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Claudia López: “Yo le propongo a Bogotá cuatro metros”

Claudia López, candidata de la Alianza Verde y el Polo Democrático para la Alcaldía de Bogotá, aclaró a PUBLIMETRO algunas de las polémicas y sus propuestas.

Estamos con Claudia López a poco más de un mes de las elecciones del 27 de octubre…

Claudia López: ¡Qué dicha, Dios mío! Cada día que pasa es una ganancia.

¿Es una ganancia por el desgaste de la campaña?

Claudia López: Ha sido un trabajo muy intenso, y llevo más de seis meses, contando desde la encuesta de la Alianza Verde contra Antonio Navarro. Es un trabajo muy largo, y que falten pocas semanas es un alivio.

En estas últimas semanas la campaña ha sido mucho más polémica, hasta el punto que Carlos Fernando Galán ha hecho un llamado a la calma…

Claudia López: Sí, pero él también ha sido parte de la polémica. Eso me parece un poco… sobreactuado. Pero así es la campaña, de controversias, lo cual está bien. El problema de la campaña no son las controversias: son las mentiras.

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¿Siente que esas mentiras afectan sus aspiraciones?

Claudia López: Para nada. He seguido subiendo en las encuestas, y ese es fruto del desespero de los malos perdedores, en particular de Miguel Uribe, que cree que con agredir va a subir y no sube. Yo entiendo el desespero de los malos perdedores, pero creo que eso no va a lograr dañar el ánimo de la campaña. Hemos liderado las encuestas desde el día 1 y era obvio que todos los demás iban a salir a darle palo a la que iba adelante.

Efectivamente lo hicieron, Hollman, Carlos Fernando y Miguel, y el resultado es que seguimos subiendo y seguimos liderando. Se destacan más nuestras propuestas, y estoy muy contenta porque veo que se están entendiendo. Esto es muy intenso, pero me he gozado esta campaña. He aprendido mucho, he recorrido la ciudad por todas partes, y lo que veo en la calle es mucho afecto, y mucho entusiasmo de que vamos a ganar.

¿Se cuenta entre estas propuestas su apoyo al metro?

Claudia López: Bogotá necesita hacer cuatro metros, como estamos proponiendo nosotros. El metro pesado hasta Suba y Engativá y los tres trenes de cercanías: el del occidente que ya arrancó, el del norte y el del sur. Bogotá lo que necesita es más metro y no más TransMilenio.

Algunos insisten en que la coalición alternativa la escogió para apoyar el metro subterráneo y ahora quiere el metro elevado. ¿Cuál es su posición con el metro?

Claudia López: El acuerdo de la coalición dice exactamente lo que yo había propuesto: que si el contrato del metro se hace, va. No voy a echar contratos ni estudios para atrás, ni a hacer otra «peñalosada». Bogotá no tiene metro hoy porque Peñalosa botó los estudios del metro a la caneca, volvió a empezar de ceros, se le acabó el gobierno y no hemos construido un centímetro.

Por eso voté por Rafael Pardo, porque pensé que eso iba a hacer Peñalosa, entre otras barbaridades… Y no voy a hacer lo mismo que le he criticado a él. Bogotá merece respeto. Mi propuesta ha sido la misma, con o sin coalición. Yo no voy a cambiar de posición por ganarme un voto ni voy a dejar chantajearme de nadie. Mi propuesta ha sido respetar lo que se contrate, completar esa primera línea del metro hasta Suba y Engativá, y así lo voy a hacer.

¿Con qué dinero va a llevar el metro hasta Suba y Engativá?

Claudia López: La plata no es infinita y no podemos abusar del bolsillo de los bogotanos. Para liberar los recursos necesarios y llevar el metro hasta Suba y Engativá, no voy a hacer TransMilenio por la Séptima. La Séptima no lo necesita, y necesito liberar esos recursos para hacer el metro.

