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“Sueño con un territorio donde defender la vida no sea un riesgo”: Guillermo Pérez

Este líder social del Cesar lucha a diario con recuperar el territorio que les heredó sus ancestros a los campesinos, para que puedan vivir de la tierra. Conozca su historia para que su lucha traspase las fronteras.

TERCERA ENTREGA DEL ESPECIAL ‘VOCES A PRUEBA DE BALAS’.

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Se llama Guillermo Pérez y como hombre que se ha criado en el campo, conoce las luchas de sus ancestros por las tierras. Creció entre la imponente Sierra Nevada y el interminable valle caribeño, que es bañado por ríos de agua cristalina que baja fría de la montaña.

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Son estas tierras las que Guillermo ha protegido desde hace décadas y por eso defiende los derechos de los campesinos. “El campesino sin tierras es la inmensa mayoría de campesinos colombianos”, contó.

Su voz ha intentado ser silenciada en varias oportunidades. Por eso PUBLIMETRO, en asociación con Somos Defensores y Sancho contarán la historia de Guillermo para que su voz sea a prueba de balas.

Su lucha

“Nuestra lucha es por la defensa de la vida, la defensa de los derechos del campesino, el acceso a la tierra, la permanencia en el territorio y la construcción de una vida digna para las comunidades en la Serranía del Perijá y el Cesar”.

Guillermo es el representante de la Asociación de Campesinos y Comunidades sin Tierra del Cesar desde agosto de 2016. Pero su lucha comenzó años atrás y desde el año 2015 empezó a denunciar múltiples irregularidades e injusticias en su territorio. “Venimos trabajando desde mucho antes de estar organizados en la asociación, por el acceso a la tierra de los campesinos”, dijo.

Agregó que la mayoría de los campesinos del país no cuentan con tierras propias. “A ellos les toca alquilar tierras para trabajar”, explicó. Por eso este gremio en Cesar se organizó en dicha asociación para proteger sus tierras y luchar por aquellas que tuvieron que abandonar por la violencia.

“Hemos venido trabajando por aquellos que fueron víctimas del despojo en la época dura de las matanzas de paramilitares. Hoy muchos de ellos están en proceso de restitución, pero a otros se les ha negado el derecho”.

Las denuncias en el Cesar

Este departamento caribeño siempre ha tenido tierra productiva, pero también se ha convertido en un tesoro para multinacionales mineras que han llegado hasta allá, con concesiones, a explorar y explotar el suelo. Y pese a que la actividad minera es una gran fuente de ingresos para el país, son muchas las poblaciones que se oponen a ella por afectar no solo a la tierra, sino también a las fuentes hídricas. Y el Cesar no es la excepción.

Guillermo es uno de los líderes sociales del departamento que ha acompañado a las comunidades del corredor minero que se oponen a la explotación de carbón.

“Tenemos dificultades donde hay empresas mineras”, manifestó. Estas actividades, dice, muchas veces generan desplazamientos debido a que los campesinos deben buscar mejores tierras para producir los alimentos de los que viven.

Pero no es lo único que ocurre en ese territorio. A finales de la década de los 90 hicieron su aparición en el Cesar diferentes grupos de paramilitares, enviados por los hermanos Castaño y Salvatore Mancuso. Este hecho desató, con el paso de los años, una ola de violencia y una crisis social en esta región del norte de Colombia, que provocó despojos y desplazamientos masivos.

Luego volvió la calma y surgió la ley de víctimas, que ofrecía restitución de tierras a todos los despojados. Sin embargo, el territorio de Guillermo ha encontrado dificultades en el proceso.

“Debido a que es territorio minero en muchos casos no se puede llevar a cabo la restitución. Les dicen que el bien nacional prevalece por el bien individual. Entonces, (a los campesinos) les han dado tierras en otras partes, incluso en otros departamentos y eso termina con una ruptura social, cultural y ancestral”, comentó.

Para Guillermo, esta ruptura es aún peor porque corta de raíz con los lazos que las personas han construido en su región. “De pronto se les hace una casa mejor, pero  quién les reasienta sus ancestros, sus muertos, sus placentas que tienen sembradas en el territorio”, se cuestiona.

También ha denunciado a lo largo de su lucha varios tipos de falsos positivos judiciales contra líderes campesinos, que muchas veces son acusados de ser miembros de la insurgencia o de alguna banda criminal. Pero, por fortuna, muchos de ellos han quedado en libertad al poco tiempo. Aunque, dice, el daño que se les hace a su buen nombre es irreparable.

Las amenazas

“Me tocó abandonar mi parcela en el último año con tanta amenaza y sin protección”, señaló Guillermo al recordar el lugar desde el que luchaba por la defensa de los derechos de las comunidades.

“Yo he recibido diferentes tipos de amenazas. Algunos panfletos que me llegan al correo, supuestamente por las AUC, he recibido llamadas de personas sin identificar que me dicen: ‘Quédate callado que te vamos a matar’. En dos ocasiones me han abordado sujetos encapuchados llamándome ‘guerrillero’”; cuenta.

Dice que también le hicieron seguimientos en sus desplazamientos dentro del departamento y seguimientos a sus hijas. “Yo he recibido amenazas desde 2014, en el mes de octubre, que me dejaron un panfleto debajo de la puerta de mi casa. Desde entonces, cada vez que denuncio algo recibo una amenaza”.

Pese a todo lo anterior, Guillermo está seguro de que seguirá trabajando en la defensa de los derechos humanos y en la paz territorial.

“Nosotros hacemos asambleas periódicas para hacer análisis de las situaciones de riesgos de las comunidades y tratamos de incidir ante las autoridades. Escribimos siempre pidiendo protección”.

Mientras la protección llega, este líder social no deja de imaginarse el futuro de su territorio.

“Uno sueña con un territorio en paz, uno sueña con un territorio con unas formas equitativas en la tenencia de la tierra, con paz socioambiental, con un territorio donde defender la vida no sea un riesgo. Lamentablemente, en la actualidad uno creería que eso es una utopía y que es difícil construir paz”, manifestó.

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