Este viernes, el país espera terminar con la emergencia de abastecimiento de diésel que provocó un daño en la refinería de Barrancabermeja. Como parte de esta emergencia, la mezcla de biodiésel en las estaciones del país aumentó del 10 al 12%. Esta mezcla fue autorizada de manera temporal por el Ministerio de Minas para paliar la emergencia. Su aplicación ha causado una gran polémica, debido a sus efectos, tanto ambientales como en los vehículos.
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Esta no es una discusión menor. La emergencia ambiental en Medellín y Bogotá ha puesto sobre la mesa el tema del combustible que se utiliza en el país. En ciudades donde las principales fuentes de contaminación son los vehículos, el diésel que se usa en Colombia es un tema crucial.
La Federación Colombiana de Biocombustibles (Fedebio) ha defendido la mezcla de biodiésel a base de palma con el que se produce en las refinerías de Cartagena y Barrancabermeja. La resolución del Minminas, según Fedebio, podría permitir una reducción a los materiales particulados PM 2.5, que provocan gran parte de la contaminación.
“El combustible fósil tiene un 30% de compuestos aromáticos, precursores de los PM 2.5. Además contiene azufre, que produce la lluvia ácida. El biodiésel de palma no contiene azufre, ni aromáticos. Un estudio de la Universidad de Antioquia, así como otros en todo el mundo, encuentran que el uso de biodiésel de palma reduce los PM 2.5, y es un gran aliado de las ciudades”, dice a PUBLIMETRO Carlos Graterón, director técnico de Fedebio.
Por su parte los representantes del sector automotor rechazaron esta resolución. “La sugerencia a nivel mundial es que las mezclas no pasen del 10% de biocombustible», dice Juliana Rico Ospina, directora Ejecutiva Cámara de la Industria Automotriz .
«Además debemos tener en cuenta otros problemas como asegurar la calidad en toda la línea de producción. Si no, el biodiésel se llena de elementos contaminantes, que deterioran los motores”, afirma Olvierio García, director de Andemos Colombia.
La calidad del combustible es crítica, en especial, para los motores más nuevos de líneas Euro V y Euro VI. Con requisitos cada vez más exactos en elementos como inyectores y filtros, el combustible no puede tener impurezas. “Hemos recibido de estaciones de servicio cientos de quejas sobre las impurezas en el biocombustible. Absorbe agua, elementos microbacterianos, que deterioran los vehículos”, dice García.
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Según Graterón, el biocombustible es tan seguro que se usa actualmente en flotas de transporte de carga y paquetería, y hasta en proyectos con TransMilenio. “Tenemos 6000 millones de kilómetros sin ningún problema”, asegura. Pero la situación no podría ser tan sencilla, en especial con el parque automotor envejecido de Colombia.
Todo vuelve a estar en manos del Ministerio de Minas, que además está en problemas con los gremios luego de la petición de todos los transportadores de bajar el precio del combustible. Además, es conocido el efecto del cultivo de palma de aceite para el ambiente. “Todos esos factores deben tenerse en cuenta. Ambientalmente puede ser bueno para las ciudades, pero no podemos hacerlo a costa de la biodiversidad del país. Debemos tener claro cuál es el objetivo de este país”, remata García.
