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“Defender los ríos y el agua es defender los derechos humanos”: Cecilia Mantilla

Novena entrega del especial Voces a prueba de balas. La historia de Cecilia Mantilla, líder social en defensa de los recursos naturales.

Novena entrega del especial Voces a prueba de balas.

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Uno de los liderazgos que más ha cobrado fuerza en el país, en el desarrollo del trabajo social y en la defensa de los derechos humanos, es el que gira en torno del activismo ambientalista. En el país, una nueva conciencia se creó en torno a la protección de los recursos ambientales y naturales.

Las consultas populares que se han realizado en diferentes municipios para prohibir la minería, el fracking o megaproyectos de construcción, han hecho mella en la opinión pública, en cuanto a que han logrado que empresas multinacionales, con poder económico y que se han hecho al visto bueno de políticos locales y del Gobierno central, han tenido que frenar proyectos que intervienen en las dinámicas sociales y naturales de las regiones.

Sin embargo, en esta lucha, muchos son los que han denunciado las presiones y amenazas contra líderes sociales que defienden los intereses de las comunidades que suelen verse afectadas por el impacto de proyectos mineros o energéticos.

No es difícil recordar lo sucedido con la Hidroeléctrica Ituango, la más grande del país, pero que se construyó sobre reclamos de
desaparecidos, sobre amenazas para quienes rechazaban el proyecto y hasta denuncias de asesinatos que no han sido esclarecidas.

En este contexto, se conocieron las organizaciones defensoras del medioambiente y de los derechos de los habitantes de la ribera del río Cauca. Así se conoció al Movimiento Ríos Vivos.

Sin embargo, no es el primer trabajo que hacen en el país. Desde hace años funcionan en torno a proyectos como Hidrosogamoso, parecido al de Ituango, con las complejidades que se enmarcaron en los problemas de los ribereños que vivían de labores asociadas al afluente. En este ambiente nace la líder Cecilia Mantilla Torres, originaria de Betulia, Santander.

La pescadora hace parte del Movimiento Ríos Vivos Colombia,  y asegura que su surgimiento como líder social ocurrió después de conocer la tragedia del abandono estatal en la lucha contra los grandes proyectos eléctricos. 

“Uno no nace para ser líder. A mí me convirtieron en líder. Yo llevaba una vida muy tranquila, era una mujer que hacía muchos oficios, pero la imposición de Hidrosogamoso me hizo volverme una, pues empezamos a sufrir las afectaciones y no sabíamos cómo reclamar nuestros derechos.

Estuvimos mucho tiempo luchando y haciendo llamados a la empresa y nunca nos pusieron atención. Siendo así, vimos que la opción era organizarnos como asociación para poder reclamar nuestros derechos”, cuenta Cecilia.

Lo primero que se encontró fue que el pescado dejó de llegar al río. Las máquinas llegaron y el polvo y las piedras dañaron la venta de pescado.

“No sabíamos qué hacer. Le dijimos a la empresa y no nos ayudaron. Luego, mandaron unas motobombas que empeoraron la situación”, cuenta la mujer, que se describe como defensora de la vida, del agua y del río.

El primer reto que tuvo como líder fue un paro en contra de Isagen, el 14 de marzo de 2011, día que recuerda bien, pues se conmemora la fecha de acción contra las represas.

“Esa fue una labor que hicimos como mujeres organizadas en el Movimiento Social en Defensa de los Ríos Sogamoso y Chucurí”, señala la mujer.

Dice que las amenazas llegaron en 2013 contra su hija Liliana que se “encontraba en su casa. Llegaron unos hombres desconocidos y le apuntaron con un arma en la cabeza. Le decían que si seguían interviniendo por las demás personas, que se atuvieran. Le dijeron que esa era la primera advertencia y que a la segunda no se la perdonaban. Le dieron un cachazo en la cabeza”, cuenta la santandereana, que asegura que fue una situación atemorizante, que las dejó paralizadas.

La segunda amenaza ya fue en su contra, en 2016, cuando le mandaron el mensaje de que si no se quedaba quieta, la asesinaban.

“Hicimos un plantón de seis meses frente a la Gobernación de Santander. Hablamos con el gobernador que era Richard Aguilar (hoy senador por el partido Cambio Radical) y nos tiró la puerta en la cara. Luego de eso, me llegó un mensaje, que me iban a mandar una ‘motico’ si no dejaba de joder”, cuenta Cecilia.

Su trabajo como líder se ha enfocado en formarse y conocer sus derechos, pues asegura que a las personas les pasan por encima porque no saben.

“Otra acción que ha sido indispensable para avanzar con la defensa de nuestros territorios ha sido la formación de derechos. Ya no nos vuelven a coger desprevenidas al momento en que quiera llegar una empresa, bien sea pública o privada, nacional o transnacional a apropiarse de los territorios”.

Cecilia les pide a los colombianos que haya solidaridad con los líderes sociales. Su clamor más grande es que los colombianos tengan empatía con ellos.

“Estamos defendiendo sus derechos. Nosotros queremos que sus hijos tengan ríos limpios y agua. Los líderes no hacemos nada malo, solo queremos defender nuestros derechos, encontrar caminos para que no sean vulneradas las comunidades. Eso es lo más importante que podemos hacer y si nos dan la mano, de corazón, podemos lograr mucho”, puntualizó.

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