La defensa de la administración actual al proyecto de TransMilenio por la Séptima es que se necesita para arreglar la vía…

Claudia López: Lo necesario para arreglar la Séptima es eliminar los semáforos en la 92, en la 84 y en la 77. Ya sea con puentes o con deprimidos; veremos lo que nos dicen los estudios, aunque yo preferiría los deprimidos. Esos tres semáforos le reducen la velocidad a la Séptima a la mitad. Hay que eliminarlos, mejorar los andenes y el espacio público, rearborizarla en vez de talarla, y mejorar el uso del carril preferente con buses exclusivamente eléctricos. Así, tanto el transporte público como el privado tendrán mayor velocidad, menor contaminación y mejor espacio público. Con nuestro equipo técnico, hemos estimado que se puede hacer con 500.000 millones de pesos, no con los 2.6 billones que se quiere malgastar Peñalosa.

¿Cuál sería la solución para el en transporte público de Usaquén?

Claudia López: Haremos metro a dos cuadras, en el Ferrocarril del Norte. Lo vamos a conectar desde Zipaquirá hasta Gran Estación, como funciona hoy pero con una locomotora vieja. He hablado con los candidatos a la alcaldía de Chía, de Zipaquirá, de Cajicá, y todo el mundo está feliz de que nos unamos para hacerlo. Celebro que la Gobernación y la Nación estén haciendo los primeros estudios básicos, y que los estén haciendo para que esa línea no solo lleve pasajeros sino carga, seguramente nocturna, para que no tengamos tractomulas y camiones viejos entrando por la Autonorte. Creo que Bogotá tiene que aprender, con humildad, a trabajar de la mano con los municipios vecinos y la Gobernación, porque nos conviene a todos y somos una misma región de facto.

¿Esa sería la segunda línea del Metro de Bogotá?

Claudia López: La tercera, porque la segunda será el Regiotram de Occidente, que ya arrancó. Como Bogotá, a través de Peñalosa, no ha querido colaborar con el Regiotram, está arrancando como un proyecto modesto, de solamente 10.000 pasajeros hora-sentido. Lo que yo he ofrecido a la Nación y a la Gobernación es que  Bogotá aporte recursos de manera que esa línea pueda maximizarse hasta 25.000 pasajeros hora-sentido, y que además sea polivalente para que pueda entrar carga. Eso eleva los costos del proyecto, pero por eso estamos dispuestos a contribuir con recursos para que tanto la segunda como la tercera línea de metro nos queden polivalentes y de tren regional.

¿Cuál sería la cuarta línea de metro?

Claudia López: La que va desde Gran Estación hasta Soacha, usando el ferrocarril del Sur. Si alguien necesita ese tren en la región en Soacha: ahí se origina el 20% de los viajes de Bogotá. Es de, hecho, la línea más rentable de las tres, entre el norte, el occidente y el sur. Yo propongo a Bogotá cuatro metros y cuatro TransMilenios, mientras los candidatos que apoyan el POT de Peñalosa apoyan medio metro y 15 TransMilenios.

¿Por dónde pasarían las cuatro troncales de TransMilenio que propone?

Claudia López: La primera sería la expansión de la avenida Ciudad de Cali hasta la Calle 13. La segunda es completar la Caracas para que vaya desde la 187 hasta el pueblo de Usme, y no como ahora que solo llega hasta Molinos. La tercera sería la avenida Mutis y calle 63, que debe conectar hasta el centro con las troncales existentes. Y la última, muy importante, es la avenida Boyacá, desde Usme hasta el norte.

Además se debe arreglar el sistema: ampliar las estaciones, que las puertas abran y cierren, bajar los atracos… Ahí hay una diferencia de modelo con quienes quieren poner TransMilenio en el ferrocarril, en la Boyacá, en la ALO, en la Séptima… Considero que esto va a ser más eficiente en comodidad, en movilidad, y en medio ambiente: en vez de tener buses quemando diésel, tendremos metro limpio con energía limpia.

Usted participó del cabildo abierto sobre el POT que se va a discutir en el Concejo. ¿Cuál es su posición sobre la expansión de Bogotá?

Claudia López: Hay que parar el POT de Peñalosa. Primero, es antidemocrático que un alcalde que rechaza el 60% de Bogotá, que está de salida, nos pretenda imponer su modelo de ciudad. Segundo, lo están tratando de sacar a punta de ‘mermelada’ y ofrecimientos indebidos a los concejales, aprovechando que están en campaña y necesitan plata, puestos y contratos. Eso es un acto de corrupción evidente. Y tercero, tiene tres errores fundamentales.

