Uno de los objetivos de los vehículos de trabajo es ser cada vez menos «de trabajo» y más una opción universal. La idea es que emprendedores, pequeños empresarios, finqueros y otros grupos no tengan que tener un carro de trabajo y uno para el fin de semana, sino que con una lavada, puedan llevar el carro de lunes a viernes con su familia. En Latinoamérica esto ha redundado en pickups basadas en camionetas populares, como la Ram 1000 que presenta SK Bergé.
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La Ram 1000 fue desarrollada en Brasil, donde se conoce como Fiat Toro. En Colombia, aprovechando la concentración de vehículos comerciales de Fiat Chrysler en la marca Ram, se bautizó con una referencia que alude a las gigantescas camionetas americanas con motores V8 y una extensión enorme. Esta pickup no tiene un antecedente directo en la gama, pero mecánicamente comparte mucho con el Jeep Renegade y, conceptualmente, con la Renault Duster Oroch.
El diseño, eso sí, es bastante diferente y con unas líneas muy europeas, con un frente redondeado y luces LED en la parte superior. La parrilla va en el medio con los elementos ópticos principales, pero el logo de Ram está en la parte superior. El resto del diseño es robusto, aunque con una distancia entre ejes amplia para que la cabina no tenga intrusión del eje trasero.
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El platón no es especialmente profundo, aunque viene de fábrica con protección plastificada y una cubierta, además de una puerta que abre por la mitad y que permite manejar con facilidad la carga. En el interior la situación es mucho más cómoda, al menos para los ocupantes delanteros. La estética es más cercana a la de un automóvil que a un vehículo de trabajo, aunque los apliques metálicos alrededor del sistema de infoentretenimiento y las tomas de aire aluden al trabajo pesado.
Las sillas delanteras son amplias y ofrecen buen ajuste. Las traseras son demasiado rectas en el espaldar, debido al corte del baúl, y tienen el espacio apenas suficiente para que cinco adultos viajen con comodidad. La camioneta tiene soluciones inteligentes para problemas como la ubicación de las herramientas: están bajo la silla del conductor.
¿Falta una dieta?
El motor de la Ram 1000 es el mismo del Jeep Renegade y el Fiat Cronos, una pieza de 1.8 litros de capacidad y 130 caballos. Está acoplado en su única versión a una caja automática de 6 velocidades, con levas en el timón. La programación de la caja no es la ideal, y sus relaciones son muy largas. Esto termina castigando fuertemente el consumo de la camioneta, sobre todo, en ascensos y en ciudad.
Si bien en autopista y a la altura de Bogotá la pickup reaccionó correctamente, en los ascensos la reacción de la caja fue muy lenta. A pesar de pisar el acelerador la transmisión no hizo el cambio de marcha esperado, lo que obligó a mantener el acelerador a fondo para evitar «colgarse» mientras se requería el mando secuencial para bajar a tercera marcha. El consumo de combustible se resintió notoriamente, marcando consumos durante la prueba que realizó PUBLIMETRO de menos de 20 kilómetros por galón en el ascenso.
Es una lástima, porque en la prueba la camioneta se destacó por una suspensión suave, incluso con carga. A velocidades legales, no hubo problemas de inestabilidad en el eje trasero. Los frenos fueron correctos y la capacidad de marcha fue muy adecuada en autopista. En ciudad, la suspensión absorbió bien los huecos y giró adecuadamente, mostrando el control de estabilidad estándar. La capacidad de carga es de unos 700 kilogramos, suficiente para el uso moderado de un cliente privado.
El carro en un minuto
Modelo: Ram 1000 Bighorn 2020
Motor: 1.8 litros, cuatro cilindros, 130 caballos de potencia, 170 Nm de torque
Transmisión: Automática de seis velocidades con levas en el timón
Tracción: Delantera
Positivo: Versátil, ofrece capacidad familiar y de trabajo en un paquete innovador.
Negativo: Consumo de combustible y precio que la ponen en una dura competencia.
Precio: $89’900.000
Accesorios para todos
La Ram 1000 ofrece asistencias suficientes para trabajar con comodidad y llevar a la familia. Así lo demuestran soluciones como un aire acondicionado bizona, dos puertos USB y dos de 12 voltios para cargar aparatos electrónicos, y el excelente sistema de infoentretenimiento Uconnect de Fiat Chrysler. A pesar de esto, la pantalla de 5 pulgadas es pequeña. Esto afecta, sobre todo, la cámara de reversa, la cual no ofrece un adecuado campo visual. Cabría esperar que en próximos modelos venga una pantalla de mayor tamaño.
En seguridad, aunque viene únicamente con dos airbags, tiene control de estabilidad y luces exploradoras con sistema «cornering», que alumbran el sentido de giro. Además cuenta con asistencia de arranque en pendientes y con anclajes Isofix para sillas de niños, algo más habitual de las SUV que de las pickups. Trae control de crucero y alerta de exceso de velocidad, importante debido a su condición con platón y su elevado centro de gravedad.
Todo esto ofrece una camioneta bien equipada y versátil, pero con un grave inconveniente. Ram decidió traer a cerca de 90 millones de pesos la única versión de esta pickup, un precio elevado y que pone una competencia muy fuerte. Los modelos de entrada de otras camionetas como la Ford Ranger, la Nissan Frontier y la Foton Tunland están al mismo costo. Estas cuentan con motores más potentes, tanto de gasolina como de diésel, y mayor capacidad.
Tal vez una muestra clara del problema de la Ram 1000 es la comparación con su inspiración, la Duster Oroch. Su versión más equipada cuesta casi 70 millones de pesos, con la misma proveniencia de Brasil. Y cuenta con un motor más grande y transmisión a las cuatro ruedas, aunque con una transmisión automática de 4 velocidades y una capacidad de carga de menos de 600 kilogramos. La diferencia de precios es muy notoria, y los colombianos son muy hábiles para votar con el bolsillo.