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“Ser líder social es algo que se lleva en la sangre”: Luis David Pérez

Este líder social ha dedicado su juventud a encarar los problemas de su región desde el arte y la cultura y a luchar en defensa de los derechos humanos y de la madre tierra. Conozca su historia para que su voz sea a prueba de balas.

Octava entrega del especial Voces a prueba de balas.

(Al final encontrará una imagen con un código QR que podrá escanear)

La historia de Luis Pérez es la octava que conocerán de este especial que empezó hace una semana en colaboración con Somos Defensores y Sancho Publicidad. Y su lucha se destaca por ser un líder social que, en medio de la convulsionada región del Catatumbo, él ha trabajado por brindarle a su comunidad espacios en los que puedan disfrutar del arte y la cultura, además de profundizar en sus saberes.

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Luis es un joven de 27 años que no supo en qué momento tuvo en sus manos el liderazgo de su pueblo, pero dice que lo defenderá a diario y entregará siempre lo mejor de él si es en beneficio de su gente.

Un líder nace

“Ser líder social es algo que se lleva en la sangre. Es un sentimiento de pureza que despierta en el ser humano la necesidad de alcanzar logros que no solo tienen que ver con el bien propio sino que abarca a la sociedad en general, sin distinción de género, raza, credo religioso, o color de piel”, contó Luis.

Él reconoce que en su familia siempre han estado dispuestos a ayudar a los demás y ese fue el ejemplo que siembre vio en su hogar. “Decidí ser líder social porque es la herencia que me han dejado mis viejos, mis abuelos. Todos han sido muy comunales y no han sido ajenos a las necesidades de los demás. Entonces uno lleva eso en la sangre y a través de la historia se va dando muy espontáneamente el sentido de ser líder social. Siempre está uno dispuesto a colaborar de la mejor manera”.

Esa herencia, además del contexto en el que nació y creció, hicieron que Luis se interesara desde muy temprano en las labores comunitarias. “Empecé muy temprano a descubrir que las problemáticas de mi región son ocasionadas por las acciones de unos pocos”, dijo.

Así fue como se interesó en las iniciativas sociales y empezó a participar de los procesos políticos y sociales de su región. “Inicialmente llegué a uno de los talleres que realiza el Comité de Integración Social del Catatumbo (CISCA) de arte y cultura. Ahí también evaluábamos las grandes dificultades y problemáticas que sufre mi región por falta de salud, educación, violación de derechos humanos, vías de acceso entre otras”. Luego, en 2013, hizo parte de la Junta de Acción Comunal (JAC). “Ahí me he desempeñado hasta el momento en diferentes cargos y es ahí donde he podido expresar mi voz de protesta mediante diferentes acciones como la gestión, autogestión, movilización y organización comunal”.

Ese mismo año Luis coordinó la creación del Movimiento Juvenil Político-Artístico Lazos de Unión, que está articulado al eje de jóvenes del CISCA, que se ha convertido en una base importante para el relevo generacional y ha marcado, junto al Comité de Mujeres (COMUFORFUT), una forma de organización y lucha en uno de los corregimientos que conforman el Catatumbo. “Como líder social he estado en la coordinación con diferentes compañeros en la planeación y ejecución de acciones pacíficas en busca de mejores condiciones de vida para el pueblo del Catatumbo, además de participar en diferentes espacios de debate políticos y artísticos a nivel nacional, como la Cumbre Agraria, Campesina Étnica y Popular, la gran minga nacional, diferentes festivales de arte y cultura y encuentros en el Centro Nacional de Memoria Histórica”.

La resiliencia del pueblo en el Catatumbo

Hablar de la violencia que ha soportado la gente de Norte de Santander no es fácil y se nota en la voz de Luis cuando menciona los años de conflicto que han soportado. “Es difícil describir cómo hemos logrado hacerle frente a la violencia durante tantas décadas. Creo que una de las estrategias que ha funcionado es el arropamiento que la comunidad le brinda al líder social. Están pendientes, hay momentos que hay que tomar decisiones rápidas, hacer asambleas permanentes, aglutinamiento de pueblo. Todo eso nos ha permitido hacerle frente a tanta violencia que hemos sufrido. También nos hemos tenido que mover por el territorio, tratando de buscar garantías de vida”, contó en referencia al riesgo diario que corren él y la comunidad.

Pero hay algo más difícil que la violencia y es el olvido, y no solo es estatal. Este joven líder social asegura que el olvido del país y la estigmatización son dos males con los que ellos no han podido luchar.

Por eso dice que “este tipo de especiales son muy importantes para que el pueblo se entere cuál es la realidad que nosotros tenemos, en qué realidad vivimos. Porque la estigmatización es una de las agresiones más aberrantes que hay en contra de los líderes. Más de uno ha dicho (cuando asesinan a un líder) que eso fue ‘porque la debían’, más no conocen el verdadero trasfondo de por qué fue que lo asesinaron. Por eso es de vital importancia seguir haciendo eco del trabajo de los líderes sociales en el país”.

Luis no solo sueña con que su lucha y la de todos los que defienden la paz y los derechos humanos sean conocidas en cada rincón del país. También sueña con que su región cuente con lo mínimo que un pueblo debe tener para garantizar el desarrollo integral de sus habitantes.

“Sueño, en un futuro no muy lejano, que en mi comunidad haya un médico por corregimiento, que esté toda la planta de profesores que se necesitan en las escuelas rurales, ojalá que en todos los corregimientos existiera una casa de cultura y que pudieran llegar jóvenes, niños y abuelos a difundir sus saberes”.

Finalmente, asegura que seguirá su lucha pese a los estigmas y a las pocas oportunidades. “He decidido continuar con la defensa de los derechos humanos y, sobre todo, de la madre tierra porque es la esencia y el inicio de todos los pueblos”.

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