La muerte de un exguerrillero de las FARC genera controversia en el país. Y es que, según el Ministerio de Defensa falleció al recibir un disparo accidental por parte de un miembro del Ejército. Sin embargo, para la comunidad se trata de una ejecución extrajudicial.
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El hecho ocurrió el 22 de abril en la aldea Campo Alegre, del municipio de Convención. Allí, hay una fuerte presencia del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
El ministro de Defensa, Guillermo Botero, informó que un cabo del Ejército bajó por un caño en la convulsa región del Catatumbo para unirse al grupo encargado de custodiar el oleoducto que pasa por la zona, cuando se encontró con el exguerrillero Dimar Torres, quien al parecer intentó quitarle el fusil.
«En la refriega se disparó el fusil. Esta persona quedó herida y posteriormente falleció»
Al ser informado de lo ocurrido, el Ejército Nacional asignó «equipos multidisciplinarios para determinar las circunstancias de tiempo, modo y lugar en la que ocurrió» la muerte de Torres, según un comunicado de la institución. La versión de Botero contrasta con las de los lugareños.
Según el senador del partido FARC Carlos Lozada, que denunció «el asesinato de un exintegrante de las milicias», tras la desaparición de Torres los habitantes de la aldea ingresaron a un campamento del Ejército y «encontraron la fosa que los soldados estaban cavando para enterrar a este compañero y luego hallaron también el cadáver dentro del predio».
Al respecto, Botero señaló que desconoce si el Ejército intentó ocultar el cuerpo. Además, agregó que será la Fiscalía la encargada de aclarar si el hecho es o no un homicidio.
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El militar «quedó a disposición de la Fiscalía para eventualmente responder. La argumentación del cabo es que esta persona intentó arrebatarle el fusil y que él no se dejó».
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