Dejando atrás los letales fusiles, un grupo de exguerrilleros de las Fuerzas Armadas de Colombia (Farc) participan esta semana en una competición internacional de «rafting» en un río de Australia con un mensaje de esperanza y paz.
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«Somos nuevos en el deporte del ‘rafting’, lo hacemos con mucho amor pero, más que eso, es traer a este país y a cada territorio que pisemos un mensaje de paz», dijo a Efe Frellin Noreña, antiguo combatiente de las Farc y exreo desde las orillas del caudaloso río Tully, en el noreste de Australia.
Noreña forma parte del equipo conformado por cinco exguerrilleros de las Farc y tres habitantes del poblado de Miravalle, en el selvático departamento colombiano de Caquetá, que fueron invitados por la Federación Internacional de Rafting a competir en Tully contra casi medio centenar de equipos entre el 13 y 20 de mayo.
Miravalle fue durante 50 años escenario de operaciones de las Farc, pero a finales del 2016 este grupo armado firmó un acuerdo de paz con el gobierno del presidente Juan Manuel Santos (Premio Nobel de Paz de ese año) y desarmó a alrededor de 13.000 combatientes.
Parte de los excombatientes de Miravalle recibieron capacitación profesional en «rafting» en el marco del proyecto «Remando por la paz», que cuenta con el respaldo de la Misión de la ONU en Colombia con el objetivo de su reinserción en la vida civil.
«Es un proyecto especial y lindo sobre la posibilidad que tiene la paz. Hace unos seis años muchos de ellos estaban en la cárcel o en el monte y ahora, como ellos mismos dicen, cambiaron los rifles por los remos», explicó a Efe Mauricio Artiñano, de la Misión de la ONU en Colombia.
En medio de la lluvia y fuerte viento a orillas del río Tully, los excombatientes no pierden el buen ánimo, ya que -explican- para ellos el verdadero reto es ser aceptados en Colombia en este tiempo de paz.
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Para ellos, la reinserción es «compleja» ya que vuelven a una sociedad que intentaron cambiar mediante la lucha armada sin haberlo logrado, pero lo aceptan porque entienden la «necesidad de la paz», explicó Noreña, quien cumplió 8 años de cárcel de una condena de 14 por poseer explosivos.
El camino a la paz es difícil en Colombia, en donde el conflicto interno, protagonizado por grupos guerrilleros, paramilitares, narcotraficantes y agentes estatales, dejó más de 260.000 muertos, 60.000 desaparecidos y 7,1 millones de desplazados a lo largo de 53 años, según cifras oficiales.
Por ello, un sector de la población rechaza la reinserción de los excombatientes a la vida civil y decenas de antiguos miembros de las FARC, junto a activistas, han muerto a manos de paramilitares en zonas de conflicto.
Con todos sus retos y problemas, «Colombia es un caso de éxito, de inspiración para el mundo con su proceso de paz y postconflicto. Es un ejemplo porque fueron más de 50 años de guerra y se puso fin con una solución negociada y política y el equipo de rafting demuestra que la paz es posible», enfatizó Artiñano.