Después de sus primeros actos electorales marcados por el rechazo popular, los insultos y las protestas, el partido colombiano FARC se vio hoy obligado a suspender de manera temporal su campaña política, la primera en que esa antigua guerrilla participa.
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La decisión la anunció el partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC) en una concurrida rueda de prensa en la que se esperaba su decisión y en la que acusaron a «sectores de extrema derecha agrupados en el Centro Democrático» de organizar un «un plan coordinado» en su contra.
Tras presentar su campaña política, el candidato presidencial de la FARC, Rodrigo Londoño, conocido como «Timochenko» en su época de guerrillero, ha sido abucheado y agredido con dureza en al menos tres ciudades.
El primer caso se produjo en Armenia, capital del departamento del Quindío (centro), donde Londoño decidió salir a pasear por el centro de la ciudad y ante los sonoros abucheos tuvo que refugiarse en un centro comercial.
La situación empeoró esta semana cuando decidió hacer un acto en Cali, una ciudad que sufrió con dureza los embates de la antigua guerrilla.
Allí centenares de personas sitiaron a los militantes de la FARC, les lanzaron huevos, piedras e incluso agredieron a varios militantes, situación que se repitió en la vecina ciudad industrial de Yumbo.
La sociedad colombiana, buena parte de la cual ha aceptado el acuerdo de paz como un mal menor, no tolera que los exguerrilleros se hayan lanzado a hacer campaña antes de responder por sus crímenes ante la justicia de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), un mecanismo incluido en el acuerdo de paz y que recoge penas máximas de ocho años.
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Tampoco han ido, aunque han prometido hacerlo, a la Comisión de la Verdad ni ha comenzado a trabajar la unidad de búsqueda de personas desaparecidas.
Sin dar todos esos pasos, los colombianos se niegan a aceptar que el rostro de «Timochenko» pase del cartel de los más buscados al de candidatos que piden el voto.
Sin embargo, para la FARC todo se debe a ese complot porque, según explicó Carlos Antonio Lozada, uno de los líderes del partido, «no se corresponde con la realidad» decir que ha sido la sociedad la que les ha dado la espalda.
«Yo no diría que es el pueblo colombiano, aseverar eso no se corresponde con la realidad. Hemos visto abundantemente todo el material que circula por las redes y es claro que está la participación de líderes regionales de sectores de extrema derecha agrupados en el Centro Democrático», agregó Lozada.
En su opinión, quienes participan en esas protestas «son grupos reducidos de provocadores profesionales».
Pero la realidad es tozuda, Londoño tiene una intención de voto del 1 % según varias encuestas.
Pablo Torres Victoria, otro de los líderes de la FARC, aseguró que en el partido son «conscientes de que la política es así», puesto que «hay muchas personas» que no comparten sus propuestas, algo que considera que pasa «con otros partidos».
«La política es así, ese no es el problema. Lo que denunciamos es la violencia, las agresiones, lo que raya con el código penal», sostuvo.
Por eso, anunció que piensan poner una demanda porque dicen tener «muchísimas pruebas» contra «quienes han patrocinado estos hechos».
Tras sus denuncias, el exnegociador de paz y actual candidato a la Presidencia Humberto de la Calle aseguró que la suspensión de la campaña electoral del partido FARC por las protestas ciudadanas en su contra afecta a la democracia.
«Claro que afecta a la democracia. La democracia es controversia, eso me parece muy bien, la indignación también, pero no el atropello que es lo que estamos viendo. Es un camino extraordinariamente riesgoso, no podemos seguir por ahí, hay que garantizar el respeto para todos», dijo De la Calle.
El Alto Comisionado para Paz, Rodrigo Rivera, dijo que con esas protestas el país está «jugando con candela», puesto que «los señalamientos pueden ser la antesala a la violencia».
Más contundente fue uno de los favoritos a ganar las elecciones, el exvicepresidente Germán Vargas Lleras, que se preguntó en una entrevista «¿qué más podían esperar? que después de 40 años de secuestros y asesinatos los reciban con abrazos».
En la misma línea se pronunció el expresidente Álvaro Uribe, quien dijo que sucede porque «responsables de delitos atroces» tienen «elegibilidad política» sin que antes hayan cumplido «una condena razonable, pidan perdón y reparen las víctimas».
En una entrevista con Efe, el candidato del Centro Democrático Iván Duque también dijo que la FARC debe aprender de la «sanción moral» de los colombianos.
Así las cosas, la polémica está servida y promete prolongarse el resto de la campaña.