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Pacífico chocoano: una región que avanza contra la corriente

PUBLIMETRO conoció de primera mano el ambicioso proyecto de desarrollo que lleva a cabo la comunidad con el apoyo de la Unión Europea. En las siguientes entregas conocerá historias de líderes sociales que trabajan por la pesca sostenible, el ecoturismo y la educación en este territorio lleno de virtudes.

Para nadie es un secreto que Chocó es uno de los departamentos más desfavorecidos Colombia, pero pocos hablan de que su tierra y mar conforman una de las zonas más biodiversas del mundo. Tampoco se conocen los enormes esfuerzos que hacen las comunidades de los municipios de Nuquí, Bahía Solano y Juradó para cuidar sus territorios, cuyos proyectos son ejemplo de trabajo interinstitucional en Colombia, y hasta en el exterior.

No es en vano que organismos de cooperación internacional, como la Unión Europea, hayan volcado sus ojos hacia este territorio para apoyar sus iniciativas de reconstrucción de tejido social, cuidado del medio ambiente e impulsar activamente capacitación en pesca sostenible, ya que este es el primer eslabón de la economía de esta rica región a la que, por cierto, solamente se puede acceder en avioneta.

El pacífico chocoano es la única región en donde comunidad pescadora, empresarios y Gobierno Nacional se han puesto de acuerdo para establecer los alcances de la faena, con la única finalidad de cuidar el ecosistema marino, porque es evidente que así ganan todos. En su territorio los industriales solo pueden pescar durante cinco meses y recoger 800 toneladas de pescado al año.

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También, tras años de lucha, han logrado la delimitación de una ZEPA, una zona Exclusiva de Pesca Artesanal que tradicionalmente han mantenido los pescadores y comunidades de la zona, declarada de manera permanente el 29 de julio de 2013. Esto agrega un importante valor agregado a su producto, que muchas veces es más valorado en el exterior. Sin embargo, si usted va al restaurante Wok debe saber que el pescado que consuma fue capturado con anzuelo por pescadores de Bahía Solano, y también que el atún de este lugar es considerado el mejor del mundo.

Entre Bahía Solano y Nuquí también se impone en medio del océano el Parque Nacional Natural Utría, lugar donde las ballenas yubartas llegan a reproducirse tras su travesía desde la Antártida, lo cual es un gancho importantísimo para promover el ecuturismo, sector en el que también hay importantes iniciativas promovidas por líderes sociales.

En todo lo anterior y también en otros campos productivos también se ve el aporte a la sociedad que hacen los ejecutores del proyecto ‘Fronteras de Selva y Mar para la Paz’, auspiciado por la Unión Europea. Con este proyecto se apoya a 3.000 pescadores, 1.900 familias productoras agrícolas y 1.950 usuarios de servicios básicos de educación, salud y recreación. Además, el proyecto cubre dentro de sus iniciativas a 48 organizaciones étnico territoriales, 12 organizaciones de productores y 4 organizaciones comunitarias.

Este proyecto es particularmente importante y ambicioso porque ofrece a las personas la oportunidad de superar un pasado de conflicto. Con un buen manejo del recurso ambiental y la reconstrucción del tejido social busca promover la convivencia pacífica en la región.

“Hubo procesos de firma de unos acuerdos y son muy pocos en los que el Estado ha intervenido. Está el tema de uso de cultivos ilícitos en donde las comunidades están tratando de hacer la transformación y abolirlos, pero los programas del Estado son asistencialistas y no van hasta el fondo del asunto, que es generar cambios de la infraestructura económica de la región. Eso lleva a que la opción más importante para nuestros pueblos sea la cooperación internacional y en ese sentido la Unión Europea está cumpliendo con el compromiso que planteó en las negociaciones de La Habana a pesar de que estos municipios no hacen parte de los PDET (Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial)”, dice Omar Zapata, del equipo de gestión del proyecto Fronteras de Selva y Mar.

“Históricamente en otra época las personas eran muy dependientes porque había procesos de donación que no implicaban un esfuerzo propio. Con esto estamos convocando a los beneficiarios y familia a que hagan un aporte, no a que lo asuman como una simple ayuda”, dice Zapata.

Sin embargo, para las comunidades sigue siendo muy importante que el acuerdo de paz con el ELN, presente en la región, sea definitivo.

«En este momento no está el espacio adecuado para un retorno ni un proceso de implementación de programas de forma concreta, pero lo que esperamos es que el proceso de paz con el ELN continúe. Necesitamos que regresen los jóvenes que están en la guerra», concluye Omar Zapata.

 

La amenaza de los barcos industriales y el narcotráfico con su ‘pesca blanca’

 A pesar de los acuerdos de paz, la situación de orden público todavía es crítica en la región. Por ejemplo, el municipio de Juradó sigue siendo un lugar de enfrentamientos porque en la zona está el ELN y hacen presencia otras bandas delincuenciales. Estas, particularmente, han hecho que se extienda el fenómeno de la pesca blanca.

Cuando las embarcaciones de tráfico de droga son atrapadas por las autoridades, los delincuentes arrojan al mar su botín de cocaína, que sale a flote 24 horas después gracias a un dispositivo que le incorporan. Esto hace que muchos jóvenes prefieran ‘pescarla’ para obtener dinero fácil, lo cual dificulta llevar a cabo iniciativas de emprendimiento en la región y trabajar con los jóvenes.

La otra amenaza son los barcos de pesca industrial provenientes de Japón y otras partes del mundo que entran ilegalmente al territorio y que en una noche pueden capturar la misma cantidad de peces que los pescadores artesanales lograrían pescar en un año. Esto no solo genera problemas en la economía, algunas veces el caso es tan extremo que llega a ser de seguridad alimentaria.

 

La importancia de ser declarados como Reserva de la Biosfera

Las comunidades del pacífico chocoano han solicitado a la UNESCO en 2017 que su región sea declarada como Reserva de la Biosfera. En la actualidad se han declarado como tal 564 sitios en109 países. Si Colombia contara con una de ellas los beneficios para la región serían incalculables pues sus productos tendrían más valor y se velaría por la seguridad y el desarrollo sostenible de las comunidades que habitan el territorio.

 

 

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