Bogotá es una de las ciudades más complicadas en el tema de contaminación del país. Y el mayor agravante es la contaminación por ruido, que es el 60% de las cifras en la ciudad. El próximo sábado se conmemora el Día Mundial contra el Ruido, donde se ve los problemas de los sonidos fuertes sobre la ciudad.
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La contaminación auditiva es la más intensa en las grandes ciudades del mundo. Mientras la más conocida es la aérea, con elementos como los materiales particulados, el efecto del ruido también es importante. En especial en zonas con demasiado ruido por concentración de fuentes puntuales.
El entorno laboral, las labores industriales, el transporte y los entornos de diversión son fuertes productores de ruido. En localidades como Fontibón, Chapinero, Suba y Teusaquillo se encuentran las mayores afectaciones.
Según la Secretaría Distrital de Ambiente, el 60% de las fuentes de contaminación por ruido son móviles: vehículos, obras puntuales, perifoneo y aviones. El 40% restante es suministrado por fuentes fijas como comercios, construcciones e industrias.
Esto explica que el 71% de las quejas por ruido se concentren en Chapinero, donde hay más zonas de esparcimiento. Bares, comercios y discotecas en zonas como la Calle 85, el Parque de la 93 y la calle 51 están en la mira. También lo están sectores como Plaza de las Américas (en Kennedy) y Galerías (en Teusaquillo). Otra situación es la generada alrededor del Aeropuerto El Dorado, y su combinación con operaciones industriales en la localidad de Fontibón.
Entre los efectos de la contaminación por ruido se encuentran estrés, insomnio, ansiedad, depresión y conductas agresivas. Para la fonoaudióloga Paola Pedraos, la situación puede arreglarse con algo más que la costumbre.
«Si nos educamos sobre el ruido y somos conscientes del mismo podremos minimizar las consecuencias. Es importante usar protección auditiva que atenúa los niveles perjudiciales de ruido para evitar que el oído resulte dañado», dice Pedraos.