Jorge Enrique Pizano se hizo famoso después de su muerte. El testamento que el excontroller de la Concesionaria Ruta del Sol S.A.S. dejó a diferentes medios de comunicación lo volvió conocido, porque reveló irregularidades en el contrato que Odebrecht y el Grupo Aval tenían para la construcción del segundo tramo de la vía Ruta del Sol.
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Desde entonces, muchas de las miradas hacia Pizano han versado sobre el caso de Tunjuelo-Canoas, en el que es involucrado por haberse desenvuelto como gerente del Acueducto de Bogotá (Eaab) desde 2008 y hasta 2010, cuando entró a trabajar como controller de la ya mencionada concesionaria.
Tunjuelo-Canoas: el ‘coco’ que asustó a Pizano hasta el día de su muerte
Las últimas declaraciones conocidas de Jorge Enrique Pizano aseguraban que estaban montando un aparato judicial para incriminarlo en el caso del contrato Tunjuelo-Canoas, que dejó enterradas dos tuneladoras que se usaron para abrir los túneles necesarios para limpiar el río Bogotá, obra que no se terminó y que dejó bajo la tierra, durante siete años, dos inmensas máquinas que el Distrito tuvo que sacar con dineros de la ciudad para terminar la obra.
Al desempeñarse como gerente de la Eaab, susurros empezaron a decirle que podría caer como imputado por corrupción en tres casos: cohecho, celebración indebida de contratos y peculado por apropiación, por haber entregado la contratación a Odebrecht y a CASS (empresa de Carlos Solarte y su hija Paola).
Pizano aseguró que esta era el arma con la que el ya electo fiscal, Martínez Neira, quería acorralarlo y presionarlo para que se callara y parara de denunciar los gruesos ‘tejemanejes’ de corrupción que se movían entre el Grupo Aval y Odebrecht en el pago de coimas y contratos ilícitos, que se desarrollaron mientras auditaba la concesión Ruta del Sol.
Hasta el día de su muerte, Pizano tuvo miedo de resultar preso por un caso en el que al parecer no tenía culpa, porque nunca hizo parte de la junta de adjudicación de contratos en la Eaab, como él mismo lo comenta en el interrogatorio del 17 de abril del 2017 como testigo de acreditación de la Fiscalía, en la investigación contra la familia Solarte. Este interrogatorio no se tuvo en cuenta en el proceso Tunjuelo-Canoas, sin explicación alguna.
Echarle la culpa al muerto
Paola Solarte lleva presa seis meses por el caso de las tuneladoras enterradas en Soacha. Según las autoridades, Solarte hija admitió los delitos que la incriminan como corrupta y que se llevarían por delante a su padre por entregar coimas al alcalde Samuel Moreno y a su hermano Iván Moreno, para adjudicarse el contrato que no se cumplió.
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Paola Solarte, que enfrenta un proceso penal por peculado por apropiación, interés indebido de contratos y cohecho, firmó un preacuerdo con la Fiscalía, en el que pidió que se hiciera una sustitución de medida de aseguramiento y se le diera detención domiciliaria por ser madre cabeza de familia.
Sin embargo, el abogado de la empresaria soltó un bonus track: les dio vida a las acusaciones de Andrés Cardona que involucraban a Jorge Enrique Pizano en el caso Tunjuelo-Canoas, en el que nunca fue imputado.
Sin embargo Pizano, en el interrogatorio del 17 de abril de 2017, aseguró que Cardona nunca le manifestó temas relacionados con el ITC (interceptor Tunjuelo-Canoas). “Una cosa es la relación personal, otra es la relación de negocios, nunca, cuando fui gerente de la Eaab, tuve contacto alguno con Andrés Cardona. Ni él se acercó ni yo lo busqué”. Pero, como se dijo antes, este interrogatorio no fue tenido en cuenta en el proceso.
Hay dos cosas: Pizano ya no puede ser involucrado a ningún caso como imputado, pues como murió no sería sujeto procesal. Entonces, ¿por qué Paola Solarte involucra a Jorge Enrique Pizano, quien además les sirvió a ella y a su padre como testigo de refutación, en un caso de corrupción?
Dada la presión psicológica a la que fue sometido con el fin de callarlo y que no ahondara en sus hallazgos, y que solo se conoció después de su muerte, podría decirse que estas acusaciones de Solarte hija podrían tener como objetivo hacer que sus denuncias contra la Ruta del Sol II, en el que están involucrados Odebrecht y CASS (de la familia Solarte), perdieran peso.
Las preguntas que nacen de este fantasma que atormentó a Pizano y a su familia apuntan a una, que hoy tiene al país en vilo.
¿Quién eliminó su declaración del 17 de abril de 2017 del escrito de acusación que entrega la Fiscalía al juez de conocimiento? ¿Existe algún tipo de presión a Paola Solarte para que hable de Jorge Enrique Pizano, así no le sirva para mejorar sus condiciones carcelarias? ¿Quién quiere ensuciar la memoria de Pizano y restarles peso a sus denuncias?
Las pruebas recogidas por la Fiscalía, en la casa de Pizano, no serán tenidas en cuenta por el juez en el caso de Odebrecht y sus socios (Grupo Aval y la familia Solarte), porque el ente investigador las recogió de manera ilegal, aunque sabía muy bien el proceso a seguir.