Todo un revuelo diplomático y nacional causó la frase “5000 tropas a Colombia” en la libreta de apuntes del asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Bolton. Y, aunque dejó más dudas que respuestas, lo cierto es que en las últimas horas el país ha conocido detalles que encajarían perfectamente en la posibilidad de una intervención militar a Venezuela con la ayuda de Colombia. ¿Pero realmente esta opción está cerca o es solo una percepción?
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Desde el Gobierno colombiano han reiterado que desconocen el trasfondo de esa nota y que nada ha dicho Estados Unidos. En rueda de prensa, el canciller Carlos Holmes Trujillo reiteró, ante la pregunta insistente de los periodistas, que Colombia reconoce a Juan Guaidó como presidente de Venezuela y por eso aseguró, en un tono muy pacífico, que el país “está dispuesto, primero, a cooperar muy activamente con el éxito del proceso de transición que debe conducir al proceso de convocatoria de elecciones”.
Y agregó que Colombia “va a apoyar todas las decisiones de la Asamblea Nacional con fundamento en las competencias que tiene basadas en la Constitución venezolana”.
Trujillo también había afirmado en días anteriores, desde el Consejo de Seguridad de la ONU, que en nombre de Colombia había solicitado a la comunidad internacional “el respaldo a la transición y la convocatoria a elecciones libres y transparentes que le permitan al pueblo venezolano expresarse en forma auténtica y escoger la dirección que deseen tener”.
Pero las declaraciones de Trujillo se vieron opacadas con la noticia de la llegada al país de un alto mando militar de Estados Unidos. El hecho levantó especulaciones de inmediato sobre el motivo de su visita, pese a que su llegada no estaba relacionada con el mensaje del asesor de Donald Trump.
Se trata del general Mark Stammer, comandante del Ejército Sur de Estados Unidos. En su paso por Colombia revisará varios temas fronterizos y buscará afianzar la cooperación con los países aliados a Estados Unidos.
Lo que llamó la atención de muchos es que, además de fortalecer los lazos con Colombia, también se reunirá con la nueva cúpula militar.
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Para apaciguar las especulaciones, el ministro de Defensa, Guillermo Botero, aseguró que se trató de una coincidencia, ya que la visita de Stammer “ha podido ocurrir una semana antes o 15 días después. Estaba programada para esta fecha y no hay nada excepcional”.
Luego, otra noticia volvió a dejar la nube de duda entre los colombianos: el jefe del Pentágono ni confirmó ni desmintió el envío de tropas a Colombia. Al ser preguntado por este hecho, el secretario interino de Defensa de Estados Unidos, Patrick Shanahan, manifestó que no había discutido eso con el secretario Bolton.
Entonces, ante las inquietudes que surgen sobre el tema, ¿en qué posición estamos? A continuación explicaremos cuál es el papel de Colombia en la polémica, el de Estados Unidos y el de una Venezuela acorralada.
Venezuela: Entre la espada y la pared
El mensaje de Nicolás Maduro, luego de la acción de Estados Unidos de entregarle el poder financiero de las reservas petroleras a Guaidó, consistió en congelar las cuentas del ahora presidente interino y prohibirle la salida del país, como lo informó el fiscal Tarek William Saab.
De la mano de la nota amarilla, Maduro fue retador. “Salió el señor John Bolton (…), salió con una carpeta, una guerra psicológica infantil, de niños, con una carpeta diciendo vamos a mandar 5000 tropas a Colombia, esa es la forma infantil de dirigir una política exterior desde la Casa Blanca”, dijo Maduro, quien este martes acompañó unos ejercicios militares en el céntrico estado Aragua.
La situación con Venezuela, para Mauricio Jaramillo Jassir, internacionalista de la Universidad del Rosario, se divide en dos. Uno es el conflicto que tiene con Estados Unidos, que tiene acorralado al régimen de Maduro y otra la situación con Colombia.
“Decir que Venezuela podría atacar a Colombia es incierto y sería irresponsable. La realidad es que este es un gobierno poco racional y su estrategia no es clara. ¿Sí van a ir a guerra? Lo claro es que si bien están equipados militarmente, hablando de artefactos, no creo que sus soldados estén en capacidad de dar un conflicto armado con Estados Unidos, lo que reduciría esas posibilidades de que quieran ir a una guerra”, afirma el especialista en relaciones internacionales.
