Una semana de ensueño vivía la ciudadana estadounidense Becky Stein. Radicada en Nueva York, esta joven, preparaba los últimos detalles de su multimillonaria boda con el belga Kevin Wendum que se iba a celebrar en Cartagena, a donde iban a llegar cientos de invitados extranjeros que iban a acompañar a la joven pareja a dar el sí.
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Sin embargo un impensado mensaje llegó al celular de Becky Stein. Una persona que se identificó como miembro de la guerrilla del Eln le aseguró que su boda no estaba segura y que si quería que se garantizara que todo iba a salir bien, tenía que consignar 300.000 dólares (900 millones de pesos), por lo que la mujer acudió a las autoridades.
Un segundo contacto llegó. En la llamada, un hombre que se identificaba como «Camilo», comandante de un frente urbano de la guerrilla del Eln en Colombia, que le reiteraba que no estaban jugando y que su suntuosa boda, en la ciudad amurallada, que se iba a celebrar el próximo sábado, estaba en peligro de no realizarse.
La mujer, que se habría comunicado con el general Nieto de la Policía y un alto mando del Gaula, recibió una respuesta, por parte de las autoridades, que no esperaba. En vez de garantizarle seguridad, los uniformados le pedían que sí se abstuviera de celebrar su boda y su fiesta en Colombia, por lo que la mujer envió una carta a sus invitados diciendo que les pedía disculpas por cambiar los planes, pero que la boda se realizaría en Nueva York y no en Cartagena a donde varios ya tenían destinado su viaje.
Sin embargo, pese la inentendible respuesta de las autoridades, las investigaciones iniciaron sobre quién sería el responsable de las amenazas a la pareja con raíces colombianas que quería venir a celebrar aquí su matrimonio. Para esto, autoridades de nuestro país se unieron con agentes en Estados Unidos y con la empresa de mensajería instantanea WhatsApp para identificar de dónde provenían los mensajes.
Lo que encontraron fue que las llamadas se realizaron desde Estados Unidos, no desde Colombia, y que además, no existía ningún líder guerrillero identificado como Camilo en las bases de datos de las autoridades colombianas, por lo que las amenazas vendrían de otro lado y de personas que muy seguramente conocen a la pareja.
Las investigaciones continúan, pero la triste noticia es que la boda ya no será en el caribe colombiano.
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