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Escritor cubano:  “Cuba es un tren que nadie está conduciendo”

Conversamos con Carlos Manuel Álvarez, periodista y escritor cubano, que vive actualmente en Ciudad de México, quién nos cuenta su visión acerca de la realidad de la isla ahora que se vive un momento histórico, ya que el país tendrá por primera vez en 60 años un presidente sin apellido Castro

 

Este joven  de 29 años es autor del libro  “La Tribu: Retratos de Cuba”, crónicas que hacen pausa en un periodo muy desconcertante para los cubanos (2014 a 2016), en donde señala una Cuba  monótona, lejos de lo que se puede pensar en el resto del mundo, cercana al sopor y al tedio.

Cómo encuentras la Cuba actual, con este fin de dinastía?

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En realidad es una mezcla rara si le tomas le pulso un poco a los criterios de la gente, una mezcla entre escepticismo y el peso de la costumbre de que las cosas no cambian al ritmo que uno quiere, o al menos no cambian como para no hacerte sentir que de alguna manera el tiempo te está dilapidando y que tu oportunidad sea la que sea se está yendo por el caño.

Y por otra parte también hay una dosis de incertidumbre, y  una suerte de expectativa de qué pudiera pasar una vez que ningún Castro esté en el poder, es algo que no conocemos, que es completamente inédito para nosotros, en 60 años no ha existido otro hombre fuerte en Cuba que no sea Fidel, o su hermano, y como quiera que sea uno no puede aventurar criterios, digamos contundentes, sobre una realidad que se desconoce absolutamente, no solo yo sino mi generación anterior y la generación anterior a la anterior.

Es un escenario que uno no sabe cómo va a desenvolverse del todo. Se habla tantísimo mirándonos en el espejo de otras transiciones más o menos similares de este corte, que pueda haber entre esa cúpula de poder algún moderado, demócrata disfrazado aun de castrista o de estalinista o de hombre fuerte guardando las apariencias hasta que llegue la oportunidad correcta para iniciar desde el poder político una transición política en Cuba, pero eso no se sabe, no son más que conjeturas.

Socialmente, ¿está asumido el modelo comunista en la sociedad ?

En realidad, pensar la sociedad cubana hoy a través del comunismo es un error absoluto porque cada vez hay menos traza del comunismo. Cómo se desenvuelve la sociedad cubana, sobre todo a partir de la caída del bloque socialista en la década de los 90, es un país que hay un parteaguas importante, es un país que tiene que tomar medidas desde el punto de vista económico y también social y un poco a resquebrajar las estructuras del estado, y eso ha ido acentuándose con los años y durante el periodo de mandato de Raúl Castro aún más. En Cuba hay una pequeña propiedad privada, hay acceso a moneda fuerte, hay una gran entrada del turismo al país y eso obviamente empieza a crear dinámicas que hace que la sociedad cubana no esté dentro de ese modelo, lo que más está dentro de ese modelo es el poder político, como se expresa la estructura del estado, pero la sociedad propiamente, requiere otra dinámicas, se mueve a través de otras tesituras, porque de otra manera se haría imposible vivir en Cuba dada la lógica.

Desde los medios se habla de una transición ahora con el fin del castrismo, pero no crees que la transición ya empezó con el cambio de Fidel a Raúl?

Sí absolutamente. Los medios siempre simplifican y procesos históricos que son accidentados, que son largos, que a veces son tediosos, que son contradictorios dentro de sí mismos, a veces no se enmarcan en resumirlo en una fecha, en un día, en un cambio de poder formal entre una persona y otra cuando no es así . Esto es una larga transición, el fin del castrismo es un proceso largo que ha tomado mínimo ya una década y que empieza obviamente con la enfermedad de Fidel Castro en 2006, su entrega del poder, y que todavía estamos inmersos en ese proceso, este es un paso más, un paso importantísimo sin duda, un paso que va a quedar marcado, subrayado en los libros porque es la primera vez que un presidente que no se apellida Castro, pero esto no es el parteaguas final, esto sigue siendo un proceso que se forja y se labra día a día.

¿Qué peso tiene la disidencia? Ves sectores de intelectualidad más «progres» con inquietudes en contra del régimen que podrían proyectarse al resto de la sociedad?

Yo creo que la oposición interna en Cuba está francamente debilitada, igual que la sociedad civil, creo que tiene muy escasa resonancia dentro tiene mucha más proyección internacional que la proyección nacional que puedan tener y, por otra parte, esta misma mano dura, esta tozudez del gobierno cubano de mantenerse anclado en el estalinismo político y económico más feroz nos lleva a tener una disidencia que para mi gusto, escora demasiado hacia la derecha.