Sobre sus aliados, China y Rusia, Jaramillo afirma que la relación es más diplomática que belicista y pone de ejemplo la intervención de Estados Unidos a Siria, en donde la relación de las tres potencias se vio afectada en términos diplomáticos y económicos, pero en donde no hubo una real intervención bélica de los ahora aliados de Venezuela.
“Rusia y China no van a entrar a una confrontación armada con Estados Unidos. Todo se queda en el espacio de lo diplomático. El papel real será el de Europa, que tendrá un enfoque de negociación para encontrar una salida negociada al conflicto en Venezuela. En términos de lo que vemos con el comportamiento del gobierno de Maduro, se podría decir que todo es incierto”, afirma el académico.
“En esas circunstancias, como comandante en jefe, estoy al frente de esta batalla que estamos dando y seguiré al frente de esta batalla”, comentó Maduro antes de iniciar un evento tomado de brazos con jefes militares.
Estados Unidos: Todas las opciones sobre la mesa
Estados Unidos es claro en su estrategia de generar temor en el régimen de Nicolás Maduro y por eso tanto el secretario de Seguridad como el mismo presidente Donald Trump han dicho en varias oportunidades que “todas las opciones están sobre la mesa”.
Dentro de esas opciones claramente está una intervención de Estados Unidos. Pero para que eso se dé, según el analista Jaramillo, tendrían que darse una serie de condiciones, que no necesariamente se tendrían que presentar de inmediato, para que Estados Unidos intervenga.
“Hay una que creo que Estados Unidos lo ve como un ideal y que creo que no se va a cumplir. Tiene que ver con el apoyo de uno de los Estados de Latinoamérica. Creo que es muy difícil incluso que Brasil, con Bolsonaro, o Colombia, que ahora tiene un gobierno conservador, apoye a Estados Unidos con esta idea, porque resulta muy costoso. En Brasil no hay apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores, no hay apoyo de los militares. En Colombia me parece que sería catastrófico. Pero esta es una de las condiciones que se deberían dar. Ocurrió en su momento con Irak, con Afganistán”, indicó.
La segunda condición, según el experto, es que tendría que haber una agresión, un uso desmedido de la fuerza de la Armada Nacional Bolivariana en contra de un objetivo estratégico de Estados Unidos: “Esto puede ser un diplomático gringo, personal de inteligencia o una figura de la oposición o un atentado efectivo. Ahí Estados Unidos podría tomar la decisión”.
La tercera condición, dijo Jaramillo, “sería que efectivamente haya brotes de violencia política o de una represión desmedida que haga que se presente un consenso entero en Estados Unidos”.
Para el profesor de la Universidad del Rosario, la primera opción le parece remota, aunque hoy sea el tema de conversación nacional: “Me parece imposible que un latinoamericano apoye una cosa así”.
Los argumentos que tendrían los países latinos, que se explican en el recuadro anterior, demuestran por qué el canciller Holmes Trujillo ha insistido en una solución pacífica.
Sin embargo, así como lo dijo Jaramillo, el ideal de Estados Unidos sería contar con el apoyo de un país latinoamericano. Sobre todo Colombia, con el que Venezuela comparte una extensa frontera. Por eso no dudó en “mostrarle los dientes” al régimen de Maduro con la nota de la libreta amarilla.
“Creo que ahí hay un mensaje deliberado de Bolton hacia el gobierno de Venezuela. Él sabía que lo estaban fotografiando y creo que la idea era mandar la imagen de que Estados Unidos está dispuesto a usar la fuerza, porque me parece que en Venezuela, refiriéndome al régimen de Maduro, tienen la idea de que Trump no va a ser capaz”, explicó Jaramillo.
Por eso, aunque a este analista le parece inviable una intervención, la idea del Gobierno estadounidense es asustar a maduro para que finalmente ceda. Por eso, Bolton puso de manifiesto que existe una voluntad de, si se llegan a dar ciertas condiciones, atacar a Venezuela.
Y Colombia sería el aliado perfecto que difícilmente diría que no, según Estados Unidos, si se tiene en cuenta que el país norteamericano ha sido el socio principal de Colombia y que nuestro Gobierno tiene una gran duda con los gringos por la lucha contra el narcotráfico.
