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Lejos de lo material: así vivien los niños de un resguardo indígena en el Amazonas

PUBLIMETRO visitó la comunidad El Progreso y conoció las costumbres de 140 miños que viven allí.

Tras llegar a Leticia, capital de la Amazonía colombiana, es necesario navegar 90 minutos en lancha rápida a lo largo del río más ancho del mundo para llegar al resguardo indígena de la comunidad El Progreso, conformada por 385 nativos de la etnia Tikuna, quienes con las tribus Yagua y Kokama, habitan territorios de Perú, Brasil y Colombia.

Muchos turistas, sin saberlo, han estado cerca de este resguardo, pues se encuentra a 40 minutos caminando selva adentro desde la conocida Isla de los Micos. Llegar allí implica una travesía en la que hay que atravesar unos riachuelos que llegan hasta las rodillas y otros en los que se puede quedar completamente sumergido, por lo que hay que cruzarlos en una canoa.

Superado esto, al llegar al lugar se puede leer un letrero que dice “Bienvenidos a la comunidad El Progreso» y una figura indígena de madera gigante hace el recibimiento.

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En el lugar hay una maloca y una cancha de fútbol que los 140 niños de la comunidad usan en su tiempo libre. También hay una escuela con varios salones, un comedor y una biblioteca de la hace uso toda la comunidad.

La escuela es un lugar neurálgico en la comunidad, pues en ella están matriculados 73 niños que podrán cursar hasta quinto de primaria. Allí reciben las clases tradicionales, pero también tienen una materia para aprender su lengua materna. La labor maratónica de educarlos la tienen tres profesores que “con las uñas” sacan a los pequeños adelante. Cada profesor lleva dos grados a partir de prescolar.

Sin embargo, Misael aclara que “aquí no hay niño que esté sin estudiar”. Lo que pasa es que los demás pequeños van a otra institución que se llama María Auxiliadora, que queda a media hora de la comunidad.

“El mayor reto de ser profesor es la responsabilidad que tengo acá de enseñar a los niños para que mantengan su identidad tradicional, para que no la pierdan”, dice Misael Ramos Bautista, profesor de la escuela Ariana, quien se identifica como miembro del clan Tigre de la etnia Tikuna, (porque existen decenas de clanes que corresponden a nombres de animales de la selva).

“Cuando llegué aquí la primera vez, esta escuelita estaba totalmente abandonada.  Era una casa de madera podrida y caída”, relata Misael, quien lleva 16 años trabajando en este resguardo. Sin embargo, manifiesta con orgullo: “aquí tenemos un universitario y dos normalistas superiores. Yo simplemente soy un bachiller pedagógico”.

Y su orgullo no es en vano, pues para los niños de esta comunidad, como de muchas otras, continuar con sus estudios es una proeza. Al terminar la primaria generalmente se deben trasladar a Leticia, donde les toca aprender a vivir solos, o si tienen suerte, llegan donde familiares. Así mismo sus padres deben contar con solvencia económica para mantenerlos durante su paso el bachillerato y la universidad.

 

La nueva realidad de la comunidad gracias a proyecto de inversión social

Sin bien los niños de la comunidad siempre han sido felices asistiendo a la escuela Ariana, según Misael, ahora están más contentos que nunca gracias a la intervención que 150 voluntarios de Direct TV y On Vacation hicieron en la comunidad.

Dicha participación, que hace parte del proyecto de Responsabilidad Social de ambas empresas, consistió en la reconstrucción de la institución educativa que contempló mejoras en su infraestructura, la construcción y dotación de una biblioteca, el suministro del mobiliario, y la instalación de un aula con tecnología ESCUELA+, así como la readecuación del campo deportivo en donde se realizó un torneo de fútbol liderado por la Fundación Colombianitos. Así mismo se han hecho tres brigadas de salud y odontología.

“No hay nada imposible si lo quieres hacer. Aquí hay dos empresas que estamos demostrando que esto se puede hacer y no requiere de un presupuesto ilimitado, requiere más voluntad que cualquier otra cosa. También requiere trabajo durante todo el año. No se puede pensar la Responsabilidad Social como una cosa que haces una vez al año, es una cosa que haces todos los días”, dice José Daniel Gómez, gerente general de Direct TV Colombia.

Gómez también aclara que para estas iniciativas tengan impacto hay que buscar comunidades que requieran ayuda y que estén dispuestas a adueñarse de del trabajo. «Si no tenemos las dos partes la intervención no puede funcionar».

Para el profesor Misael esta actuación es muy valiosa para el proceso educativo de los niños, pues ahora están en un espacio digno donde se pueden acerca más a la tecnología y conocer nuevos mundos, y aclara que “las tecnologías no nos van a hacer perder nuestras tradiciones, eso es normal.  Aquí vivimos el cien por ciento de nuestra cultura, hablamos nuestra lengua materna y practicamos nuestras fiestas tradicionales como ‘la pelazón’.

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