¿Cuáles son esos errores?

Claudia López: El primero, proponer que Bogotá siga dependiendo de TransMilenio cuando la ciudad quiere metro y más metro. El segundo, que desconoce la estructura ecológica principal y la transforma en estructura de servicios con lo cual la puede pavimentar. Pavimenta los humedales, pavimenta la reserva Van der Hammen, urbaniza 500 hectáreas nuevas en los Cerros Orientales, reduce la ronda del río Bogotá y la urbaniza completa, ignorando el cambio climático. Es incrementar el nivel de riesgo, es completamente depredador.

Tercero, propone una serie de desalojos y despojos de barrios como La Esmeralda, Pablo VI, Villa Mayor, Barrios Unidos… Propone comprar a precio de huevo sus casas a los habitantes de esos barrios para hacer renovación urbana. La renovación urbana en altura está bien, y la necesita Bogotá sobre ciertos ejes. El problema es que sea desalojando y despojando a cierta gente.

¿Cuál sería su propuesta de renovación para Bogotá?

Claudia López: Yo propongo una revitalización urbana: que la gente pueda vivir donde escogió vivir, que su patrimonio privado crezca y se valorice, siga viviendo donde vive, mejore el entorno urbano y pueda vivir un poco más en altura. Creo que no hay que hacer renovación urbana sino revitalización sin desalojo y despojo. Creo que no hay que seguir haciendo TransMilenio sino metro. Y creo que no hay que destruir la estructura ecológica principal, sino cuidarla.

¿Cree que el POT de Peñalosa va a ser aprobado?

Claudia López: Las cosas de los autoritarios como Peñalosa siempre se terminan cayendo por el hilo más delgado. El Procurador General de la Nación ha dicho dos cosas muy evidentes, y ha demandado el trámite de ese POT. El Procurador, no yo. La primera razón es que desconoce el Censo del Dane, que nos dice que somos 7.2 millones de bogotanos, y según Peñalosa somos 8.5. Peñalosa está haciendo proyecciones infladas con las que desaloja, depreda, pavimenta, porque cree que hay más gente que la que hay. Los alcaldes estamos obligados a usar las cifras del Censo, no las que nos inventemos.

La segunda: el concepto ambiental que dio la CAR está viciado porque el director de la CAR es un negociante inmobiliario en Bogotá que tiene un conflicto de interés en la Alcaldía. El Procurador le pidió al Alcalde que suspendiera el trámite hasta que se subsanara esa ilegalidad; Peñalosa en su arrogancia no quiso. Aún si lo imponen, muy seguramente se va a caer. Por eso le pedí al Alcalde que deje la arrogancia, que se subsane la concertación ambiental, que se concerte con las comunidades a través del Consejo Territorial de Planeación que dio un concepto negativo, y que tras subsanar esas ilegalidades se presente nuevamente en el Concejo.

Al Verde se le critica la postura de Lucía Bastidas a favor del POT. Dentro de la coalición hay muchas diferencias entre los sectores del Verde que son peñalosistas, alternativos, el Polo, Activista… ¿cómo concilia tantas posturas tan diferentes?

En esto tenemos unidad de criterio, excepto Lucía Bastidas. No es que la coalición no tenga una postura unificada. Tiene una excepción: Lucía, con quien hemos dialogado para exponer por qué ese POT es inconveniente ambiental y socialmente.

Esperamos que ella atienda los criterios. Y si no, le pido a la ciudadanía que demuestre con su voto qué quiere que sea el Verde: si quiere que siga teniendo infiltrados peñalosistas que destruyan a Bogotá, o si con su voto espera tener mejores concejales. Espero convencerla con buenos argumentos, o que los electores la convenzan con votos, y se elija a otro tipo de concejales de la coalición de Activistas, el Verde y el Polo que sí están convencidos en la concertación ambiental y social.

¿Cómo se ha sentido trabajando con Activistas y con el Polo Democrático?

