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“Colombia es una dictadura corrupta”: Gustavo Petro

El candidato a la Presidencia por el movimiento Colombia Humana, Gustavo Petro, habló sobre los temas más álgidos ad portas de las elecciones del domingo.

El candidato a la Presidencia por el movimiento Colombia Humana, Gustavo Petro, habló sobre los temas más álgidos. Se refirió a la nueva guerra que se libra en el Pacífico, cómo financiaría la educación gratuita y la base para hablar de agroindustrializar al país.

¿Cuál ha sido el eje de su campaña?

Yo creo que el eje nuestro ha sido recuperar la política como eje central de la democracia. No hay democracia sin política y son dos conceptos ligados. Para que la política sea democrática se necesita una congregación de personas libres que tomen decisiones. Entonces, ante una degradación de la política y en que Colombia no es una democracia, sino, básicamente, una dictadura cada vez más corrupta, con compra de votos, el paramilitarismo, etc., esto se convierte en una disrupción en la política y la democracia, que llamamos Colombia Humana. 

Hablemos de la educación… usted dice que quiere liquidar el Icetex y condonar las deudas.  ¿Por qué?

Yo fui un deudor de Icetex. Mi carrera la pagué con Icetex. Tuve la ventaja de que me ganaba las becas y no me apretaban las deudas, así que lo usé como en dos semestres. El Icetex se monta sobre la base de que hay que pagar matrículas. Antaño no era tan difícil, porque a la larga no eran tan caras. Cualquier profesional podía pagar sus deudas. El Icetex se monta en la base de un sistema de educación superior en el que hay que pagar matriculas, en la base de que la universidad tiene un precio, costosísimo ahora.

Las matrículas son impagables y sumarles el monto del interés, con tasas que son un tanto oscuras, te deja completamente pobre. A menos que seas hijo de un millonario y no necesites un préstamo.

Hay sistemas  en el mundo en los que la educación superior es gratuita. Europa superó los odios y las venganzas que dejó la Segunda Guerra Mundial con un pacto social y un gran Estado de bienestar, y dentro de eso, la garantía de que la juventud podía estudiar gratuitamente. Y hasta hoy, más o menos se sostiene. Así fue como ellos vieron que podían construir su paz, en un continente tan ensangrentado.

Yo pienso que en Colombia, en donde estamos en un posconflicto, con un vacío tan grande de educación como el que tiene la sociedad colombiana y en una economía como la que se viene, que es intensiva en saber, no vamos a poder asumir el reto de tener una economía próspera en este siglo, si no tenemos una sociedad de conocimiento y esto es un conocimiento generalizado. Si nuestra juventud sigue siendo discriminada por sus recursos por una universidad en la que le toca pagar, no tenemos qué hacer. Por eso la gratuidad. Pero gratuidad no es que no cueste. Le cuesta al Estado, y a la tributación, pero el joven no paga.

Entonces, ¿cómo pagar la educación gratuita?

Hemos hecho las cuentas y eso, al finalizar el cuarto año significan 14 billones de pesos invertidos en la educación superior. Comparado con la partida presupuestal pública son tres billones. Nosotros proponemos multiplicar ese presupuesto de la educación superior. Eso amerita un ejercicio de reestructuración de gastos y la partida que más se acomoda es la de las pensiones. El Gobierno gasta 13 billones anuales pagando las pensiones de los colombianos. Ese es el otro punto. Colpensiones no tiene esa plata porque no tiene cotizantes. ¿Por qué? Porque los cotizantes están en los fondos privados y los fondos privados no pagan pensiones. Entonces necesitamos que los cotizantes de los fondos privados que tienen su plata en los bancos coticen en Colpensiones y así liberamos esa partida presupuestal.

¿Acabaría, entonces, con el sistema privado de fondos de pensiones?

La idea es que la base sea cotizada a Colpensiones, que es la entidad que pensiona a los colombianos. Los fondos privados tienen a los cotizantes, pero no los pensionan. Es decir, si todos cotizan a Colpensiones, se puede liberar un dinero del Estado. Ya si la gente, de acuerdo a su salario, también quiere cotizar al régimen privado, pues puede hacerlo, pero la base sería para Colpensiones.

En términos de salud, usted también ha hablado de eliminar las EPS…

No se trata de eliminar las EPS porque sí. Lo que tenemos es un sistema basado en EPS, relativamente privatizado. La EPS clásica ganaba dinero aumentando el número de afiliados y gastando lo menos posible en los afiliados. Ese fue el modelo de la Ley 100. En el fondo, en ese modelo la EPS ganaba plata y se aumentaba la enfermedad. Lo racional es montar un sistema preventivo de salud en el que se bajen las tasas de morbilidad, eso reduce el costo en tratamientos para la enfermedad. Se hace un tratamiento basado en lo que diga el médico, en los tiempos que toca, no lo que dicen las EPS, y si eso es así, ¿para qué se necesitan las EPS?

¿Cómo sería el proceso de agroindustrialización que propone?

Lo clave es la articulación entre conocimiento, tierras fértiles e industrialización. Eso es lo básico, no es el componente más complejo, porque las economías de hoy tienen niveles más complejos, aislados de la tierra. Si queremos industrializar a Colombia, hay que modernizar la tierra de manera política, porque implica cambiarle el uso y la tenencia, porque no producen y quienes la tienen no quieren producir.

De ahí surge la polémica por la supuesta expropiación…

Esa polémica se la inventan los medios de comunicación… más bien los dueños de los medios de comunicación tradicionales, pero no es lo que propongo.

Usted habla de una ‘nueva guerra’, ¿qué es?

El Pacífico es la región más olvidada de Colombia, porque son negros. Y ese olvido ha hecho que en esa región se cocinen nuevos problemas. En el Pacífico se está cocinando algo que llamo la nueva guerra. En zonas como Tumaco, que es el mayor exportador de cocaína, están operando ejércitos privados al servicio del narcotráfico que tienen dueño y son los carteles mexicanos. Se cocina  una guerra más salvaje que la que conocíamos, en donde hay armas estadounidenses que son de fácil compra por los narcos mexicanos.

Por un lado, un nuevo ejército de los narcos, y por otro lado, el Ejército de EE. UU. Entonces ya no hay comunidades. Hay una gente asustada, atemorizada. Este territorio se le salió de las manos al Gobierno y se extenderá a Antioquia y a otras regiones. Si Duque gana, no tiene cómo pelear contra una guerra tan oscura. Por eso la importancia de una reforma agraria, la sustitución no es de cultivos, es de tierras.

Hay que industrializar por medio de entregar al campesino la tierra y volver a hacerla productiva.

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