Nuestra alimentación puede estar afectando nuestro medio ambiente. Hay que cambiar la dieta para detener el cambio climático.
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La comunidad científica internacional alertó hace al menos 40 años, que el cambio climático y el calentamiento global tendrían efectos devastadores en la humanidad, y nadie quiso poner atención. El mes pasado se registraron las temperaturas más altas de la historia, acompañadas de incendios forestales. En el ártico y Groenlandia, se ha venido perdiendo a ritmos alarmantes las capas de hielo por culpa del calor. Las personas comienzan a entender que es tiempo de actuar.
Aunque algunos son más pesimistas, las instituciones internacionales señalan que todavía hay tiempo para modificar el comportamiento del mundo, aunque ello debe suceder ya, porque si no los efectos serán devastadores.
Por su parte, un informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU), titulado «Climate Change and Land (Cambio Climático y territorio)», contiene un análisis de expertos internacionales donde explican la necesidad de una agricultura más sostenible, un cambio en la dieta, y la reducción de desperdicios alimentarios como una medida adicional para combatir el calentamiento global.
«La actividad humana ha causado una degradación significativa de la tierra, la deforestación y la destrucción de los hábitats naturales», dice el informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU.
El informe establece una relación entre «cambio climático, degradación de la tierra, sostenibilidad en la gestión de la tierra, la seguridad alimentaria y los flujos de gases de efecto invernadero en los ecosistemas terrestres ”.
Según el documento, los temas están complejamente conectados entre sí. «El cambio climático puede ser un motor importante de la desertificación y la degradación de la tierra y puede afectar la producción de alimentos, influyendo así en la seguridad alimentaria. Brindar seguridad alimentaria tiene implicaciones para las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y clima, ya que la agricultura es un importante emisor de GEI, y demanda de diferentes alimentos que tienen un gran impacto en las emisiones de GEI», dice el informe.
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«La gestión sostenible de la tierra, por otro lado, puede ayudar para proporcionar seguridad alimentaria, para reducir las emisiones de GEI (y crear sumideros de carbono) y para reducir desertificación y degradación, pero el cambio climático podría afectar la sostenibilidad de la administración de la tierra. Las áreas clave descritas en el título de este informe especial son interdependientes y por lo tanto, debe abordarse de una manera altamente integrada», agrega el documento.
La tormenta perfecta
Para el profesor de la Universidad de Edimburgo, David Reay, quien participó en la construcción del informe, “esta es una tormenta perfecta. Tierra limitada, una población humana en expansión y todo envuelto en una sofocante manta de emergencia climática».
“Los rendimientos de los cultivos ya están siendo afectados por el cambio climático, los alimentos básicos como el trigo, el maíz y el arroz están en riesgo. La red global que es nuestro sistema alimentario significa que los impactos en las granjas a miles de millas de distancia vuelven directamente a nuestros propios platos. La Tierra nunca se ha sentido más pequeña, sus ecosistemas naturales nunca bajo tal amenaza directa», dijo Reay al diario inglés The Independent.
Según se detalla en el trabajo de la ONU, los suelos ahora contienen solo el 1 por ciento del carbono total del planeta, pero alguna vez concentraron hasta el 7 por ciento, por lo que para escapar de este círculo vicioso, sugiere que los humanos deben dejar de talar con urgencia la selva tropical, para cuidar de los suelos.
En la misma línea, insiste que se debe apostar por una agricultura sustentable, la replantación de bosques y la protección de hábitats. Estas medidas pueden ayudar a frenar el calentamiento global.
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