Un amplio estudio científico descartó que se pueda pronosticar a través de la genética el comportamiento sexual de un individuo y su posible atracción por las personas de su mismo sexo, aunque no desechó definitivamente la existencia de un «gen gay» que lo determine.
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«(Debemos) resistirnos a las conclusiones simplistas, porque los fenotipos de conducta son complejos, porque nuestro conocimiento genético es rudimentario y porque tenemos un largo historial de mal uso de los resultados genéticos con propósitos sociales», afirmó en conferencia de prensa Andrea Ganna, investigador del Hospital Genético de Massachusetts (EEUU).
Ganna encabezó el equipo científico del Laboratorio Europeo de Biología Molecular, en el Instituto de Medicina Molecular de Finlandia que llevó a cabo el estudio, realizado entre casi medio millón de personas y que encontró que las variaciones genéticas de un individuo no tienen por qué pronosticar de manera significativa su comportamiento homosexual o heterosexual.
«Nuestras conclusiones amplían el conocimiento de los elementos en el comportamiento homosexual», declaró el investigador, que también da clases en la Escuela de Medicina de Harvard, al tiempo que insistió en rechazar las «conclusiones simplistas».
Durante la conferencia de prensa, Ganna evitó responder en uno u otro sentido si la homosexualidad es una característica genética o una opción de comportamiento.
El equipo internacional encabezado por Ganna examinó la información genética de más de 470.000 personas que dijeron haber tenido un comportamiento homosexual.
Los autores analizaron las respuestas de la encuesta y llevaron a cabo estudios de asociación de genomas en el UK Biobank y la firma 23andMe, que ofrece análisis genéticos al público en general.
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Pero los investigadores no hallaron patrón alguno entre las variantes genéticas que pudieran usarse para pronosticar o identificar de manera significativa el comportamiento sexual de una persona, en lo que hipotéticamente se ha dado por llamar el «gen gay».
En un artículo relacionado, Melinda Mills, del Departamento de Sociología en la Universidad de Oxford (Reino Unido), apuntó que «la evidencia de que la orientación sexual tiene un componente biológico podría moldear la aceptación y la protección legal» de esa conducta.
Del 4 al 10 % de los individuos en Estados Unidos dan cuenta de algún comportamiento homosexual, por lo cual esa evidencia, si la hubiese, podría afectar a «una proporción considerable de la población», agregó Mills.
Muchos genes con efectos pequeños en las personas podrían contribuir en conjunto «a las diferencias individuales en la predisposición al comportamiento homosexual», según los investigadores que describieron patrones genéticos que son similares con muchos rasgos de personalidad, conducta y características físicas.
En el estudio, solo cinco variantes genéticas resultaron vinculadas «significativamente» con el comportamiento homosexual, y otras miles de variantes aparecieron como involucradas, pero en conjunto esas variantes tuvieron efectos pequeños y quedaron lejos de componer un pronóstico, según los investigadores.
Esas cinco variantes incluyen una relación con la regulación de las hormonas testosterona y estrógeno, así como diferencias específicas de cada género.
«Cuando los investigadores combinaron los efectos de esas variantes, el impacto combinado fue tan pequeño -menos del 1 %- que este ‘puntaje genético’ no podría usarse de manera confiable para predecir el comportamiento homosexual de un individuo», aseguró Mills.
«El uso de estos resultados para el pronóstico, la intervención o una supuesta ‘cura’ (de la homosexualidad) es totalmente imposible», añadió la socióloga, especializada en la relación entre genética y comportamiento.
En el estudio participaron, además, científicos de Suecia, Holanda, Dinamarca, Australia, y varias universidades de Estados Unidos y el Reino Unido.