El humedal Juan Amarillo, el espejo de agua más grande de Bogotá, está en peligro. Luego de varias obras en sus alrededores, la polémica se encuentra con la construcción del parque de la Ciudadela Colsubsidio. Pero estos no son los únicos riesgos que destacó una revisión de la Personería Distrital contra la Secretaría Distrital de Ambiente.
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Además de las obras, el humedal sufre de graves problemas. La contaminación, la invasión de sus rondas y hasta el desecho de escombros se combinan para deteriorar este ecosistema. Aunque el Distrito había pedido que se declarara este como un ecosistema Ramsar, para asegurar su protección, parece el menos interesado.
«Consideramos que se encuentra en grave riesgo y en grave peligro el ecosistema del humedal Juan Amarillo», dijo la personera Carmen Teresa Castañeda. Las alertas van desde los vertimientos de aguas negras hasta la presencia de perros ferales. Estos últimos espantan a la fauna como aves y mamíferos nativos.
Aguas negras en el humedal
Entre los vertimientos se destacó que cientos de hogares vierten aguas negras al humedal Juan Amarillo, ya sea directamente o a través de su alimentación con el río del mismo nombre. Estas aguas terminan en el río Bogotá, afectando la calidad del espejo de agua y la de sus vecinos. Además, el volumen vertido dificulta gravemente la salubridad del sistema acuático.
Así mismo, se encontró que personas inescrupulosas vierten escombros y basuras en su ronda. También se encontraron desechos biosólidos como animales muertos que son producto del mantenimiento del área, pero son abandonados.
Se detalló que no existe una vigilancia a los desechos y contaminación que se dejan en el área. Para colmo, algunos de estos desechos son dejados por personas que invadieron los terrenos de manejo ambiental y construyeron allí viviendas.
El parque que daña el agua
El mayor problema se encuentra, según la Personería, en las obras para construcción de un parque en el humedal Juan Amarillo y la Ciudadela Colsubsidio. Las talas de árboles que provocaron las protestas de la comunidad en el mes de abril se mantienen. Pero no serían el mayor problema que enfrenta esta construcción.
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El proyecto de Acueducto y el IDRD plantea la construcción de obras como una zona dura para ciclistas y peatones de tres metros de ancho y 6 kilómetros de longitud. La construcción de esta pasarela obligaría a excavar hasta un metro de profundidad las orillas del humedal.
De esta forma, se producirían, según la entidad, encharcamientos que causarían más obras de drenaje. «La norma permite realizar senderos de máximo un metro sin materiales duros, que no genere fragmentación de la cobertura vegetal nativa ni del hábitat de la fauna», advierte la entidad.
Castañeda anotó además que se busca construir canchas sintéticas con el consecuente reemplazo de la vegetación por terreno duro. La maquinaria pesada ha afectado al jarillón que protege de inundaciones a la localidad de Suba. Adicionalmente, la tala de árboles se incrementaría para adelantar aún más obras.
«Pese a toda la inversión en infraestructura civil, las obras no recuperan el humedal sino lo dejan en mayor riesgo», advierte la entidad. La Empresa de Acueducto de Bogotá y el IDRD invertirían más de 80.000 millones de pesos en estas obras, pero con un resultado negativo.
Al cierre de esta edición, la Secretaría Distrital de Ambiente no se ha pronunciado al respecto.