en 38 países, en Bogotá los ciudadanos pierden 272 horas al año en trancones, un promedio de 11,3 días de su vida, ocupando el primer puesto entre las ciudades con mayor tráfico del mundo por encima de Ciudad de México, São Paulo, Roma, Dublín y Londres.

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La cifra va en aumento, teniendo en cuenta que, en 2017, esta misma firma especializada ubicó a Bogotá en la sexta posición de las ciudades del mundo con más tráfico.

La ira que enfrentan los conductores al encontrarse con fenómenos como el tráfico, la mala conducción de otros, el uso del pito y los comportamientos hostiles de quienes manejan, entre otros factores, llevaron a un grupo de investigadores de la Universidad El Bosque y la Universidad de Valencia (España) a analizar este tipo de comportamientos desde diferentes disciplinas.

Boris Cendales, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, participó en este estudio junto a otros investigadores y usó la Escala de Ira en la Conducción de Deffenbacher, aplicándola a 492 conductores profesionales. En la muestra se encontró que hay ciertos tipos de predisposición a la ira, pero el factor que más irrita a los conductores es la conducción ilegal de otras personas, o percepción de que otros usuarios de la vía violan recurrentemente las normas de tránsito.

“La ira es un fenómeno complejo. Pareciera trivial mostrar un resultado de investigación en el que las personas que más se enojan son las que conducen de forma más riesgosa o las que más se accidentan. Sin embargo, eso no fue lo que encontramos con exactitud”, aseguró Cendales en diálogo con PUBLIMETRO.

Según él, hay ciertos tipos de predisposición a la ira, como por ejemplo, sentir mucha rabia ante la imposibilidad de avanzar o ante la hostilidad de otros conductores, que se asocian con estilos riesgosos de conducción. Sin embargo, quienes sienten ira ante la conducción ilegal, curiosamente, son tienden a utilizar técnicas de conducción enfocadas en el manejo del estrés y tratan de manejar de manera preventiva.

Sobre este tema, Guillermo Zuleta, conductor profesional de transporte público, comentó que “evidentemente hay una correlación entre la ira y las injusticias que pasan en la vía, ya que nosotros, quienes permanecemos hasta 15 horas en la calle, nos vemos enfrentados a diversas imprudencias de quienes van de la oficina a su casa o quienes salen por unas pocas horas a hacer vueltas”.

Este resultado es bastante interesante en términos de toma de decisiones públicas, porque implica cierta preocupación por la legislación y por la forma de hacer las cosas correctas, lo que puede ser manejado para proporcionar información y capacitaciones de seguridad al volante.

“Sería bueno que se establecieran políticas que nos ayudara a formar a los conductores privados. Así mismo, creo que quienes manejan moto deben estudiar muy bien las reglas, porque ellos creen que son dueños de toda la vía y eso no es así”, acotó Zuleta.

¿Cómo controlar la ira?

Existen varias formas de hacerlo. Sin embargo, la predisposición a la ira es un problema que no es fácil de manejar porque se relaciona con la personalidad de los conductores y está marcada en sus genes.

En el estudio se encontró que algunos conductores utilizan técnicas preventivas o basadas en el manejo del estrés, como controlar la respiración, contar hasta 10, planificar las rutas y ser consciente de que es posible que al desplazarse por Bogotá terminen gastando más tiempo del necesario. Lo importante “Es estar preparados para este tipo de cosas y saber qué hacer cuando sentimos que la interacción con el medio provoca ira”, agregó Cendales.

Para esta investigación se unieron experiencias de diferentes disciplinas profesionales como la psicología, las ciencias económicas administrativas y las ciencias sociales, teniendo en cuenta que la ira no solo se puede ver desde la perspectiva de la personalidad y los factores de riesgo psicosocial.

“Yo trato de contar hasta 10 y respirar, tal vez por lo que tengo un poco más de paciencia tras llevar más de 20 años al volante. Sin embargo, no siempre es fácil y más aún con el tráfico de Bogotá. Pese a esto, hasta el momento no he tenido accidentes o incidentes graves”, puntualizó el conductor.

Cuando se acude a explicaciones para ver qué pasa en Bogotá, es inevitable traer otros tipos de determinantes como la cultura en la ciudad, el manejo de las leyes, la obediencia de las normas de tránsito, los factores ligados a nuestro medioambiente social y la infraestructura de las vías, entre otros.

Conozca en el siguiente video más detalles sobre esta investigación, basada en el estilo de conducción y la ira:

 

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