El proyecto, impulsado por Elena Garcés y dirigido por Marcela Ascencio, consiste en una plataforma gratuita en línea (www.colombianas.org) que no sólo presenta un contenido documental, sino que convoca al público a aportar sus propias historias.
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La apuesta audiovisual contiene, de momento, 112 videos cortos en donde las voces de 31 mujeres van constituyendo una radiografía femenina. Colombianas de distintos perfiles sociales, ideológicos y étnicos, grabadas en Cali, Bogotá y Ubaté, miran de frente a quienes las escuchan. Sus rasgos y sus gestos complementan y fortalecen sus historias.
PUBLIMETRO habló con Marcela Ascencio, escritora y directora del proyecto para saber en detalle cuáles fueron los grandes hallazgos de llevar a cabo esta hazaña.
¿Cómo surgió la idea de hacer este proyecto?
Está inspirado en el libro que escribió Helena Garcés, que se llama ‘Colombianas: la lucha para romper el silencio’. Ella hizo el ejercicio de reunir 11 testimonios de mujeres, incluido el de ella, un proceso en el que descubrió que hablar era el primer acto de resistencia. Descubrió que no había sido enseñada a expresar lo que pensaba y sentía. Nació en una familia privilegiada pero nunca le enseñaron a tener un proyecto profesional propio y tampoco a decidir. La niña buena era una obediente más bien calladita. (…) Desde hace 10 años quería que este libro se convirtiera en un audiovisual. Se lo decía a su hijo, que es Enrique Eder, el productor ejecutivo, y yo me atravesé en el camino.
¿Cómo eligieron a las mujeres que dan su testimonio?
En la primera etapa queríamos hacer un largometraje con 100 mujeres en todo Colombia, pero nos dimos cuenta de que eso iba a ser un proceso muy largo en términos de financiación, así que nos redujimos a 31 mujeres, pero sí que buscamos que los criterios fueran de diversidad en muchas direcciones: diversidad en términos de regiones, de diferentes estratos socioeconómicos, diferente ideología. No solamente hay feministas. Hay personas que tiene una posición diferente frente a las relaciones de género. (…) Algo importante es que no queríamos que este fuera un proyecto de quejas, entonces buscamos que le dirán otras dimensiones a estas historias, que analizaran como se enfrentaron a las situaciones complejas, que se preguntaran qué pasaba en ese otro que las he estado oprimiendo, o incluso en esa otra, porque mucho se transfiere desde las mujeres y las mamás.
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¿Cuáles fueron los principales hallazgos tras llevar a cabo la investigación?
Uno de los principales, en términos de ‘shock’, es que varios testimonios no los escogimos porque tuvieran que ver con abuso sexual, pensábamos que eso iba a salir, pero no fue lo que buscábamos. Nos sorprendimos porque al menos había un tercio de estas experiencias fuertes.
Por otro lado, es muy bonito ver cómo las mujeres están actuando y que están resistiendo a estas situaciones. Las mujeres ya tenemos una capacidad de complejizar más la situación y de salir victoriosas de ellas. Ha sido lindo ver que el discurso si se está transformando.
Algo que no fue una sorpresa, pero es interesante de ver, es que, aunque tu tengas algunos privilegios tu experiencia es parecida a la de aquella persona que no los tiene.
También hay un tema presente que es el de la culpa. Hay culpa por no haber hablado, pero también miedo de hablar y sentir que en esas situaciones de victimización uno (las mujeres) tiene algún grado de culpabilidad es complejo.
¿Por qué el interés de contar la historia de la mujer en Colombia?
La historia ha sido contada y muchas decisiones han sido tomadas por hombres. (…)
El proyecto también es una invitación a que se hable de esto en la vida cotidiana y a reconocer las gamas grises. Es como un diálogo de paz entre géneros.
La guerra está completamente atravesada por las relaciones de género. Por ejemplo, a uno de las mujeres del proyecto, que es ex AUC, le decían en el entrenamiento que tenía que olvidarse de ser mujer. La guerra está basada en un paradigma de masculinidad para hombres y mujeres en donde hay que dejar de lado la compasión y la sensibilidad. La guerra se basa en entrenarte para que no se compadezcas del otro.
¿Cómo se pueden unir voces a estas voces?
Esta es una primera etapa en la que apenas hemos cubierto dos regiones: Bogotá y Cali. La idea es que esto sea una memoria de la experiencia de ser mujer en Colombia. Hay un componente en la página web en el que las personas pueden enviar sus historias de mujeres, lo que nos va a permitir a identificar personajes que queremos entrevistar.
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Frase: Notamos que sí que hay ciertos temas que marcan las relaciones de género en Colombia que quisimos incluir. La religión es algo clarísimo, la guerra y la desigualdad. Eso atraviesa el contenido de Colombianas.org.