Ha sido maravilloso. Es una renovación de vida, de energía, de ciudadanía. Los seis integrantes de Activistas que se integraron a la lista verde son un orgullo en diferentes causas: afros, ambientales, culturales, de inteligencia colectiva, de salud pública, y son una revitalización de energía, mujeres maravillosas.. y lo mismo con el Polo. Ya desde el año pasado veníamos haciendo campaña juntos. Y así como a nivel nacional tienen una bancada extraordinaria, en Bogotá, aún más. Han sido una bancada extraordinaria en Bogotá, Ha sido maravilloso, fruto de alegrías y de trabajo común… El plan de gobierno que tenemos lo firmamos todos, incluida Lucía, por lo que yo la llamaría a que cumpla su palabra.

¿Cuál es entonces su relación con Lucía Bastidas?

Lucía es una mujer de carácter, es una mujer… decente, en eso no tengo ninguna duda. Pero tiene una visión muy discordante: cree que está en el Centro Democrático y no en el Verde. Yo la invito a que entienda en qué partido está.

Usted dijo que quería «defender a la ciudad de los nuevos Márquez». ¿A qué se refiere con esta frase?

Uno de los grandes errores de la centroizquierda en Colombia es que le ha quedado grande administrar el tema de seguridad y justicia. Se lo ha regalado a la derecha, que confunde seguridad y justicia con autoritarismo. Yo creo que la seguridad y justicia no es un tema de derecha, sino de derechos: a la vida, a la tranquilidad, a que no te atraquen, a que a las mujeres no las manoseen.

Bogotá y Colombia quedaron notificadas de una nueva amenaza: además de tener delincuencia común, atracos, crimen organizado y narcotráfico, tenemos una disidencia de la guerrilla comandada, no por cualquier tonto, sino por un comandante con 30 años de experiencia como Iván Márquez. Eso nos lo tenemos que tomar en serio.

Usted ha estudiado durante años el conflicto armado. ¿Es tan peligrosa la disidencia de Iván Márquez?

Cualquiera que haya estudiado el conflicto armado y crimen organizado sabe que el curso de graduación de un delincuente es hacer un atentado en Bogotá. Sin paranoia, pero con firmeza, tenemos que reforzar nuestro esquema de justicia, desde los atracadores, pasando por los narcos, hasta los «nuevos Márquez» y las disidencias. No podemos olvidar que en enero estábamos lamentando la muerte de 23 policías. Tampoco podemos caer en la paranoia y en el uso político del miedo. Lo que dije es «nos vamos a preparar».

¿Cómo va a ser esa preparación ante estas amenazas?

Primero, con unidad ciudadana. Los bogotanos rechazamos la violencia, venga de donde venga. Esa unidad por encima de todas las diferencias es muy importante: que la gente rechace, condene, colabore, dé información sospechosa, y que las autoridades reaccionemos oportunamente. Segundo, con inteligencia y cooperación. Bogotá no tuvo en su momento más actos terroristas debido a que tuvo un comité interinstitucional, plan candado, custodia de sus fronteras, para prevenir que entraran narcos, paras, guerrilla, explosivos, armas… Eso hay que reactivarlo, hay que retomar esos controles que se relajaron un poco y trabajarlos. Tercero, mejorar la policía y la justicia para que los delincuentes que capturemos no queden libres. Y también mejorar la oferta de prevención social para que nuestros jóvenes estén donde deben estar: estudiando y trabajando.

Usted propuso 25.000 cupos en educación superior «que la ciudad demande». Muchos lo interpretaron como que no se ofrecerían becas en humanidades o artes. ¿Cómo opera exactamente esa propuesta?

Lo polémico es que alguien salga a decir que va a ofrecer 250.000 cupos de educación gratuita en Bogotá. Eso es polémico porque es mentiroso. La Universidad Nacional tiene en toda Colombia 52.000 cupos, para que tengamos sentido de las proporciones. Lo que he dicho es que, solo en Bogotá, vamos a ofrecer la mitad de nuevos cupos que tiene la Universidad Nacional en el país: 25.000 cupos. De educación superior gratuita y sin Icetex, para lo que quiera estudiar la gente. Yo vengo de las humanidades y la educación es para la felicidad, para el desarrollo, pero también es para la empleabilidad. Nadie quiere estudiar algo en lo que no pueda trabajar.

