El domingo pasado se presentaron desórdenes en la sección de adultos de El Redentor.
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Durante los actos de indisciplina un grupo de jóvenes mayores de edad que adelantan su proceso pedagógico y restaurativo, generaron destrozos en las instalaciones y provocaron un incendio en el puesto de guardia que se encuentra a la entrada.
Luego que se controlara la situación y realizadas las valoraciones respectivas, no se presentó ninguna evasión. No obstante, un joven fue remitido a un centro asistencial por una lesión menor en una mano.
Tras desmanes, El Redentor quedó en manos de una nueva administración
A raíz de los demandes, que cada vez son más frecuentes, se decidió que el establecimiento quedará a cargo del Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud (Idipron) , con apoyo del del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) y la Policía de Infancia y Adolescencia. Cabe señalar que este centro era administrado por un operador privado, llamado Instituto Psicoeducativo de Colombia (Ipsicol).
“El modelo pedagógico del Idipron lo hemos querido llevar a El Redentor. Hemos empezado con el de mayores de 18 años, que tuvieron problemas con la ley cuando eran menores. Son muchachos metidos en el sistema de responsabilidad penal adolescente, pero están permeados por ese desorden que tiene el adulto”, resaltó Wilfredo Grajales, director del Idipron.
La situación es realmente preocupante, pues en lo corrido del año se han registrado tres casos de intento de fuga en el centro de reclusión para menores. Pero además de las falencias en la seguridad, también inquieta el estado de la infraestructura.
“Hay que decirlo de manera clara: a nivel de infraestructura no se tienen las herramientas para la buena atención, ahí se debería hacer un colegio u otra cosa. Estos muchachos no son de ese nivel, exigen una infraestructura más robusta y sólida, porque desbaratar techos y romper muros no lo hacen muchachos de colegios, pero aquí sí”, puntualizó Grajales.
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Las instituciones que ahora dirigen El Redentor le apuestan a consolidar un modelo de atención donde se articule lo pedagógico, lo legal, lo psicológico y social, con el cual se ofrezca un mejor proyecto de vida a estos jóvenes dentro de un proyecto de ciudad incluyente.
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