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Las revelaciones que hace Claudia Morales en artículo de portada de revista

Hace un recuento de lo ella llama sus “cicatrices” para la carátula de la revista Cromos.

La periodista Claudia Morales protagoniza la portada de la revista Cromos donde hace un recuento de las cicatrices que ha tenido en su vida y cómo ha logrado sanar a lo largo de los años después de la amarga experiencia de violación sufrió por parte de uno de sus jefes.

“Tengo 44 años y estoy formada a punta de cicatrices que, en lugar de hacerme sentir fea, hacen que me vea bonita frente al espejo. Yo soy, primero y antes que todo, mamá. Soy hija única por fuerza del destino. Soy esposa. Soy amiga. Soy mujer, con todas las cosas lindas y las complejidades que eso puede tener”, escribió la periodista en el sincero testimonio que entregó a esta publicación.

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Allí habló de sus inicios en el periodismo.

“Yo todo lo que hice en mi carrera lo logré sin una palanca. Necesitaban practicantes para la Unidad Investigativa de TvHoy, yo les caía. Yamid Amat buscaba un reportero judicial para CM&, yo llegaba a presentarme como cualquier ser humano. No era nadie, una niña de provincia que se quería tragar el mundo, trabajar, aprender, conocer. A mí me salió trabajo en la Embajada de Colombia en Estados Unidos, porque cubría Presidencia, y un día Andrés Pastrana me preguntó si hablaba inglés y si me le mediría a irme a Washington”.

También escribió sobre la pérdida de su hermano debido a un accidente y de su madre quien falleció de cáncer dos momentos que marcaron su vida.

“Cuando mi mamá me dice ‘Tengo cáncer’. Le pregunté cómo se sentía, qué decía el médico, qué había que hacer… Empecé a investigar sobre la enfermedad. En ningún momento perdí el control de la vida. Tampoco lo hice cuando le dijeron que tenía metástasis y que se iba a morir en un mes”.

Después de pasar por una profunda depresión decidió acudir a un especialista a quien le reveló la pesadilla de violación que vivió y siguió guardando silencio sobre la identidad del hombre que la agredió.

“Se siente culpable, aunque no lo es. Piensa en que no gritó y en el terror paralizante que transitaba por sus venas. Se imagina a esos niños que son maltratados por su mamá y, en lugar de pedir auxilio, se enroscan entre los brazos y rezan porque la golpiza termine pronto. Se reconoce indefensa, vulnerable. Lo fue durante esos minutos de pavor, y todavía lo es, porque sabe que todo, aún, puede pasar (…) En ese instante entendió que haberse atragantado con ese miedo y ese dolor no había sido sano”.

«¿Ser víctima de abuso la cambió?», le preguntó la revista.

A lo que Claudia respondió que «radicalmente sí. Y vi la expresión absoluta de ese cambio cuando fui mamá».

Claudia compartió la forma cómo enseña a su hija sobre temas de sexualidad.

“Desde chiquita le hablamos con un lenguaje muy claro. No le decimos mariposita a la vagina, ni chito al pipí. El lenguaje nunca ha sido un juego. Le reiteramos: ‘Nadie puede tocar” …Cuando llega del colegio revisamos si tiene marcas o golpes de algún tipo. Es algo que tengo presente todos los días de mi vida con ella. Quizás, si las cosas hubieran sido diferentes, no sería tan obsesiva”, confesó.

Reprochó el sistema judicial que existe en Colombia sobre casos de violación.

“Si no denunciamos al instante en que ocurren los hechos y si no vamos a Medicina Legal por la muestra de semen, no nos creen y es difícil que tomen en serio nuestro caso. Y una vez nos atrevemos a hablar, nos juzgan, nos estigmatizan. A las mujeres las culpan por usar ropa demasiado sexy. A los hombres los tildan de haberse vuelto homosexuales después de la violación”.

Y no se hizo partidaria de la campaña #MeToo.

“Tiene sus reservas frente a la campaña ‘Yo también’ (#Metoo) –que ha impulsado a cientos de mujeres a romper el silencio y revelar sus historias de abuso y acoso sexual–. Aunque aplaude a todas esas víctimas que se han atrevido a alzar la voz, considera que se ha convertido en una cacería”, concluye.

 

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