¿Dónde quedan entonces las humanidades?

Esa visión de que, en el siglo XXI, no va a haber ciencia social es todo lo contrario. La psicología, la antropología, la sociología tendrán mucha más demanda. Se necesita trabajo colaborativo, empatía, trabajo interdisciplinario. Eso necesitan las nuevas industrias del siglo XXI. Fue el siglo XX el de la industrialización masiva, la que relegó en parte las humanidades y las ciencias sociales. Es la economía nueva del siglo XXI la que está volviendo a demandar humanidades y ciencias sociales.

No hay ninguna incompatibilidad entre educación para la felicidad y para la creatividad, y para la empleabilidad. Los jóvenes de Bogotá y de Colombia tienen derecho a estudiar carreras técnicas, tecnológicas y profesionales, las que quieran y escojan, sabiendo como insumo de información, cuál es la demanda actual y potencial de su carrera que hay en el mercado. Con esa información completa pueden tomar la decisión completa.

Es decir, ¿un joven va a poder estudiar lo que quiera sin que lo obligen?

Nadie los va a obligar ni a exigir, pero sí importa que estén informados de qué y para qué quieren estudiar. En esos 25.000 cupos habrá humanidades, arte, ingeniería, programadores, en fin. Lo que es polémico no es ofrecer la mitad de los cupos que ofrece la Universidad Nacional en el país: lo que es polémico y mentiroso es ofrecer 500 mil programadores, o 250 mil cupos. Cinco veces la Universidad Nacional en cuatro años: eso es engañar a los jóvenes. Yo soy una persona seria y rigurosa, que vengo de la academia, no propongo cosas que no puedo cumplir.

En el tema empleo uno de los problemas es la salida de industrias de Bogotá a la Sabana, con la pérdida de empleos en Bogotá. ¿Cree que se pueden reemplazar esos empleos en Bogotá por otras ramas productivas?

Todas las grandes ciudades del mundo viven de la economía de servicios, tecnología y comercio. La industria necesita áreas expansivas que no encuentra en las grandes ciudades porque el suelo es muy caro. No es un fenómeno de Bogotá, es del mundo: en Nueva York, la gran industria no está en Manhattan. Ese es un síntoma del desarrollo y la situación económica de las grandes ciudades.

¿Cómo apoyar entonces la creación de empleo en Bogotá?

Los jóvenes, las madres y los mayores de 50 son los que están más desempleados. Y los empresarios tienen capital e innovación para generar empleo, y no encuentran el tipo de empleados que están buscando. Eso es un pierde-pierde por punta y punta. Por eso la agencia de innovación que vamos a crear va a ofrecer esos 25.000 cupos gratuitos para cerrar esa brecha. Para que jóvenes, mujeres de cabeza de familia y mayores de 50 se reentrenen en lo que quieren, lo que los haga felices, y que también les permita tener condiciones de empleabilidad, y los empresarios puedan crecer.

Los empresarios de nuevas empresas, tecnología, industria creativa, turismo, quieren llegar a Bogotá, pero necesitan preparar mejor la mano de obra que requieren. Yo confío en que, vinculando la calidad educativa desde la base, generando oferta gratuita y sin Icetex de educación superior pertinente, y haciendo este plan de movilidad y de seguridad, vamos a mejorar la empleabilidad de Bogotá, el crecimiento, para poder tener ciudadanos libres.

¿Por qué es tan importante tener ciudadanos libres en su programa?

La causa de mi vida es derrotar la corrupción. Si no hay ciudadanos libres y sin autonomía económica, no hay quién derrote la corrupción. Una madre cabeza de familia que dependa del subsidio de un político nunca votará libremente, votará por el que la presione con el subsidio. Necesitamos ciudadanos libres y autónomos: mujeres que no dependan de un marido que las golpee y las mantiene. Jóvenes que no se queden sin educación, que ni estudian ni trabajan, sino que puedan desarrollar su potencial. Vincular esa oferta de educación, empleo, seguridad y movilidad es lo que le va a dar capacidad de crecimiento, empleabilidad y desarrollo a Bogotá, que es lo que necesita.

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