Hace poco, TransMilenio estrenó su nueva flotilla de buses. 1500 articulados nuevos entraron a hacer parte de la flota de buses, pero una gran polémica se cernió sobre la compra, pues desde muchos sectores se mencionó que no eran amigables con el medio ambiente.
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Pues ante la alerta de la calidad del aire, que ha estado en niveles amarilla y naranja, se recordó la carta de la Procuraduría General de la Nación en donde advertía al Distrito que adquirir estos buses era una amenaza para la calidad del aire.
La carta fue enviada a María Consuelo Araujo, en julio de 2018 en donde le contaba sobre los estudios en donde encontraron que los buses no cumplían con los estándares internacionales para la baja emisión de gases «que generen el menor impacto ambiental a través del uso de últimas tecnologías«.
El ente de control señaló que los buses que compró Peñalosa tienen niveles de emisión de gases con estándares viejos, lo que los hace altamente contaminante, pero el alcalde no les hizo caso y decidió comprar los buses e incluir algunos con gas natural.
En noviembre de 2018 la Procuraduría lanzó nuevas alertas en donde señaló que si bien los buses cumplieron con parámetros nacionales, la Alcaldía pudo desarrollar una medida mucho más ambientalista y que no se adelantó un estudio «para establecer si estos últimos podrían cubrir las exigencias de transporte de la ciudad y así garantizar que el sistema no siguiera afectando la calidad del aire«.
