Badiaa Zahri, una española de origen marroquí contrató una rinoplastia en el 2015, en una clínica de Madrid, España, para retocar su nariz, pero el anhelo de embellecerse se convirtió en su peor pesadilla.
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Desde el principio sospechó que algo no andaba bien por que tenía dificultad para respirar, y solo una semana después contempló la desoladora sorpresa cuando le retiraron el vendaje que cubría la parte intervenida de su rostro, de acuerdo con lo publicado por Telecinco.
Zahri, de 40 años en ese momento, rompió a llorar al mirarse en un espejo y ver la deformación de su nariz debida a que el cirujano le amputó parte de esta por descuido.
De acuerdo con el dictamen de los peritos el especialista cortó más tejido del necesario.
Además, se defendió. “El cirujano achacó el resultado a una ulceración causada por la escayola [yeso] que la paciente portó tras la operación”, se declaró en el proceso.
Por otro lado, su convalidación no era completa ya que, siendo licenciado por la Universidad de La Habana, no había convalidado el título en España, aunque el Colegio de Médicos de Madrid sí lo había reconocido.
Finalmente, el juzgado de Primera Instancia número 44 de Madrid condenó al cirujano y a su compañía aseguradora a indemnizar a Zahri con 78.880 dólares, cantidad que asciende a 113.000 dólares al sumársele los intereses.
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La paciente nunca imaginó que dicha operación, que le costó 5.600 dólares, iba a convertirse en una pesadilla.