Las autoridades colombianas ratificaron hoy que Jorge Enrique Pizano, testigo clave en el escándalo de sobornos de Odebrecht en el país y quien falleció de un paro cardíaco el pasado 8 de noviembre, no ingirió cianuro.
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El dictamen que entregaron este lunes el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses y la Fiscalía General de la Nación se dio luego de analizar una toalla con la que Pizano se limpió la sangre tras cortarse mientras se afeitaba en su casa el día en el que murió.
«Los resultados de la toalla indican que se trata de sangre humana. El ADN recuperado corresponde a Jorge Pizano y la mancha no contiene cianuro», dijo en rueda de prensa el director de Medicina Legal, Carlos Eduardo Valdés.
Pizano estaba considerado como un testigo clave en el caso Odebrecht ya que era interventor de la carretera Ruta del Sol II, cuyo socio mayoritario era la empresa brasileña.
En agosto pasado, Pizano dio una entrevista al Canal Uno que fue emitida tras su muerte y en ella reveló que el fiscal general de Colombia, Néstor Humberto Martínez, conocía desde 2015, antes de asumir el cargo, las irregularidades en la licitación para la construcción de la Ruta del Sol II.
Después de su muerte, y como es preceptivo en Colombia cuando alguien fallece en su domicilio, a Pizano le fue practicada una necropsia en el hospital.
Por lo anterior, Valdés precisó que el hallazgo de hoy «es muy importante» debido a que coincide con los tejidos que aportó a las autoridades el hospital del municipio de Facatativá, a donde fue llevado Pizano luego de sufrir un infarto, y que indicaban que no había presencia de cianuro en el cuerpo.
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En consecuencia, las autoridades ratificaron que la muerte de Pizano fue «natural» y «no hubo manos criminales» en el hecho, manifestó por su parte el delegado de Seguridad Ciudadana de la Fiscalía, Luis González.
La muerte de Jorge Enrique Pizano ha estado llena de misterio ya que su hijo Alejandro, de 31 años, falleció el 11 de noviembre después de beber de una botella de agua saborizada que encontró en el escritorio de su padre y que estaba contaminada con cianuro.
Al respecto, González aclaró que tras las entrevistas que han realizado se estableció que Alejandro y otros familiares encontraron la botella en el cuarto en el que falleció su padre.
«Él la destapó y procedió a la ingesta voluntaria de dos o tres tragos», al cabo de lo cual señaló que sabía «horrible».
De acuerdo con González, una hermana de Alejandro también olió la botella pero no tomó agua.
El 18 de noviembre las autoridades hallaron un tarro con un kilo de cianuro debajo del lavamanos de un baño auxiliar de la casa de campo de los Pizano, ubicada en la localidad de Subachoque, cercana a Bogotá, y a la que se había mudado meses atrás la familia.