Este último punto revive, de nuevo, el tema de las 5000 tropas en el país, ya que Estados Unidos ha reconocido que mundialmente cuenta con casi 800 bases militares, de las cuales nueve estarían en Colombia, siendo el país de Suramérica con más puestos de militares estadounidenses, por encima de Perú.
Colombia: Mucho ruido, pocas nueces
La revelación del cuaderno de notas de John Bolton creó una alerta en varios sectores del país sobre lo que sería un eventual uso de tierras colombianas para la intervención estadounidense en Venezuela.
A muchos les sonó alarmante el hecho de que pudieran llegar 5000 militares norteamericanos, pero la realidad es que los soldados estadounidenses ya han tocado tierras colombianas.
Para poner un ejemplo: el 14 de abril de 2009, el entonces presidente, Álvaro Uribe, tuvo que hacer una gira por Unasur para explicar por qué soldados estadounidenses tendrían permiso de usar bases militares colombianas, como la de Larandia, en Caquetá, y Tolemaida, en Cundinamarca, tras un ejercicio de cooperación internacional que nació con el Plan Colombia.
El apoyo de Estados Unidos a la lucha de Colombia en contra del narcotráfico y el terrorismo se convirtió en una veda para los gobiernos de nuestro país, para decirle no al principal socio extranjero, sin embargo, esto significó el inicio de la “paranoia” del chavismo con su seguridad.
Desde entonces y con las íntimas relaciones de Colombia con la Otán, Hugo Chávez y Nicolás Maduro, han creado un ambiente de zozobra y han vuelto al gobierno de turno de nuestro país una excusa para sostener sus manejos del Estado.
La noticia de las bases y de militares gringos no es nueva en el país. En 2009, la Corte Constitucional rechazó el acuerdo entre Estados Unidos y el gobierno Uribe para el préstamo de las bases Palanquero, Apiay, Bahía Málaga, Tolemaida, Malambo, Larandia y Cartagena.
Sin embargo, con la denuncia del historiador Renán Vega ante la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas sobre 53 casos de mujeres y menores de edad, abusadas sexualmente por militares estadounidenses apostados en la base de Tolemaida, dejó el sentimiento de que Colombia sigue albergando a tropas extranjeras por debajo de cuerda y muy seguramente amparadas por varios gobiernos.
¿Quién aprobaría la llegada de militares estadounidenses al país?
La razón principal de la Corte Constitucional para decirle que no al acuerdo de Uribe en 2009 fue que el Senado no fue informado sobre las bases militares y esto significaba un duro avance en contra de la Constitución, que señala que es el Senado, en conjunto con el Gobierno, quien debe aprobar la incursión extranjera.
En otros casos, si el Senado está en receso, será el Gobierno el que decida, no antes de la emisión de un concepto del Consejo de Estado.
Ante esto, senadores estarían por pedir explicaciones al gobierno de Duque sobre la nota de Bolton.
Colombia no será una base de guerra de Estados Unidos
El internacionalista Mauricio Jaramillo Jassir asegura que pese al gobierno de corte conservador de nuestro país, Colombia no se prestaría para enfrentar una guerra con Venezuela.
“Si el país se prestara para los deseos de Estados Unidos, quedaría muy mal a nivel internacional. Es una guerra económica que ningún país quiere asumir. Cuando el canciller habla sobre apoyar a Estados Unidos, creo que lo hace más en la vía de decirle sí a Guaidó como presidente interino, decirle sí al acorralamiento financiero y a la presión para llegar a la salida democrática y llamar a elecciones”.
“Es que si Colombia acepta finalmente la intervención, le iría muy mal. No creo que en Latinoamérica caiga bien una intervención. Pongo el ejemplo de un caso parecido, con la intervención a Irak. Solo dos países estuvieron de acuerdo con Estados Unidos en América Latina. Los latinoamericanos no son de corte intervencionista”, señala el profesor de la Universidad de Rosario.
Para Jaramillo, el ruido que ha hecho el gobierno de Duque obedece a una necesidad de aumentar puntos de popularidad y porque su política internacional está basada en ser un líder visible ante Latinoamérica, “esto le sirve al Gobierno para popularidad, pero la realidad es que en términos internacionales, en medio de este conflicto sociopolítico, Colombia no pesa, pues quienes tienen el sartén por el mango son otros”.
Por: Natalia Martínez y Esperanza Arias