Era su mano derecha. La conoció, según ella, gracias a una actriz colombiana de la cual se desconoce identidad.
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Llegó porque era ayudante de un narco colombiano identificado como Alex Cifuentes.
Se ganó la confianza del ‘Chapo’ y se encargaba de todo lo que era de materia logística en la operación que del cartel más peligroso del mundo el de Sinaloa.
Según lo que ella misma cuenta, le organizaba la ropa, compraba desde las sábanas de la cama del narco, hasta su ropa.
Además tenía una supuesta agencia de modelos que no era más que una agencia de prostitutas para surtir a los anrcos mexicanos. Era una de las manos derechas del capo y terminó por traicionarlo con la justicia, lo que despertó la ira del capo, que ofreció un millón de dólares por su cabeza.
Su nombre es Andrea Fernández Vélez y declaró en la corte de estados Unidos, que terminó siendo su salvador, cuando huía en las calles del país.
‘El Chapo’ “ofreció un millón de dólares a los Hells Angels (una pandilla de motociclistas) para acabar con mi vida”, relató llorando y mirando al capo, pero este solo tenía ojos para su esposa Emma Coronel.
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La mujer dice que lo perdona y también le pidió perdón.
“Eso me causó un daño psicológico, afortunadamente me enteré y escapé con la ayuda del FBI, (pero) lo perdono porque sé que usted es un buen padre”, indicó Vélez.
También dijo que la iban a matar por salirse.
«Cuando intenté dejar la organización, me dijeron que solo podía hacerlo de una manera: en una bolsa de plástico…Perdí a mi familia, a mis amigo. Me convertí en una sombra sin nombre. Lo tenía todo, lo perdí todo, incluso mi identidad“, continuó entre lágrimas.
Los últimos minutos del Chapo antes de ir a la cárcel:
El juez Brian Cogan informó este miércoles de que no será hasta dentro de 60 días que dictamine en qué prisión de alta seguridad deberá pasar sus días el narcotraficante mexicano Joaquín «El Chapo» Guzmán Loera, quien en su día protagonizó dos huidas en presidios de México.
Tras la condena a cadena perpetua dictaminada por el juez federal de Nueva York, el Chapo deberá seguir dos meses más en el penal de máxima seguridad de Manhattan, en donde no puede salir al exterior y que, según dijo este miércoles el propio capo, ha supuesto para él una «tortura» física y psicológica desde que llegó extraditado a Estados Unidos en enero de 2017.
Diferente analistas apuntan a que el Chapo podría cumplir la condena en la prisión federal de máxima seguridad en Colorado, el «Alcatraz de las Rocosas», la cárcel más segura del país, que podría ser la escogida por el juez Cogan.
Esta prisión, Administrative Maximum Facility (ADX), en Florence, en el estado de Colorado, es de las más seguras del mundo y es conocida también como Supermax, 90 millas al sur de Denver.
Abrió sus puertas en 1994 para albergar a los reos más peligrosos y otros que representen amenaza para la seguridad nacional.
El confinamiento en solitaria y de extrema seguridad que ha vivido Guzmán Loera desde que fue extraditado desde México a EE.UU. en enero de 2017, -en una celda de 18 metros cuadrados en la cárcel federal en Manhattan con una ventana opaca-, continuará por el resto de su vida en este país.
Las celdas en la ADX son paredes de cemento y a prueba de sonido para evitar la comunicación con otros reos, algunas sin ventanas, donde los reclusos pasan 23 horas a solas, con contacto mínimo con personal de la ADX. Las tuberías de las unidades en que está dividida la prisión no transmiten sonidos.
A esta prisión son enviados aquellos que el sistema federal de prisiones ha declarado los más peligrosos, como líderes de pandillas violentas, terroristas, o reos que han atacado a otros prisioneros o a oficiales de seguridad de cárceles a través del país.
La ADX alberga hasta 405 reos y entre los que estuvieron allí figuró Timothy McVeigh, condenado a pena capital y ejecutado en 2001 por el atentado contra el edificio federal en Oklahoma, en 1995, que costó la vida a 168 personas y 600 heridos.
Allí están José Padilla, de origen puertorriqueño, conocido como el «talibán boricua», por su apoyo a la red terrorista Al Qaeda; Mahmud Abouhalima, por el atentado contra las Torres Gemelas en el 1993; el asesino en serie, el médico Michael Swango, y el «Unabomber» Ted Kaczynski, profesor de matemáticas que enviaba cartas bomba.
También el franco-marroquí Zacarías Moussaoui, por su conspiración en los atentados terroristas del 11-S, o Dzhokhar Tsarnaev, condenado a pena de muerte por las dos bombas caseras que mataron a tres personas e hirieron a otras 264, en el maratón de Boston en 2013, cuya sentencia apeló el pasado diciembre.