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Historias de restitución con sabor a café

Retomar las labores del campo con una mirada de avanzada ha sido la salida para varios sobrevivientes del conflicto armado en Colombia.

Diego Alejandro Gómez tiene 24 años de edad y vive con su esposa y su hija en la vereda Campo Alegre del municipio del Tablón de Gómez, en Nariño.

En el 2003, cuando tenía 9 años, tuvo que abandonar con su familia el predio La Floresta, debido a un enfrentamiento entre la guerrilla y el Ejército. De aquellos días recuerda que los grupos armados ilegales asesinaron a varios miembros de la comunidad, que además restringían la movilidad de las personas y las obligaban a trabajar arreglando las carreteras de la zona.

Tras aplicar al proceso de Restitución de Tierras, a Diego le fue restituida, en nombre de su madre, una casa lote de 185 metros cuadrados, y aunque aún está en proceso una demanda para restituir 1000 hectáreas de tierra, ha hecho del predio entregado en 2017 un lugar ideal para cultivar café.

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Hoy, Diego Gómez lidera la Asociación de Productores de Café de Tablón de Gómez (ASOPROCAFE), una organización que cultiva café especial de tipo exportación.

“En la asociación no solo producimos café con aroma y sabor a manteca, frutos rojos, chocolate, nueces y panela, también buscamos transmitir el conocimiento a otros campesinos. Por eso implementamos en un colegio un laboratorio de prueba de taza para que las personas de la región aprendan cómo cultivar café de alta calidad”, dice Gómez.

La conformación de esta asociación se ha dado con el apoyo del programa de Redes Locales de Integración Productiva, una estrategia implementada por la Embajada de Suecia, la FAO y la Unidad de Restitución de Tierras, que hasta el momento ha beneficiado a más de 1000 familias y ha permitido la formación de 18 asociaciones campesinas.

Los resultados de la estrategia también se han visto reflejados en otras zonas del país, como en Ataco (Tolima), donde campesinos restituidos y no restituidos conformaron la Asociación de Retorno Iniciando de Nuevo, productora de café.

En Ciénaga (Magdalena) los campesinos crearon la Asociación de Apicultores de la Vereda la Secreta (APISECRETA), que trabaja con la apicultura, además de café. Actualmente en la finca La Secreta son producidos más de 300 toneladas anuales de café que son exportadas a Estados Unidos, Japón y Europa.

Pero esta finca también tiene un pasado oscuro. El 13 de octubre de 1998, paramilitares de las Autodefensas, Los Rojas y Resistencia Tayrona, ingresaron al predio y asesinaron a los padres, un hermano y un tío de las actuales propietarias de las tierras.

“En 2011, con 16 años, junto con mis hermanas Daniela y Dalia (trillizas) decidimos denunciar la situación de desplazamiento en la Unidad de Restitución de Tierras. Un año después un juez emitió la primera sentencia de restitución que favoreció a unas menores de edad, lo que nos convirtió en propietarias de la tierra que había pertenecido a mis padres”, cuenta Dania Castillo, que actualmente tiene 21 años de edad.

“Estamos comprometidos con la restitución de predios, pues se han devuelto 338.000 hectáreas de tierra, que han beneficiado a 45.000 colombianos. Pero la restitución no solo implica entregar un título de propiedad, también incluye la reparación integral de las víctimas en la que ha sido fundamental la cooperación internacional”, agrega Andrés Castro, director de la Unidad de Restitución de Tierras.

La estrategia de Redes Locales de Integración Productiva se ha implementado en 12 regiones del país. Las asociaciones creadas trabajan en pasar de ser productores agrícolas y pecuarios menores a empresarios del campo. El cultivo y venta de café, producción de panela, apiarios, ganadería sostenible y la cría del cuy hacen parte de los principales desarrollos de las asociaciones conformadas.

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