Tenemos un gobierno que tiene la disidencia que se merece en ese sentido. Para mi no hay ninguna propuesta clara de país, nadie la tiene, y en ese sentido no creo que tengamos una disidencia fuerte, sino que sus lógicas discursivas se mueven dentro de los mismos cauces que el castrismo impone, pero por otra parte tampoco podría señalar a la disidencia como el primer culpable de nada, no tienen ninguna cuota de poder, llevan sus estrategias a contracorriente, son atacados, son asediados, cancelados, reprimidos, es una situación por otra parte bastante engorrosa para ellos. Pero pensándolo a un nivel país, que nos podría servir a nosotros, yo no veo ningún actor político dentro del campo ideológico cubano que tenga un proyecto demasiado claro sobre el país, ni si quiera un proyecto moderno, que es lo que más podría interesarnos. Un proyecto que inserte a Cuba en la modernidad, la contemporaneidad, los retos de la globalización con todo lo que eso implica, yo no lo veo por ninguna parte, son proyectos demasiado anclados en el nacionalismo, caudillismo cubano un tanto desfasado ya.

¿Cómo crees que la historia va a recordar a los Castro?

Yo creo que va a seguir siendo una figura dividida, sobre todo Fidel. Es alguien que sin duda para el tercer mundo, para los países subdesarrollados, sigue teniendo una impronta grandísima y positiva, lo tiene en buena parte de América Latina, lo tiene en África, en la década del 70 y 80 y ese legado sin duda hay mucha gente que está dispuesta a seguir defendiéndolo, es evidente, independientemente de lo que pueda creer uno.

Precisamente cuando uno habla de Fidel, uno tiene la sensación de que su legado se está dirimiendo no sólo en el terreno cubano sino que es una figura completamente internacional. Ahora, el legado nacional, según lo que tenemos hoy en las manos, según mi punto de vista, es desastroso, el país que termina entregando, después de cuarenta y tantos años de ejercer el poder político, es un país en una crisis crónica, una crisis moral y económica y me parece que su legado en ese sentido es bastante menor.

¿Qué le dirías a Raúl Castro y qué le hubieras dicho a Fidel?

A Raúl Castro: “Qué hemos hecho para merecer esto”

En cuanto a Fidel, me parece que seguir hablando de él como si estuviera vivo, como si todavía estuviera dictando las directrices del país, pensando el país, cuestionando el país, enfrentando el poder político desde una lógica,  está ya desfasado, el post castrismo no es ni remotamente lo mismo que el castrismo, hay otros actores, otros enemigos, otros riesgos, y a mi me interesa ir pensando en que este es el país que somos, en estas condiciones llegamos, qué es lo que podemos hacer para salir de esto, no solo seguir quejándonos, cuestionando algo que ya está dado. Fidel Castro nos dejó en esta situación, bueno, qué vamos a hacer nosotros para lidiar con nuestros fantasmas, nuestros riesgos. Lo que le diría a Fidel Castro ahora es que por favor nos deje en paz, que queremos, debemos, necesitamos, es urgente, arreglárnoslas sin él, que no cuente.

En tu libro dices: “Cuba es como un tren viejo que está detenido y de repente echa a andar a la velocidad con un mundo que va a otros decibelios” ¿Cómo ves el futuro de Cuba?

Ese tren de algún modo sigue detenido, marchando a muy escasa velocidad, pero lo más grave es que ese tren ahora mismo no es solo la velocidad a la que está marchando sino que ese tren tiene una locomotora que va vacía, no hay nadie que esté conduciendo y  por otra parte, el futuro de Cuba está bastante en riesgo, con un signo de interrogación muy importante porque ese tren parece quedarle grande a todo el mundo, todos los sucesores que hay parecen a lo sumo capaces de manejar algo como una moto o una bicicleta, pero no un tren.

Lo más probable es que cuando lleguen estos personajes menores con toda la avalancha de su medianía y de mediocridad de manera abierta, ese tren termine descarrilando de manera mucho más evidente.

Si miras el país, si miras quiénes se están proyectando como posibles actores políticos de la transición, cuáles son los proyectos más o menos que tienen, a mi me quedan muy escasos recursos más allá del pesimismo, aun estirando a tope mi dosis de optimismo, me parece que los hechos son evidentes, y todo rigor que uno debe tener como ciudadano cubano sería asumirlos como lo que son y no crearse falsas expectativas, ni vender humo.

Irene Ayuso Morillo

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